Los becarios le infunden una energía extraordinaria a cualquier empresa, además de aportar ideas nuevas y conocimientos actualizados. Contratarlos es una oportunidad para descubrir nuevo talento y formar a tus propios empleados, mientras aprovechas las bonificaciones que te ayudarán a reducir costos. El proceso de contratación es bastante sencillo, pero debes tener claros los requisitos para contratar a un becario y las condiciones que demanda un contrato de formación.
El contrato de becario, como también se le llama al contrato para la formación y el aprendizaje, tiene el objetivo de favorecer la inserción de los jóvenes en el mercado laboral. La persona que contrates alternará su actividad laboral con la formación, ya sea en el marco del sistema educativo o de la formación profesional para el empleo.
Este tipo de contrato es muy ventajoso para las pymes y autónomos ya que las cuotas empresariales a la Seguridad Social se reducen al 100 por ciento. Tendrás acceso además a la financiación para la formación en forma de bonificaciones en las cuotas empresariales en un 25 por ciento el primer año y un 15 por ciento durante el segundo y tercer año.
Existe una bonificación adicional para cubrir los costos de la tutoría en la empresa, cuya cuantía aumenta en el caso de las pymes con menos de 5 trabajadores. Si al final decides contratar a esa persona por tiempo indefinido, tendrás derecho a una reducción de la cuota a la Seguridad Social de 1.500 euros al año para los hombres y 1.800 euros para las mujeres.
El empleado debe tener entre 16 y 25 años de edad, aunque mientras la tasa de desempleo no baje del 15 por ciento, también aplican los menores de 30 años. En el caso de las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social, no existe límite de edad.
El trabajador no puede calificar para un contrato de prácticas, lo cual significa que no puede tener una cualificación profesional reconocida por el sistema educativo o de formación profesional para el empleo.
No puede haber desempeñado ese puesto durante los últimos doce meses en tu empresa, pero puede calificar para un puesto que implique una actividad diferente.
La actividad laboral del trabajador en la empresa tiene que estar relacionada con su actividad formativa.
El contrato de formación no puede extenderse más allá de tres años. Su duración mínima es de seis meses, con la posibilidad de prorrogarlo en dos ocasiones más.
El primer año la jornada laboral será del 75 por ciento, dedicando un 25 por ciento a la actividad formativa. En el segundo y tercer año, la actividad formativa disminuye al 15 por ciento y la actividad laboral puede aumentar hasta el 85 por ciento.
El salario del trabajador con este contrato debe ser proporcional al tiempo trabajado, pero nunca debe estar por debajo de la parte proporcional al salario mínimo.
Si se cumplen estos requisitos y condiciones, puedes rellenar el modelo de contrato de formación y aprendizaje, pero no olvides que primero la administración debe autorizar la actividad formativa, un trámite que puedes solicitar online.