Consentimiento legal de cookies

Utilizamos cookies, propias y de terceros, para mantener sus preferencias y analizar sus hábitos de navegación en nuestra página web, con la finalidad de garantizar la calidad, seguridad y mejora de los servicios ofrecidos a través de la misma. Las cookies pueden ser aceptadas, rechazadas, bloqueadas y borradas, según desee. Ello podrá hacerlo mediante las opciones disponibles en la presente ventana o a través de la configuración de su navegador, según el caso. Más información en el apartado Política de Cookies de nuestra página web o configuralas o recházalas pulsando en nuestro gestor de configuración

Las cookies técnicas sirven para garantizar el correcto funcionamiento del portal web, así como para proporcionar comodidad y fluidez a la navegación del usuario.

Las cookies analíticas o de medición ayudan a los propietarios de páginas web a comprender como interactúan los visitantes con las páginas web reuniendo y proporcionando información de forma anónima.

Cookies para integrar funcionalidades de redes sociales en el sitio Web y compartir contenidos del sitio Web en dichas redes sociales.

Guardar preferencias Aceptar todas las cookies

Blog Con Aval Sí

Contabilidad: Información financiera y contabilidad para pymes y autónomos

Página 1
Modelo 303 de autoliquidación de IVA

El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) es un tributo de carácter indirecto que recae sobre los consumidores. Sin embargo, como se paga al adquirir un producto o servicio, los empresarios se convierten en sujetos pasivos, por lo que deben aplicarlo en sus facturas para, posteriormente, ingresarlo a Hacienda a través del modelo 303.

¿Qué es el modelo 303 y quién está obligado a compilarlo?

El modelo 303 es un formulario mediante el cual se declara a la Agencia Tributaria el IVA acumulado en las facturas. Por ese motivo, también se le conoce como “el modelo del IVA”. Incluye el cálculo del IVA soportado - el que aplicas en tus facturas a los clientes-, y el IVA repercutido - el que pagas para cubrir los gastos de tu actividad.

Todos los autónomos que desarrollen una actividad sujeta a IVA están obligados a presentar el modelo 303, independientemente del resultado de la declaración y aunque no hayan tenido actividad durante un trimestre.

También tendrás que rellenarlo si alquilas un local o piso que se utilice como oficina o lugar de trabajo. Solo están exentos los autónomos en régimen simplificado y de recargo de equivalencia, así como los agricultores, ganaderos y pescadores.

Los plazos de presentación del modelo 303

El modelo 303 de la AEAT se utiliza para declarar el IVA trimestral, por lo que tendrás que compilarlo cuatro veces a lo largo del año:

  • Primer trimestre: del 1 al 20 de abril se presentan las facturas de enero a marzo.
  • Segundo trimestre: del 1 al 20 de julio se recogen las facturas de abril a junio.
  • Tercer trimestre: del 1 al 20 de octubre se computan las facturas de julio a septiembre.
  • Cuarto trimestre: del 1 al 20 de enero se suman las facturas de octubre a diciembre.

    Cabe aclarar que los autónomos inscritos en el REDEME, un régimen especial de devolución mensual del IVA, tienen que presentar el modelo 303 cada mes.

Hacerlo fuera de plazo supone una sanción o recargo. Si te das cuenta del olvido y lo presentas antes de que llegue la multa de Hacienda, el recargo por presentar el modelo 303 más tarde es del 1 % fijo más otro 1 % adicional por cada mes completo de retraso. Si han pasado más de 12 meses desde el final del plazo, el recargo aumentará al 15 %.

En cambio, si es Hacienda quien se da cuenta del error, tendrás que ingresar lo que has dejado de pagar más un recargo que oscila entre el 50 y 150 % del importe dependiendo de si este supera o no los 3 000 euros.

No obstante, tienes la posibilidad de pedir una prórroga a Hacienda. Como autónomo, puedes aplazar el IVA 12 meses si tu deuda no supera los 30 000 euros, sin tener que justificar las cuotas repercutidas impagadas.

¿Cómo presentar el modelo 303 en la Agencia Tributaria?

Puedes presentar el modelo de IVA trimestral de forma presencial en la Agencia Tributaria o a través de su web, en cuyo caso solo necesitarás el certificado digital o la clave PIN para identificarte.

A la hora de rellenar el modelo 303, tendrás que señalar tus datos identificativos, el periodo correspondiente al trimestre (1T, 2T, 3T o 4T) y el devengo del año de presentación.

Considera que debes separar el IVA según el tipo impositivo y los ingresos por procedencia geográfica. También deberás desglosar los gastos en función de su procedencia, según sean nacionales, europeos o no europeos, y teniendo en cuenta su tipo, si se trata de empresa, mixto o particular.

No olvides señalar tu régimen (general o simplificado) y si no has tenido ninguna actividad en el periodo. Si no tienes que pagar IVA debido a la inversión del sujeto pasivo, marca la casilla 61 para indicar que tienes derecho a la deducción. Por último, introduce el número de cuenta bancaria en el que quieres que Hacienda haga el cobro del IVA o te devuelva el importe correspondiente.

Categoría: Contabilidad
modelo 202

Todas las empresas que operan en España tienen que cumplir una serie de obligaciones fiscales. El Impuesto sobre Sociedades es una de las principales tasas destinada a gravar la obtención de renta por parte de las sociedades y otras entidades jurídicas, como las asociaciones y fundaciones que tengan un objeto mercantil.

Dicho impuesto se estructura en torno al resultado contable de la organización, por lo que demanda llevar una contabilidad mercantil. De hecho, las empresas obligadas a tributar por el Impuesto sobre Sociedades deben cumplir una serie de formalidades en su declaración, entre ellas la presentación del modelo 202.

Modelo 202: ¿qué es y para qué sirve?

El modelo 202 sirve para hacer pagos a cuenta del Impuesto sobre Sociedades. Permite realizar una declaración y autoliquidación periódica del mismo, por lo que supone un adelanto del Impuesto de Sociedades, que luego se formaliza en el cómputo anual y se presenta al año siguiente mediante el Modelo 200.

Por consiguiente, la función principal del modelo 202 es realizar pequeños anticipos a la Agencia Tributaria. Luego, ese importe se descuenta de la cantidad a pagar resultante del Impuesto sobre Sociedades anual. De cierta forma, es el equivalente al modelo 130 que presentan los autónomos, mediante el cual estos van adelantando de manera trimestral el IRPF.

En ciertos casos, el modelo 202 también sirve para declarar el Impuesto de la Renta de No Residentes, aquellas personas físicas o jurídicas que, aunque no residan en España, tienen establecimientos desde los que operan de forma habitual y continuada en el país.

¿Quiénes están obligados a presentar el modelo 202?

Todos los sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades cuya cifra de negocios supere los 6 millones de euros, independiente de los beneficios obtenidos, están obligados a presentar el modelo 202.

También deben presentarlo todos los sujetos que hayan obtenido un resultado positivo en el año impositivo anterior, aunque no hayan alcanzado esa cifra de negocio.

Además, las empresas que superen los 10 millones de euros netos están obligadas a presentar el anexo de comunicación de datos adicionales que se encuentra en el modelo 202.

¿Cuándo se presenta el modelo 202 en la AEAT?

El modelo 202 se debe presentar en tres momentos a lo largo del año:

  • El primer pago se tiene que presentar del 1 al 20 de abril
  • El segundo pago se debe presentar del 1 al 20 de octubre
  • El tercer pago se presenta del 1 al 20 de diciembre

Cabe aclarar que, si el último día de presentación es sábado o inhábil, la fecha de vencimiento se posterga al siguiente día hábil. Recuerda que presentar el modelo 202 fuera de plazo puede conllevar una sanción, la cual varía en función del resultado de la declaración y de si la presentaste antes o después de haber recibido un requerimiento de la Agencia Tributaria.

La cuantía de la multa también depende de cuánto tardes en enmendar el error. Si no hay requerimiento de Hacienda y el resultado es a ingresar, el recargo será del 1 % más otro 1 % adicional por cada mes completo de retraso.

Si la declaración es negativa o queda a cero, se aplica una sanción fija de 100 euros, aunque no hayas recibido ningún requerimiento. No obstante, esa cuantía se duplica si la Agencia Tributaria solicita la presentación del modelo 202.

En el caso de las declaraciones positivas que hayan sido requeridas, la sanción oscila entre el 50 y el 150 % del resultado de la liquidación. Sin embargo, puedes reducir entre un 25 y 40 % los recargos o sanciones, realizando el ingreso en los plazos indicados en la notificación.

¿Cómo presentar el modelo 202 del Impuesto de Sociedades?

La presentación del modelo 202 se realiza, únicamente, por vía telemática, lo cual significa que no puedes descargar el formulario, rellenarlo y presentarlo físicamente en una oficina de la Agencia Tributaria.

Para presentar el modelo 202, tendrás que identificarte en el portal de Hacienda, ya sea usando el DNI electrónico, un certificado digital o con Cl@ve PIN. Tienes la opción de importar un fichero generado con el formulario o usando tu propio programa. También puedes recuperar una declaración guardada en los servidores de la Agencia Tributaria, anterior al ejercicio y periodo actual, introduciendo solo tus datos identificativos y el devengo de dicha declaración.

Cuando hayas terminado de rellenar el modelo 202, debes validar la declaración para comprobar que no tenga errores o avisos. Si el resultado es a ingresar y no lo domicilias, tendrás que obtener el NRC (el Número de Referencia Completo sirve como justificante del pago y se genera automáticamente al conectarte con la pasarela de pago). Luego puedes presentar la autoliquidación.

Por último, tendrás que “Firmar y enviar” para presentar la declaración. Si todo es correcto, verás el mensaje “su presentación ha sido realizada con éxito” y un PDF con la información de la presentación y la copia completa del modelo 202.

¿Cómo rellenar el modelo 202?

Rellenar el modelo 202 es un proceso bastante complejo, por lo que generalmente esta tarea se deja en manos del equipo contable. Así podrás evitar errores que puedan dar lugar a sanciones. No obstante, es importante que conozcas los diferentes apartados del modelo 202 del Impuesto de Sociedades:

  1. Datos identificativos
  2. La primera parte del modelo 202, como la mayoría de la documentación que se debe presentar en la Agencia Tributaria, contiene los datos identificativos. Por tanto, incluye los campos para introducir el NIF y nombre y apellidos o razón social, en caso de una persona jurídica.

  3. Devengo
  4. El segundo apartado del modelo 202 corresponde al “Devengo”, de manera que sirve para indicar el momento en que se realiza el hecho imponible y, por ende, surge la obligación tributaria. Se solicitan los siguientes datos:

    -        Ejercicio. El año al que se refiere la declaración, señalado con sus cuatro cifras.

    -        Periodo. Indica el trimestre al que corresponde la declaración, según se haga en abril (1P), octubre (2P) o diciembre (3P).

    -        Fecha de inicio del año impositivo. Indica el comienzo del año al que se refiere la declaración.

    -        C.N.A.E. actividad principal. Se refiere al código de la actividad en cuestión, según la Clasificación Nacional de Actividades Económicas.

  5. Datos adicionales
  6. En esta parte del modelo 202 se recogen algunos datos del negocio para precisar los tipos impositivos a los que está sujeto. Por ejemplo, se debe señalar si se trata de una entidad a la que se le aplican incentivos por ser una empresa de dimensiones reducidas, si está sujeta al régimen de las entidades navieras en función del tonelaje, si se trata de una sociedad anónima cotizada de inversión en el mercado inmobiliario, si se le aplica el régimen fiscal de entidades sin fines lucrativos y con incentivos fiscales al mecenazgo o si se trata de una cooperativa fiscalmente protegida u otra entidad a la que se le pueden aplicar dos tipos impositivos que especifica el modelo 202.

    En esta sección del modelo 202 también hay una casilla para indicar expresamente el tipo o tipos impositivos aplicables en la declaración del IS, que suele ser el 25 %. También hay que indicar si la empresa ha generado más de 6 millones de euros durante los 12 meses del periodo impositivo y si, durante el año anterior a la fecha de inicio del periodo impositivo, superó los 10 millones de euros, hay que especificar el importe neto de la cifra de negocios.

  7. Liquidación del Modelo 202
  8. Es el apartado más complejo del modelo 202 de la AEAT, ya que se refiere a los cálculos, que se pueden realizar siguiendo la modalidad del artículo 40.2 o según la modalidad del 40.3 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades. De hecho, recuerda que si eliges la modalidad del artículo 40.3, tendrás que solicitarlo presentando una declaración censal en el mes de febrero del año en que se vaya a aplicar esta modalidad.

La Agencia Tributaria explica detalladamente cómo rellenar el modelo 202, pero en este apartado básicamente tendrás que introducir los datos de las correcciones contables, el importe de las disminuciones por la revisión de los ajustes, la base imponible previa, el remanente de la reserva de capitalización no aplicada por insuficiencia de base, así como la de nivelación y la compensación de bases imponibles negativas.

La mayoría de las empresas también tendrán que reflejar el resultado previo para entidades con porcentaje único, dotaciones, compensación de cuotas negativas, bonificaciones, retenciones e ingresos a cuenta practicados. Además, deben indicar el volumen de operaciones en territorio común, los pagos fraccionados de periodos anteriores en dicho territorio y el resultado de la declaración anterior.

Recuerda que, si tu cifra de negocios supera los 10 millones de euros netos, estarás obligado a presentar el anexo de comunicación de datos adicionales a la declaración. En ese caso, tendrás que facilitar más información sobre el importe mínimo a ingresar de operaciones de quita o espera, rentas de reversión de deterioros integradas en la base imponible, los importes no computables o si aplicas el régimen fiscal de la ZEC, entre otros.

Por último, en la sección de “Ingreso” tendrás que indicar el resultado final de la liquidación y la forma de pago. Si eliges la domiciliación, hay un espacio para indicar el número de cuenta. Como habrás notado, es un modelo complejo y muy detallado, por lo que para su presentación es fundamental que la Contabilidad de tu empresa esté al día. Para evitar errores de tiempo y forma, lo ideal es que se encargue tu asesor fiscal.

Categoría: Contabilidad
Tipos de beneficios fiscales para el autónomo

Emprender una actividad por cuenta propia tiene muchos beneficios: más autonomía, flexibilidad para organizar la jornada y una mejor conciliación de la vida familiar. No es casual que el 57 % de los autónomos reconozca sentirse muy satisfecho con su trabajo y el 56,7% lleve más de cinco años con su actividad, según reveló una encuesta.

Obviamente, no todo es perfecto. El peso que suponen los pagos a la Seguridad Social es insostenible para el 51,6 % de los autónomos y se convierte en una de las principales preocupaciones para quienes siguen trabajando. El 71,1 % también reconoce que no se siente protegido por la Seguridad Social o las Mutuas y el 96 % piensa que su pensión al jubilarse será demasiado pequeña.

A pesar de ello, el 14,4 % de los autónomos ha recibido ayudas para poner en marcha su negocio. De hecho, si estás pensando en emprender por cuenta propia, es importante que conozcas los diferentes tipos de beneficios fiscales que puedes aprovechar para que esos primeros años no se te hagan demasiado cuesta arriba y puedas hacer crecer tu negocio.

¿Qué son los beneficios fiscales?

Los beneficios fiscales son todas aquellas ventajas desde el punto de vista tributario que se aplican a las empresas, pymes, autónomos y particulares, con el objetivo de reducir la carga impositiva a la que están sometidos.

Las ventajas fiscales están reguladas por ley y, normalmente, se otorgan cuando las personas físicas o jurídicas realizan ciertas prácticas positivas, ya sea a nivel social, laboral o medioambiental. También se aplican como parte de programas para incentivar la creación de empleo, por ejemplo, o cuando se desean premiar algunas prácticas de mercado.

¿Cuáles son los tipos de beneficios fiscales para el autónomo?

Existen diferentes tipos de beneficios fiscales, dependiendo de su procedencia y actividad. Si eres autónomo, estas son las principales ventajas fiscales que puedes aprovechar:

Deducciones

Implican una reducción de la base imponible de un impuesto, de manera que disminuyen los ingresos que quedan sujetos a gravamen, siempre y cuando el autónomo cumpla ciertos requisitos.

En el caso del IRPF, los autónomos tienen derecho a una serie de deducciones. Por ejemplo, puedes deducir todos los consumos de explotación relacionados con tu actividad profesional, los salarios de los trabajadores, las cuotas a la Seguridad Social, los arrendamientos y cánones y las primas de los seguros. También podrás deducir los costes de los servicios bancarios, incluidos los gastos financieros que representan los préstamos y créditos.

Particularmente interesantes son las deducciones por los servicios de los profesionales independientes a los que recurras. Las facturas que emitas a personas sometidas a la obligación de retener, como otros profesionales o personas jurídicas, implican una retención del 15 %. Sin embargo, la Agencia Tributaria recorta esa retención al 7 % cuando inicies tu actividad profesional. Dicha reducción se aplicará durante el periodo impositivo en que comiences a trabajar como autónomo y durante los dos siguientes, siempre que no hayas ejercido ninguna actividad profesional durante el año anterior.

Exenciones

Las exenciones tributarias eximen al autónomo de soportar la carga fiscal que le correspondería. En algunos casos existe una obligación tributaria, pero esta se condona o reembolsa, como ocurre con la doble imposición internacional. En otros casos, aunque existe el hecho imponible, no se genera una obligación tributaria, como ocurre con las prestaciones públicas por nacimiento, parto o adopción de la Seguridad Social, las Comunidades Autónomas o las entidades locales. 

Algunas actividades profesionales también quedan exentas de IVA, como las clases particulares sobre materias que formen parte del currículo del sistema educativo o las colaboraciones periodísticas. También estarías exento de esta tasa si brindas servicios de asistencia sanitaria o enfocados en la ayuda social. Algunas actividades artísticas y ciertos servicios inmobiliarios quedan exentos de IVA.

Bonificaciones

Estos beneficios fiscales implican una reducción en el importe de la base para calcular el impuesto o una deducción en el importe a ingresar por parte del autónomo.

La tarifa plana en la cuota de la Seguridad Social para los nuevos autónomos es una de las bonificaciones más conocidas, aunque existen otras, como los tipos reducidos de IVA y en la retención en el IRPF durante los primeros años de inicio de la actividad. También se aplican bonificaciones para los autónomos colaboradores, en cuyo caso se bonifica el 100 % de la cuota durante un año para el cuidado de menores de doce años o personas dependientes, y existen bonificaciones para la formación.

Aplazamiento de impuestos

Hacienda considera que el aplazamiento del pago o la posibilidad de fraccionar las deudas tributarias es otro tipo de beneficio fiscal, ya que produce una merma de sus ingresos, aunque no implica una reducción de la cantidad a pagar; de hecho, conlleva unos intereses de demora.

Esta ventaja fiscal es conveniente si enfrentas un periodo de falta de liquidez o se te acumulan los pagos y no puedes hacer frente a tus obligaciones tributarias. Si la deuda es inferior a 30.000 euros, puedes solicitar un aplazamiento del pago del IRPF e IVA, con un plazo límite de 12 meses, sin necesidad de justificar las cuotas repercutidas impagadas. Hacienda suele aprobar la mayor parte de estas solicitudes casi automáticamente y con bastante rapidez.

En caso de que la deuda supere los 30.000 euros, la Agencia Tributaria te pedirá un aval, garantía hipotecaria o seguro de caución. Tendrás que justificar el impago de las cuotas repercutidas aportando las facturas de los clientes que reflejen la cuantía e indiquen la fecha de vencimiento. No obstante, recuerda que debes ingresar la parte de la deuda correspondiente a las cuotas repercutidas que has cobrado.

Subvenciones

Además de los beneficios fiscales que se aplican a la actividad por cuenta propia, también existe un programaa nivel nacional dirigido a las personas desempleadas, el cual es gestionado por las Comunidades Autónomas. En práctica, las personas desempleadas que estén inscritas como demandantes de empleo pueden acceder a una subvención para emprender por cuenta propia con una cuantía de referencia de hasta 7.500 euros, según las dificultades para el acceso al empleo.

En este caso, existen diferentes tipos de subvenciones y bonificaciones. Por ejemplo, podrías recibir una ayuda directa destinada a financiar las inversiones para crear y poner en marcha tu negocio, con un límite del 50 % del coste de adquisición y una cuantía máxima de 9 000 euros. También podrías optar por una ayuda financiera sobre el préstamo para financiar dichas inversiones, la cual consiste en una reducción de hasta 4 puntos del interés que aplique la entidad que te conceda el préstamo, con un tope de 9 000 euros.

Además, este programa prevé una ayuda destinada a la asistencia técnica que necesites para poner en marcha tu empresa. La cuantía es de hasta el 75 % del coste de los servicios prestados, con un máximo de 2 000 euros, que puedes dedicar lo mismo a servicios externos que a la realización de estudios de viabilidad o comercialización. Y si necesitas formarte con cursos de dirección y gestión empresarial o nuevas tecnologías de la información y comunicación, también se cubrirá hasta el 75 % del coste de los mismos hasta 2 400 euros.

En resumen, aunque emprender no es fácil, conocer las diferentes ayudas y beneficios fiscales a los que tienes derecho como autónomo te allanará el camino para que puedas consolidar tu negocio y hacerlo crecer cada año.

Categoría: Contabilidad
ejemplo de modelo 206

Tener residencia fiscal en España o en el extranjero implica obligaciones tributarias diferentes. Sin embargo, las personas que no residen en España, pero tienen actividades económicas en el territorio español, no están exentas de ciertas obligaciones fiscales, de manera que la Agencia Tributaria no dudará en llamar a su puerta para que declaren las rentas que han obtenido en el territorio nacional.

Durante los últimos años, el Gobierno ha ido aprobando una serie de leyes para regular el Impuesto sobre la Renta de no Residentes (IRNR) con el objetivo de mejorar el control y garantizarles la máxima seguridad jurídica, transparencia y proporcionalidad, en consonancia con los acuerdos tomados en la Unión Europea y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El modelo 206 es uno de los documentos más importantes que debes conocer si no resides en España, pero tienes un negocio en el país.

¿Qué es el modelo 206?

El modelo 206 es un documento de la Agencia Tributaria (AEAT) que se utiliza para declarar y pagar impuestos en España. Específicamente, se trata de un documento de ingreso o devolución del Impuesto sobre la Renta de no Residentes.

Puede equipararse con el modelo 200, que se usa para la declaración o liquidación del Impuesto sobre Sociedades, pero a diferencia de este, es exclusivo para los no residentes que tengan rentas en España. De hecho, la Administración aclara que “el modelo de declaración es el mismo que para los contribuyentes del Impuesto sobre Sociedades, pero utilizando el modelo 206”.

Modelo 206: ¿para qué sirve?

El IRNR se rige por el principio de territorialidad, el cual reconoce que un Estado tiene derecho a gravar las rentas que se obtienen en su territorio, independientemente del país de residencia fiscal de su perceptor. Por tanto, este impuesto se asegura de que una parte de la riqueza generada se quede en el territorio. 

El Modelo 206 se utiliza, fundamentalmente, para declarar la situación de las rentas y retenciones fiscales de entidades, sociedades y personas físicas, con el fin de identificarlas como contribuyentes en España, aunque tengan su residencia fiscal en otro país.

¿Quién debe presentar el modelo 206?

En general, todos los contribuyentes no residentes en España que obtengan rentas mediante establecimientos ubicados permanentemente en el país, así como aquellas entidades en régimen de atribución de rentas constituidas en el extranjero que tengan presencia en territorio español deben presentar el modelo 206. Eso significa que se aplica tanto a las personas físicas como jurídicas.

Cabe aclarar que un establecimiento permanente es aquel que tiene una personalidad jurídica, por lo que este concepto se aplica tanto a sedes de dirección, sucursales, oficinas, fábricas, talleres, almacenes y tiendas como a cualquier otro establecimiento donde se realice una actividad que genere beneficios económicos. También aplica a las explotaciones agrícolas o ganaderas, las minas y canteras, así como a las obras de construcción, instalación o montaje que duren más de seis meses.

¿Cuándo se presenta el modelo 206?

El modelo 206 se presenta seis meses después de cerrar el periodo impositivo, durante los 25 días naturales siguientes. El período impositivo debe coincidir con el ejercicio económico declarado y no puede superar los 12 meses. A menos que declares un periodo impositivo diferente cuando presentes la primera declaración de este impuesto, la Agencia Tributaria aplicará el año natural.

No obstante, la ley indica que la conclusión anticipada del período impositivo acorta el plazo de presentación del modelo 206 en la AEAT a 20 días naturales en los meses de abril, julio, octubre y enero, según el trimestre en que se produzca alguna de las siguientes circunstancias:

  • Cesa la actividad del establecimiento.
  • Desafectación de la inversión realizada en el establecimiento.
  • Transmisión del establecimiento a otra persona o entidad.
  • Traslado de residencia de la casa central.
  • Fallecimiento del titular del establecimiento.

Por último, cabe aclarar que la presentación de este modelo se realiza por vía telemática con tu respectivo número de identificación fiscal (NIF) y que el impuesto se devenga el último día del período impositivo.

Categoría: Contabilidad
modelo 220

Las empresas que operan en España deben cumplir una serie de obligaciones con la Agencia Tributaria, entre las que se encuentra el pago del Impuesto sobre Sociedades. Para estar al día con este tributo no solo debes tener en orden las cuentas de tu empresa, sino que también necesitas conocer los procedimientos a seguir, respetar los plazos y presentar los modelos adecuados.

¿Cuál es el modelo 220 de la AEAT?

El modelo 220 se utiliza para presentar la declaración-liquidación del Impuesto sobre Sociedades de las empresas que se han acogido al régimen de tributación de los grupos de sociedades. Es importante que no lo confundas con los modelos 200 y 202, que también se utilizan para liquidar el Impuesto de Sociedades.

El modelo 200 tiene carácter general y se usa para presentar el Impuesto de Sociedades. Todas las empresas, personas jurídicas y entidades no jurídicas como fondos de inversión o capital de riesgo, deben presentarlo anualmente, aunque no hayan tenido actividad o rentas durante el ejercicio.

En cambio, el modelo 202 solo se usa cuando la empresa fracciona el pago del Impuesto sobre Sociedades. Este modelo se presenta tres veces al año, aunque no todas las empresas pueden acogerse al pago fraccionado, ya que deben cumplir ciertos requisitos relacionados con el importe neto de su cifra de negocio.

¿Quién está obligado a presentar el modelo 220 y para qué sirve?

Los grupos de sociedades que tributen en el régimen de consolidación fiscal están obligados a presentar el modelo 220. También es obligatorio para “los grupos de sociedades cooperativas a que hace referencia el Real Decreto 1345/1992”, como señala la propia Agencia Tributaria.

La consolidación fiscal, de carácter opcional, es un Régimen Especial en el Impuesto sobre Sociedades. Permite que diferentes entidades mercantiles sean consideradas como un único sujeto pasivo de cara a sus obligaciones tributarias. Por tanto, solo las empresas que ostenten el control de otra o varias sociedades, ya sea de forma directa o indirecta, deben presentar el modelo 220.

En sentido general, se hace referencia a un grupo de entidades cuando existe una sociedad dominante que posee la mayor parte de los derechos al voto y tiene capacidad para nombrar o destituir a los miembros del órgano de administración de las otras empresas.

El objetivo de este régimen y, por consiguiente, del modelo 220 de la AEAT es que varias empresas tributen de manera conjunta como una sola sociedad para que puedan compensar las pérdidas entre las distintas entidades y reduzcan el coste financiero de las retenciones en cualquier pago de intereses o cánones. No obstante, los requisitos para aplicar las deducciones y bonificaciones también se aplican a todo el grupo.

¿Cuándo hay que presentar el modelo 220?

El plazo de presentación del modelo 220 se extiende durante los 25 días naturales posteriores a los 6 meses después de terminar el periodo impositivo de la empresa representante del grupo. Por ejemplo, si el ejercicio económico de la entidad dominante coincide con el año natural, tendrá que presentar el modelo 220 entre los días 1 y 25 de julio del año siguiente. No obstante, si el resultado del modelo 220 es a ingresar y la sociedad opta por la domiciliación bancaria, el plazo de presentación se acorta, finalizando 5 días antes del general.

¿Cómo se presenta el modelo 220?

El modelo 220 solo se puede presentar telemáticamente a través de Internet, utilizando el sistema de identificación y autentificación basado en el certificado electrónico reconocido por la AEAT. En la propia Agencia Tributaria podrás encontrar las instrucciones del modelo 220 para cumplimentarlo de manera adecuada.

Tanto los obligados tributarios como sus representantes legales o los representantes voluntarios, con poderes o facultades para presentar electrónicamente la información contable de la empresa, pueden realizar la presentación telemática del modelo 220 en la AEAT.

Cabe aclarar que, si el resultado del modelo es a ingresar y no eliges la domiciliación bancaria, tendrás que realizar el ingreso en una sucursal de una entidad colaboradora y usar el Número de Referencia Completo (NRC) que aparece en el justificante de pago para presentar el modelo 220. En cambio, si el resultado es negativo o te decantas por la domiciliación bancaria, podrás acceder directamente al trámite en la Sede Electrónica de la Agencia Tributaria.

Categoría: Contabilidad
Blance de situación en las pymes

Si quieres que tu negocio prospere, necesitas aplicar correcciones a tiempo, antes de que sea demasiado tarde, llevando la contabilidad de la empresa de la forma correcta. El instrumento contable ideal para analizar el estado de tu pyme, conocer su situación actual y su evolución a lo largo del tiempo es el balance de situación, el cual se debe realizar desde el primer año de la empresa, pues también te ayudará a sentar unas bases económicas sólidas que impulsen el crecimiento del negocio.

¿Qué es el balance de situación? 

El balance de situación es una “instantánea” de la empresa en un momento específico. Se realiza en base a la contabilidad de la empresa, analizando tanto los activos como las deudas y obligaciones, así como el patrimonio neto de la sociedad.

Dado que se trata de una imagen fiel de la situación económica de la empresa, es recomendable realizarlo en diferentes momentos a lo largo del año, sobre todo si tu pyme tiene una gran facturación. Por tanto, se puede hacer referencia a diferentes tipos de balances, según el momento en que se realicen:

  • Balance de situación inicial. Se trata de un balance general que se realiza al inicio del ejercicio para establecer un punto de partida de comparación. En este caso, los saldos se presentan agrupados para facilitar la comparación de los datos.
  • Balance de comprobación. Es un balance intermedio, entre el inicio y fin del ejercicio, para valorar el estado de las cuentas y comprobar el correcto funcionamiento de las operaciones mercantiles, evitando sorpresas al final del ejercicio.
  • Balance de cierre de ejercicio. Este balance de situación se realiza al terminar el año con el objetivo de comprobar el funcionamiento de la empresa a lo largo de ese periodo.

¿Quién debe presentar el balance de situación?

Todas las sociedades mercantiles deben presentar un balance de situación. Las pymes y autónomos pueden presentar un balance abreviado, según indica el artículo 257 de la Ley de Sociedades de Capital, siempre que cumplan dos de estas condiciones durante dos ejercicios seguidos:

  • El total del activo no debe superar los cuatro millones de euros.
  • El importe neto de la cifra anual de negocios no debe ser superior a ocho millones de euros.
  • No tener más de 50 empleados durante el ejercicio.

¿Para qué sirve exactamente el balance de situación?

El balance de situación es una especie de radiografía económica de la empresa, por lo que brinda una imagen real de su estado financiero en un periodo de tiempo determinado. Gracias a esta práctica contable, se puede conocer la capacidad actual del capital y determinar la solvencia del negocio. El balance de situación también permite identificar la naturaleza y valor de los activos, así como el alcance de las obligaciones que ha contraído la empresa.

Este documento muestra si la empresa dispone de excedentes o, al contrario, afronta una falta de fondos e inventario. También revela el grado de morosidad que puede soportar sin exponer al negocio, tanto en términos de deudas contraídas como recibidas.

El balance de situación refleja la liquidez de la que dispone la empresa a corto plazo y la calidad de los pasivos, por lo que permite que la Dirección pueda planificar inteligentemente las inversiones de cara al futuro. Así, los emprendedores podrán evitar que el negocio tenga demasiados pasivos a corto plazo y poca liquidez de los activos, de manera que no caigan en una situación de impago que les genere problemas legales y de reputación ante sus acreedores, proveedores o bancos.

Además, como el balance de situación es un documento público, también permite a los proveedores potenciales o posibles inversores evaluar la solvencia de la organización y el volumen de negocio para determinar su capacidad real para afrontar las deudas o el margen de crecimiento. Un resultado positivo demostraría una buena gestión administrativa de los recursos disponibles, por lo que podría facilitar el acceso al crédito, atraer inversores y agilizar las negociaciones con los proveedores.

¿Cuál es la estructura del balance de situación?

La estructura del balance de situación se divide en tres partes: activo, pasivo y patrimonio neto.

Activo

El activo de una empresa incluye tanto los bienes y títulos de propiedad como las deudas por cobrar. Se reflejan de menor a mayor liquidez, según la facilidad para convertirse en efectivo.

Activo no corriente: Representa todos los bienes, propiedades y derechos de la empresa de difícil conversión en efectivo en el plazo de un año.

  • Inmovilizado material. Son los inmuebles y/o maquinarias a nombre de la empresa.
  • Inmovilizado intangible. Son las patentes, diseños industriales y/o derechos de la empresa.
  • Inmovilizado financiero. Son las inversiones de la empresa a largo plazo.

Activo corriente. Se trata de aquellos bienes de la empresa que se pueden convertir fácilmente y a corto plazo en efectivo. 

  • Existencias. Son las mercancías de venta y materias primas objeto de venta o facturación.
  • Realizable. Son los derechos de cobro a clientes por las ventas realizadas o servicios prestados.
  • Disponible. Es la liquidez de la que dispone la empresa en efectivo o en sus cuentas corrientes.

Pasivo

Incluye las fuentes de financiación de la empresa.

  • Pasivo no corriente. Deudas con vencimiento a largo plazo, superior a un año.
  • Pasivo corriente. Deudas que vencen a corto plazo, en menos de un año.

Patrimonio neto

Es el conjunto de capital propio con el que se financia el funcionamiento de la empresa, que incluye tanto las aportaciones de los socios como las ganancias acumuladas. 

¿Cómo interpretar un balance de situación?

El balance de situación refleja muchos datos, por lo que es mejor fijarse en la información que necesitas para tomar decisiones. Por ejemplo, si eres un emprendedor en busca de nuevos clientes, deberías fijarte en el ratio de liquidez, pero si deseas invertir, tendrías que mirar con lupa el nivel de endeudamiento.

Obviamente, no será igual el balance de una multinacional que el de una micropyme o una empresa que opera a nivel nacional. Y también existen diferencias sectoriales que permiten contextualizar esa información contable. No obstante, en sentido general debes prestar atención a tres aspectos clave:

  1. Relación entre el activo corriente y el pasivo corriente
  2. Para que una empresa no tenga problemas de liquidez a corto plazo, el activo corriente debe ser mayor que el pasivo corriente. Lo ideal sería que el disponible (caja y cuentas corrientes) y el realizable (créditos con clientes y deudores) puedan cubrir el pasivo corriente para evitar que el negocio entre en suspensión de pagos. Debes considerar que, aunque tu empresa tenga existencias, quizá no puedas venderlas con suficiente rapidez para cubrir las deudas a corto plazo.

  3. Volumen del patrimonio neto
  4. En la estructura financiera de la empresa, el patrimonio neto debe tener un peso importante. El total de activo debe ser igual al total del pasivo más el patrimonio neto, ya que la proporción de este último en la estructura financiera marca el nivel de endeudamiento del negocio. En todo caso, debes evitar un patrimonio neto negativo, ya que indicaría que la empresa no puede pagar sus deudas ni siquiera liquidando todo su activo, lo cual la conduciría a un escenario de quiebra y disolución de la sociedad.

  5. Fondo de maniobra
  6. El fondo de maniobra es la parte del activo corriente financiada con recursos de carácter permanente, por lo que permite medir la capacidad de la empresa para seguir funcionando a corto plazo. En el balance de situación podrías encontrar tres escenarios.

  7. Cuando el fondo de maniobra es igual a cero indica que el activo corriente se financia con deudas a corto plazo y el activo no corriente o inmovilizado se financia a largo plazo, lo cual puede generar problemas de liquidez.
  8. Cuando el fondo de maniobra es positivo refleja que existen recursos permanentes o fondos a largo plazo que se pueden destinar a financiar los activos corrientes que necesite tu negocio en su día a día, de manera que cuentas con una estructura financiera sólida.
  9. Cuando el fondo de maniobra es negativo señala un problema grave, ya que la empresa no genera suficiente flujo de caja para pagar sus deudas. Es probable que tengas que endeudarte a corto plazo para financiar el inmovilizado o que, incluso, entres en suspensión de pagos.
  10. En resumen, para afirmar que una empresa goza de buena salud económica, el activo corriente debe ser mayor que el pasivo corriente, lo cual evitará problemas de liquidez a corto plazo. Por otra parte, el patrimonio neto debe oscilar entre un 35 y 50 %, en dependencia del tipo de actividad y sector. Estos detalles del balance de situación te permitirán formarte una idea de la capacidad de tu pyme para seguir adelante.

    Categoría: Contabilidad
    Contabilidad en las pymes

    Para que una empresa tenga éxito, es imprescindible llevar un control de su situación financiera. Los problemas de contabilidad afectan al funcionamiento de un negocio e, incluso, pueden hacerlo fracasar. El 68,8 % de los emprendedores reconoce que la falta de planificación financiera es una de las principales causas del fracaso de las pymes y el 40,6 % piensa que los problemas se originan por incurrir en gastos recurrentes sin tener garantías de ingresos, según indicó una investigación llevada a cabo en la Escuela de Organización Industrial.

    ¿Qué es la contabilidad de una empresa?

    La contabilidad de una empresa es el conjunto de técnicas y procedimientos que se utilizan para recoger los movimientos contables de la organización. En práctica, es el registro de todas y cada una de las operaciones económicas que realiza el negocio para mantener esa información ordenada y agrupada.

    La contabilidad también implica un análisis de las cuentas de la empresa, con el fin de conocer su situación financiera en todo momento. Su principal objetivo es brindar un cuadro real de los beneficios y pérdidas del negocio para proyectar planes a medio o largo plazo que estimulen el crecimiento empresarial.

    Los 10 problemas de contabilidad más comunes en las pymes

    Llevar la contabilidad de una empresa, aunque sea pequeña, no implica únicamente reflejar sus ganancias y beneficios, hay mucho más detrás de los asientos contables, por lo que es fácil cometer errores. Algunos fallos son fáciles de detectar y corregir, pero otros son más serios e, incluso, pueden llegar a afectar la salud financiera del negocio.

    Con el paso del tiempo, las malas prácticas contables pueden distorsionar la verdadera situación económica de la empresa. Los errores en la contabilidad no solo pueden dar pie a costosas sanciones por parte de la Agencia Tributaria, sino que también te impedirán encontrar inversores o acceder al crédito cuando lo necesites e, incluso, podrían poner el negocio al borde de la insolvencia. Los problemas de contabilidad más comunes que debes evitar son:

    1. No organizar bien el trabajo contable

    En la contabilidad, lo ideal es ir por delante del trabajo, no a remolque, lo cual significa que debes asumir un rol proactivo en todo momento. Sin embargo, uno de los principales problemas de contabilidad en las pymes consiste, precisamente, en dejar que el trabajo se acumule. Muchos negocios no cuentan con un sistema de trabajo metódico, debido a la falta de tiempo o porque no disponen inmediatamente de toda la documentación para reflejar en los libros contables.

    Como resultado, se suelen producir desfases y errores entre los documentos y su registro contable, de manera que algunos ingresos y gastos se pierden por el camino. No registrar todos los movimientos de caja, por ejemplo, es un error habitual que puede hacer que termines perdiendo la pista de ese dinero. Si no registras todos los movimientos, cuadrar las cuentas será extremadamente complicado y no podrás conocer la situación económica real de tu empresa.

    1. Ahorrar tiempo con algunas partidas contables

    Otro error común consiste en ahorrar tiempo con algunas partidas contables, sobre todo en los préstamos a largo plazo. Si no los reclasificas en los asientos contables de la empresa todos los meses, sino que esperas hasta el año próximo, a efectos contables tendrás un falso crédito a corto plazo.

    Este problema de contabilidad afecta al balance del negocio, ya que no refleja adecuadamente la deuda. Terminará dañando la imagen de solvencia de tu pyme y dibujará un escenario falso de su funcionamiento real, por lo que puede conducirte a tomar malas decisiones en base a datos económicos que no se ajustan a la realidad.

    1. No conciliar sistemáticamente los libros contables con las cuentas bancarias

    Conciliar las cuentas con frecuencia es fundamental para detectar posibles errores u omisiones contables. Se trata, simplemente, de verificar que el saldo de la cuenta que figura en los libros contables sea exacto y coincida con el saldo real de la cuenta bancaria de la empresa. Si no haces la conciliación bancaria cada mes, los registros se acumularán y cuadrar las cuentas se convertirá prácticamente en una misión imposible.

    La conciliación permite detectar gastos cargados por error, así como recibos o facturas pagadas que no has contabilizado. Así podrás estar seguro de que todas las transacciones se han registrado con precisión y, si no ha sido así, podrás realizar las correcciones o ajustes necesarios en los libros contables antes de que las diferencias se vuelvan enormes y difíciles de rastrear.

    1. Partidas mal asignadas

    Los asientos contables son una herramienta básica para llevar el registro de la actividad de tu negocio y mantener al día el libro diario de compras y ventas. Te permiten mantener las cuentas en orden para presentar las declaraciones de impuestos o ante posibles inspecciones de Hacienda. Sin embargo, existen diferentes tipos de partidas contables, algunas recogen o cierran la situación financiera de la empresa y otras identifican el número de cuentas que intervienen en una transacción. 

    Uno de los problemas de contabilidad más comunes en las pymes consiste en asignar determinadas partidas a cuentas contables que no les corresponden. Los gastos de representación, las multas, los comprobantes de pagos, los gastos extraordinarios y los bienes de inversión son los que más dolores de cabeza causan, sobre todo si no tienes la experiencia o los conocimientos contables suficientes, ya que es probable que no sepas en qué libro de contabilidad debes registrarlos.

    1. Pobre estructura de cuentas

    Otro problema de contabilidad en las pymes es que adolecen del nivel de personalización necesario. Las cuentas no se desglosan con el nivel de detalle suficiente y los conceptos no se separan adecuadamente según la actividad de la empresa.

    En el caso de las startups tecnológicas, por ejemplo, un error común consiste en reflejar facturas de servicios de software en las cuentas “saco” u “otros servicios”, donde también se suelen incluir erróneamente las facturas por la publicidad en las redes sociales. Abusar de la categoría “Extra” para anotar los gastos impedirá que te formes una imagen fiel de la realidad financiera de tu negocio. Por eso, lo ideal es definir categorías para cada gasto y detallar lo máximo posible los gastos e ingresos en los que incurres.

    1. No tener una política de gastos clara

    Para que un negocio funcione, no basta con planificar el presupuesto, debe contar con una política de gastos clara. Se trata de las normas y prácticas que dictan cómo gestionar el dinero, estableciendo los límites que deben seguir tanto los directivos como los empleados, despejando cualquier tipo de dudas respecto a los pagos, consumos y reembolsos. No tener una política de gastos clara es un error común que cometen muchas pymes, que suelen cubrir los gastos más frecuentes recurriendo al efectivo de caja.

    Al final del año, esos gastos pueden llegar a representar un importe considerable, de manera que sin un control adecuado pueden causar problemas a la hora de llevar la contabilidad y realizar la declaración de impuestos. Por tanto, es necesario que registres todos los gastos de tu negocio, por pequeños que sean. Así, podrás saber dónde va el dinero, establecer presupuestos más realistas y tener una imagen más real de tu situación financiera.

    1. No registrar las transacciones pequeñas

    El control presupuestario de una pyme también debe incluir las pequeñas transacciones, lo que se conoce como “gastos hormiga”. Se trata de transacciones muy pequeñas, como el envío de un paquete postal o la compra de papel para la oficina, cuyo impacto unitario en la cuenta de resultados de la empresa es pequeño pero que en conjunto pueden llegar a suponer alrededor del 10 % del gasto total mensual.

    Si no registras esos gastos porque consideras que son irrelevantes, pueden terminar creando problemas en la contabilidad de tu pyme. De hecho, contabilizar todos esos gastos hormiga te ayudará a visualizar su impacto en tu negocio para que puedas eliminarlos o sustituirlos por otros complementarios que te permitan ahorrar. Si te mantienes al tanto de las transacciones pequeñas, te será mucho más fácil administrar las operaciones más grandes.

    1. Pérdida de justificantes

    Los datos económicos que se recogen en las declaraciones y autoliquidaciones que se presentan en cada ejercicio fiscal deben contar con un soporte físico que los justifique. El desorden o la falta de justificantes para respaldar los asientos contables es un problema relativamente habitual en la contabilidad de las pymes.

    Con vistas a una auditoría, inspección fiscal o la declaración de impuestos, debes conservar todos los justificantes y recibos, clasificándolos adecuadamente y asegurándote de que sean fácilmente accesibles, al menos durante los cuatro o seis años que se exigen a efectos fiscales. Por ejemplo, si extravías una factura cuyo importe ya habías incluido en una liquidación, ese gasto dejará de ser deducible. Además, es probable que los efectos de esa pérdida se trasladen a diferentes impuestos y ejercicios fiscales.

    1. No estar al tanto de los cambios en las leyes tributarias

    Las leyes fiscales determinan desde el Impuesto de Sociedades que debe pagar la empresa hasta el IVA que aplica a sus productos y servicios, así como las retenciones del IRPF a los trabajadores a su cargo, las cotizaciones a la Seguridad Social y el derecho a determinadas bonificaciones. Sin embargo, las regulaciones y legislaciones fiscales cambian cada año, algunas veces se trata de cambios menores, pero en otras ocasiones incluyen modificaciones importantes.

    Si no conoces las novedades en materia fiscal, no podrás cumplir correctamente con tus obligaciones tributarias, de manera que no solo podrías exponerte a medidas sancionadoras, sino que las cuentas anuales de tu pyme no serán fiables, puesto que no se ajustan a la realidad fiscal y contable.

    1. Mezclar las finanzas personales con la contabilidad de la pyme

    Dado que las pymes suelen ser sociedades limitadas con capital aportado por los socios, no es inusual que las finanzas personales y de negocios terminen mezclándose. Cuando comienzas un negocio, es habitual que todo lo personal se convierta en empresarial, desde el número de teléfono hasta la cuenta bancaria. También es probable que termines poniendo dinero de tu bolsillo para cubrir los gastos de la empresa o que saques dinero de la empresa para cubrir tus gastos personales.

    Algunos socios, incluso, terminan convirtiéndose en los principales acreedores de su negocio, una práctica que afecta al balance anual, brindando una mala imagen de cara a posibles inversores y haciendo que pierdas tanto el control de tus finanzas personales como el de la contabilidad de la empresa, ya que no podrás saber con exactitud cuáles son los gastos y ganancias reales de tu negocio. Por eso, lo ideal es que tengas una cuenta de empresa que te permita controlar mejor los ingresos y gastos. Al mantener separadas las finanzas personales de las empresariales, podrás detectar fácilmente errores y problemas en la contabilidad para subsanarlos antes de que sea demasiado tarde.

    ¿Por qué es tan importante llevar adecuadamente la contabilidad de una empresa?

    Llevar adecuadamente la contabilidad no solo es un deber fiscal, sino que también te ayudará a tomar decisiones más estratégicas para tu negocio. Tener una imagen fiel del funcionamiento de tu empresa te permitirá evaluar diferentes escenarios comerciales para decidir mejor sobre el desarrollo de productos o los planes de expansión.

    Conocer, en todo momento, tus ingresos y costes, el inventario del que dispones, los beneficios de las inversiones realizadas o el riesgo crediticio al que te expones también te ayudará a optimizar el funcionamiento del negocio y ganar en eficiencia. De hecho, llevar una contabilidad precisa te permitirá administrar mejor el efectivo y detectar los gastos superfluos, para que puedas ahorrar en diferentes partidas.

    Tener las cuentas contables al día aporta otro beneficio importante: mejora la credibilidad de tu empresa, de manera que te resultará más fácil ganarte la confianza de clientes, proveedores u otros socios comerciales, además de atraer a inversores o agilizar el acceso al crédito.

    En resumen, una contabilidad bien hecha actúa como un escudo protector, pues te permitirá ir un paso por delante para prever posibles obstáculos en el camino o aprovechar nuevas oportunidades que impulsen el crecimiento de tu negocio.

    Categoría: Contabilidad
    como hacer el cierre contable de tu empresa

    El cierre contable es uno de los procesos más importantes en la contabilidad de una empresa. Revisar y cuadrar las cuentas te permitirá determinar con exactitud si tu negocio ha generado ganancias o pérdidas durante el ejercicio. También podrás cuantificar con precisión los resultados de tu actividad empresarial para tener una panorámica general de su funcionamiento a lo largo del año. Por tanto, no solo es una herramienta valiosa para comprobar la eficacia de la actividad, sino también para tomar decisiones estratégicas de cara al próximo año.

    ¿Qué es el cierre contable?

    El cierre contable es un procedimiento mediante el cual se cuadran y finalizan las cuentas anuales de una empresa dentro de un ejercicio contable, que normalmente implica un periodo de doce meses y se suele asociar al año natural, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, haciendo coincidir el fin del año fiscal con el final del año natural.

    No obstante, en algunos casos el ejercicio puede ser más corto de lo habitual, ya que depende de factores como el momento en que se creó la empresa o la fecha de su disolución, aunque en ningún caso puede superar los 12 meses.

    Generalmente, se hace coincidir el año natural con el ciclo económico del negocio, tomándolos como periodo de referencia para comparar la información fiscal, contable y económica, pero las empresas tienen libertad para fijar el periodo de 12 meses naturales que mejor se ajuste a las características de su actividad. Por esa razón, en sectores como la agricultura, el vacacional o la educación se suelen elegir otras fechas para realizar el cierre contable, las cuales reflejan mejor el ciclo natural de la actividad.

    En cualquier caso, independientemente del periodo que elijas para realizar el cierre contable, debes saber que tienes un plazo de seis meses para trasladar esa información a Hacienda, puesto que se trata de la base sobre la que se calculan las obligaciones fiscales correspondientes.

    La importancia del cierre contable para las empresas

    • Conocer los resultados del ejercicio. El cierre contable es muy útil para visualizar y valorar los resultados que ha obtenido tu negocio a lo largo del año. Los valores finales de las cuentas, operaciones e inversiones revelan los niveles de rentabilidad de la actividad y la efectividad en la gestión del capital, brindando un panorama más claro del rendimiento en general.
    • Comprobar la fiabilidad del proceso contable. El cierre contable, junto al balance de comprobación, implican un proceso de evaluación de los registros y conciliaciones, así como la revisión de las facturas y la documentación tributaria, por lo que te permitirá detectar y corregir posibles errores para asegurarte de que la información contable de tu empresa es precisa y fiable.
    • Precisar los cambios en el patrimonio neto de la empresa. Para realizar el cierre contable es necesario analizar los bienes con los que cuenta la empresa, desde los vehículos y locales hasta el mobiliario o la maquinaria. Por consiguiente, es una herramienta particularmente útil para determinar la pérdida de valor de dichos activos y estimar su futura depreciación, así como para tomar decisiones más informadas sobre la necesidad de realizar nuevas inversiones o solicitar líneas de crédito.
    • Resumir la dinámica de los gastos. En el cierre contable de una empresa se desglosan todos los gastos en los que ha incurrido, por lo que brinda información detallada sobre la evolución de cada uno y el capital que demandan. Así, también podrás estimar los costos operativos para el próximo ejercicio y aplicar cambios para reducirlos si es necesario.
    • Auditar el inventario y su gestión. Para realizar el cierre contable, es necesario analizar el inventario de existencias, por lo que aporta información actualizada sobre su valor contable y los gastos que genera su gestión. Así, podrás formarte una idea más específica sobre esta área de tu negocio y su eficiencia para que puedas proyectar estrategias de gestión más adecuadas que te permitan ahorrar.
    • Dotar a la empresa de provisiones. El cierre contable no solo sirve para analizar el ejercicio que acaba de terminar, sino también para proyectarse al futuro y garantizar la estabilidad del negocio. Te permite determinar con mayor precisión el monto que debes asignar a las provisiones para cubrirte las espaldas en caso de emergencias, riesgos y gastos inesperados.
    • Reflejar la evolución histórica de la empresa. El cierre contable no solo es una obligación fiscal, sino que también sirve para dar seguimiento a la evolución del negocio. Sus resultados son indicadores fiables para que puedas comparar el rendimiento de la actividad a lo largo de los años e introducir los cambios que sean necesarios para corregir su curso.

    Como resultado, el cierre contable te permitirá comenzar el nuevo ejercicio con una visión más clara del funcionamiento de tu negocio. Aporta la base organizativa contable para la toma de decisiones, ayudándote a evitar posibles riesgos para su continuidad y planificar estrategias más eficientes que fomenten su crecimiento.

    Cierre contable paso a paso

    Antes de comenzar el cierre contable de la empresa, hay que cuadrar la contabilidad. Por tanto, tendrás que comprobar que los datos coincidan con lo que reflejan los libros contables de tu negocio y realizar los ajustes necesarios para seguir adelante con el asiento de cierre contable. 

    1. Hacer el balance de comprobación de sumas y saldos. Al comprobar la suma del debe y el haber de las diferentes cuentas y el saldo correspondiente, podrás conciliar el libro mayor con la estructura económica y financiera de la empresa. Esta operación también permite detectar posibles errores en los mayores contables de alguna cuenta del libro diario.
    2. Comprobar el plan general contable. Verifica que no hay errores en la contabilidad de los siguientes grupos o cuentas: Financiación básica, Activo no corriente, Existencias, Acreedores y deudores por operaciones comerciales, Cuentas financieras, Compras y gastos, Ventas e ingresos y Gastos e ingresos imputados al patrimonio neto.
    3. Revisar el recuento de existencias. Tendrás que restar las existencias no consumidas de las compras realizadas a lo largo del año, como las mercancías y las materias primas que se utilizan para fabricar productos. Esa cifra debe cuadrar con el número de existencias que tienes en la actualidad. De hecho, una variación de existencias afectará al resultado de la empresa, originando un ingreso o gasto.
    4. Reclasificar deudas y créditos. Debes reclasificar las obligaciones pendientes del año contable y expresarlas como deudas a corto plazo, según la cuantía a pagar en el ejercicio siguiente. Lo mismo se aplica a los créditos a cobrar de manera total o parcial durante el próximo ejercicio contable.
    5. Aplicar los ajustes contables por periodificación. Según el principio de devengo, todos los gastos e ingresos no se tienen en cuenta para realizar el cierre contable, por lo que debes realizar un ajuste en las cuentas. Los gastos que se anticipan para el año próximo o los pagos por adelantado de clientes no se pueden incluir en el ejercicio de ese año.
    6. Regularizar el asiento de pérdidas y ganancias. En este paso del cierre contable debes regularizar las cuentas de pérdidas y ganancias, analizando la diferencia entre ingresos y gastos. También debes regularizar las cuentas de patrimonio neto, el resultado de los gastos imputados al patrimonio neto y los ingresos imputados al patrimonio neto.
    7. Realizar el asiento de amortización del inmovilizado material. Para realizar el cierre contable de la empresa, también debes tener en cuenta el precio, estado y valor de compra del inmovilizado material, aplicando los coeficientes de amortización correspondientes.
    8. Cerrar el libro de inventarios y las cuentas anuales. En este libro debe quedar reflejado el balance inicial al comienzo del ejercicio, los balances de comprobación de sumas y saldos, el inventario de cierre y las cuentas anuales.
    9. Asiento de regularización. Para terminar el cierre contable de la empresa, debes calcular la diferencia entre ingresos y gastos durante el año. Así, sabrás si se han generado pérdidas o ganancias. Luego tendrás que aplicar la cuota de impuesto de sociedades que corresponda, contrastándola con los pagos a cuenta y retenciones durante el ejercicio. Además, debes volver a calcular el asiento de regularización, incluyendo el gasto en impuesto de sociedades.
    10. Asiento de cierre. El último paso en el cierre contable del ejercicio consiste en saldar todas las cuentas abiertas. Tendrás que cargar las que tengan saldo acreedor y abonar las que tengan saldo deudor. A partir de este momento se dejan de registrar las operaciones de este periodo.

    Por último, recuerda que si retrasas el cierre del ejercicio, te expones a que los saldos bancarios o de acreedores y deudores alteren tu balance. Además, no podrás conocer la situación real de tu empresa, lo cual podría llevarte a tomar malas decisiones que pongan en riesgo su continuidad.

    Por otra parte, no depositar las cuentas anuales dentro del plazo de tiempo establecido te impide inscribir cualquier tipo de documento en el Registro Mercantil e implicará una sanción económica, cuya cuantía dependerá de la dimensión de la empresa, el importe total de las partidas del Activo y las ventas del último ejercicio declarado a Hacienda.

    Categoría: Contabilidad
    Declaración de la renta

    Como cada año, se acerca el momento de presentar la declaración de la renta para pymes y autónomos, por lo que es importante conocer los cambios que entrarán en vigor. En esta campaña hay que prestar particular atención, ya que desde enero de 2002 hasta la fecha el Gobierno ha aplicado siete subidas de impuestos y ha creado cuatro gravámenes nuevos, con el objetivo de aumentar la recaudación en 10 mil millones de euros más de lo previsto para poner en marcha, entre otros proyectos, las medidas anti inflación.

    La Moncloa ha confirmado que este año reforzará el control sobre los ciudadanos extranjeros residentes en España, prestará más atención a los sectores y modelos de negocio en los que exista un alto riesgo de economía sumergida y comprobará que los autónomos y pymes no aprovechan de manera indebida los créditos fiscales.

    ¿Qué autónomos están obligados a presentar la declaración de la renta del ejercicio 2022?

    Para la mayoría de los autónomos, la declaración de la renta es obligatoria. Existen algunas excepciones: aquellos cuyos ingresos no superen los 22 000 euros anuales, siempre que estos procedan de un mismo pagador. Si los ingresos proceden de más de un pagador, el límite para no declarar es de 12 643 euros anuales.

    Cabe aclarar que los cambios en las deducciones del IRPF, que fueron aprobados en los últimos presupuestos generales del Estado e incluyen rebajas para rentas de hasta 21 000 euros, no valen para este ejercicio, ya que la declaración corresponde a los resultados de 2022, de manera que se aplicarán en la próxima campaña de declaración de la renta. No obstante, algunas comunidades autónomas han aplicado reducciones de IRPF a nivel regional, en algunos casos con efecto retroactivo, así que es mejor que te informes sobre la legislación vigente donde vives.

    Fechas clave para la campaña de declaración de la renta 2022

    Esta campaña de declaración de la renta seguirá una estructura bastante parecida a la anterior, comenzará el 11 de abril y finalizará el 30 de junio.

    El 11 de abril los contribuyentes podrán acceder a su borrador de la renta a través de internet, mediante el sistema Renta Web, de manera que podrás confirmar el borrador por Internet o incluso por el móvil si no necesitas modificar los datos que aporta la Agencia Tributaria.

    Si quieres presentar la declaración por teléfono, tendrás que esperar hasta el 5 de mayo, siempre con cita previa, la cual estará disponible a partir del 3 de mayo y hasta el 29 de junio.

    En caso de que desees presentar la declaración de la renta de manera presencial en las oficinas de la Agencia Tributaria, podrás hacerlo entre el 1 de junio y el 30 de junio. La solicitud de cita comienza el 25 de mayo y se encontrará disponible hasta el 29 de junio.

    Cabe aclarar que el 27 de junio termina el plazo para aquellos con resultado a ingresar con domiciliación bancaria.

    Es importante que tengas en cuenta que presentar la declaración de la renta fuera de plazo conlleva una multa cuyo importe variará según el retraso. En la última campaña, las multas fueron del 1 % más un punto porcentual adicional por cada mes de retraso. Eso significa que, si tardas más de 12 meses en presentar tu declaración, el recargo sumará el 15 % más intereses de demora.

    Guía para presentar la declaración de la renta sin acudir a la Agencia Tributaria

    Si no quieres acudir presencialmente a la Agencia Tributaria, tienes tres opciones para hacer la declaración de la renta: por teléfono, mediante el programa Renta Web o usando la aplicación móvil. Una de las novedades de la campaña anterior que se mantiene este año es que, antes de descargar los datos fiscales, tendrás que ratificar o cambiar tu domicilio fiscal, aunque sólo quieras solicitar cita previa o acceder al borrador. El sistema te mostrará automáticamente la vivienda con referencia catastral.

    1. Llamada telefónica

    Para presentar la declaración de la renta vía telefónica, gracias al plan “Le llamamos”, tendrás que pedir cita por Internet o llamando a los teléfonos: 91 535 73 26 / 901 12 12 24 o 91 553 00 71 / 901 22 33 44, los cuales están disponibles de 9 a 19 horas, de lunes a viernes.

    Es importante que tengas a mano todos los datos necesarios: el número de referencia del titular de la declaración, el DNI de todas las personas que figuren en la declaración, el IBAN de cuenta bancaria y las referencias catastrales de todos los inmuebles de tu propiedad o en los que vivas de alquiler.

    2. Presentación online con Renta Web

    Si vas a presentar la declaración online, tendrás que acceder a Renta Web. Seleccionas “Servicio de tramitación borrador/declaración” y te identificas indicando el DNI o NIE y el número de referencia, la cl@ve PIN o el certificado electrónico. 

    Para obtener tu número de referencia, tendrás que indicar en la página web de Hacienda tu NIF y la fecha de caducidad del DNI o NIE. También tendrás que introducir el importe de la casilla 505 de la declaración del IRPF correspondiente a 2021. Si no la realizaste, debes indicar un número de cuenta bancaria (IBAN) de la que seas titular. 

    En este punto ya podrás acceder a tus datos fiscales. Debes corroborarlos porque la Agencia Tributaria dispone de una información limitada sobre tus gastos e ingresos como autónomo y no suele estar al corriente de los cambios en tu estatus familiar.

    Cuando los datos estén correctos, genera la declaración y presiona en presentar. Si sale a devolver, debes indicar la cuenta bancaria para recibir el ingreso. Si la declaración de la renta sale a pagar, puedes seleccionar la opción de domiciliar el pago y fraccionarlo en dos plazos. 

    3. Presentación a través de la App

    También tienes la posibilidad de presentar la declaración de la renta 2022 a través de la aplicación de la Agencia Tributaria. Tendrás que identificarte, al igual que para acceder a Renta Web. Una vez dentro, podrás consultar tus datos fiscales, modificar la información y presentar la declaración de la renta.

    Al igual que el año pasado, la aplicación cuenta con un sistema guiado de identificación para facilitar el acceso según las preferencias individuales. Si tu declaración es muy sencilla, tienes la opción de “presentar la declaración con un solo clic”, pero en este caso no podrás modificar los datos. Comprueba bien todos los datos antes de enviarlos para que luego no tengas que hacer una declaración complementaria.

    La App incorpora la posibilidad de permitir el registro en Cl@ve sin acudir a una oficina, mediante una vídeo llamada. En ese caso tendrás que acceder a la sala de espera y tener a mano tu documento de identidad para mostrárselo al operador que te atenderá, así como el teléfono móvil que usarás para introducir la Cl@ve.

    Novedades en la declaración de la renta 2022 para pymes y autónomos

    La declaración de la renta 2022/2023 trae varios cambios:

    -       Aportaciones a los planes de pensiones privados. Desde 2022 se redujo a 1 500 euros anuales la deducción por aportación individual máxima a un plan de pensiones privado, de los 2 000 que se aplicaban anteriormente, aunque dicha cantidad no puede representar más del 30 % de los ingresos netos del trabajo y otras actividades económicas. No obstante, las aportaciones máximas a los planes de empresa se han ampliado en 500 euros, hasta los 8 500 anuales, por lo que juntos suman 10 000 para garantizar la viabilidad a largo plazo del sistema de pensiones.

    -        Límite a las aportaciones de los autónomos a los planes simplificados de empleo. En este instrumento, creado para mejorar el ahorro de autónomos y empleados de las pymes, se ha introducido un nuevo límite de 4 250 euros para las aportaciones de los autónomos a los planes simplificados de empleo, que también se aplicará a las aportaciones de planes de pensiones sectoriales. Por tanto, podrás hacer aportaciones que reduzcan tu base imponible en hasta 4 250 euros, siempre que estén vinculadas a dichos productos.

    -        Aumento de tipos para las rentas más altas. Una de las principales novedades de la campaña de declaración de la renta de 2021 fue el aumento de los tipos para las rentas más altas, el cual afectó a 36 194 contribuyentes. No obstante, el impuesto temporal de solidaridad de las grandes fortunas aprobado a finales de 2022, que estará en vigor durante este año y 2024, constará de tres tramos que gravarán los patrimonios a partir de 3 millones de euros. Se contempla un tipo del 1,7 % para patrimonios de entre 3 y 5 millones, del 2,1 % para patrimonios de entre 5 y 10 millones y del 3,5 % para patrimonios de más de 10 millones de euros. Cabe aclarar que en España solo el 0,2% de los contribuyentes tienen esa fortuna, por lo que esta medida afecta a pocas personas, según el Ministerio de Hacienda.

    -        Deducción por maternidad. En esta campaña de la renta se aplica una deducción a las madres de niños menores de tres años que no tengan empleo y reciban prestaciones contributivas o asistenciales, algo que hasta el año pasado solo se aplicaba a las mujeres que desempeñaban alguna actividad por cuenta propia o ajena.

    Hay que destacar que se mantiene la obligación de declarar las criptomonedas cuando el importe supere los límites para presentar la declaración del impuesto sobre patrimonio o si sobrepasa los 50 000 euros en plataformas extranjeras, en cuyo caso tendrás que declararlas en el modelo 720.

    También se mantiene la deducción por obras de mejora de la eficiencia energética de viviendas. Específicamente, podrás deducir el 20 % por obras de mejora que reduzcan la demanda de calefacción y refrigeración, hasta un 40 % en aquellas que disminuyan el consumo de energía primaria no renovable y un 60 % por las obras de rehabilitación energética de edificios, aunque debes recordar que esas deducciones son incompatibles entre sí en una misma obra y que el importe se aplica sobre la cuota íntegra estatal.

    ¿Hay que declarar las prestaciones económicas del Estado?

    En el caso de los autónomos, la mayoría de las subvenciones o ayudas se catalogan como ganancias patrimoniales o rendimientos de la actividad económica, lo cual significa que tributan a efectos del IRPF y debes incluirlas en la declaración de la renta

    Así como el año pasado existió la obligación de declarar las prestaciones recibidas por un ERTE y los autónomos que recibieron una ayuda por cese de actividad también tuvieron que cuantificarla y presentar la declaración de la renta, este año hay que declarar la recepción del ingreso mínimo vital, con independencia de la cuantía de los ingresos pues, aunque la ayuda es una renta exenta, es necesario presentar la declaración.

    También se debe declarar la ayuda de 200 euros concedida a las personas que trabajaron o cobraron una prestación o subsidio por desempleo cuyos ingresos por hogar no superaran los 27 000 euros anuales. No obstante, quienes hayan ganado menos de 22 000 euros anuales, provenientes de un solo pagador, no tendrán que presentar declaración de la renta ni declarar dicha ayuda.

    Categoría: Contabilidad
    ejemplo de cuenta de resultados de empresa

    La cuenta de resultados, también conocida como cuenta de pérdidas y ganancias, es uno de los documentos contables más importantes de una empresa. Muestra la utilidad o pérdida del negocio durante cierto periodo de tiempo, ya sea un mes o un año, por lo que es esencial para entender su rendimiento, comparar su desempeño con la competencia y tomar decisiones estratégicas de cara al futuro.

    La importancia de la cuenta de resultados en una empresa

    La cuenta de resultados es uno de los cinco estados financieros  más importantes de una empresa. Revela cómo los ingresos se transforman en beneficio según se restan los gastos. Por consiguiente, proporciona una visión rápida de los gastos más relevantes, para identificar las áreas o procesos en los que se puede recortar para eliminar costes innecesarios.

    La cuenta de resultados también es una herramienta muy valiosa para medir la rentabilidad del negocio. Gracias a esa información, podrás saber si tu empresa tiene resultados positivos o negativos y determinar el margen que obtienes en las diferentes áreas. Además, podrás comparar su rendimiento con el de otras empresas del sector para determinar si es necesario aplicar alguna acción correctiva.

    Este documento también es muy valioso para los inversores, quienes lo usan para calcular el valor del negocio. Asimismo, las entidades bancarias utilizan la cuenta de resultados para determinar la capacidad de endeudamiento de una empresa y la facilidad con que podría devolver el préstamo.

    Los elementos principales de la cuenta de resultados que debes comprender

    La cuenta de resultados contiene todas las operaciones y transacciones realizadas en cierto periodo de tiempo. Dado que cada empresa es única, debe operar con información diferente en cuanto al nivel de detalle y clasificación, por lo que es difícil hacer referencia a una estructura o formato estándar para elaborar la cuenta de resultados.

    Para tener una información fidedigna que facilite la gestión y el control de tu actividad, la cuenta de resultados debe reflejar todas las líneas de negocio, tipos de clientes, proveedores y, en general, el sector donde opera. No obstante, en sentido general, este documento se estructura alrededor de estos conceptos contables:

    1. Resultados de explotación. Refleja el resultado que genera la actividad habitual del negocio, teniendo en cuenta los ingresos menos los gastos normales de explotación, incluyendo las amortizaciones.
    2. EBITDA. Es el resultado de la explotación directa del negocio antes de restar las amortizaciones, por lo que permite valorar su capacidad para generar beneficios, teniendo en cuenta únicamente su actividad productiva.
    3. Resultado financiero. Refleja el resultado de ingresos y gastos financieros a lo largo de un ejercicio, tomando en consideración aspectos como los intereses de los préstamos, los títulos de renta fija, la tenencia de divisas o los gastos por dividendos de acciones.
    4. Resultado extraordinario. Se refiere a los gastos e ingresos que no tienen relación directa con la actividad habitual de la empresa, pues son el resultado de operaciones no recurrentes, como la compra o venta de un inmueble.
    5. Resultado neto. Es el resultado que obtiene la empresa tras restar al total de ingresos todos los gastos, incluyendo los impuestos y amortizaciones.

    El punto de partida para interpretar la cuenta de resultados es comprobar si arroja un resultado positivo o negativo. No obstante, desde el punto de vista financiero, ese resultado no implica que la empresa tenga más o menos liquidez o tesorería, ya que muchas veces los ingresos o los gastos tienen plazos de cobro y pago distintos, y generan posiciones de liquidez que difieren de las cifras indicadas en la cuenta de resultados.

    Por esa razón, más allá del saldo positivo o negativo, es fundamental que analices otros indicadores que te permitan comprender cómo mejorar los ingresos y a qué coste. Evaluar los ingresos y gastos de forma desagregada, por ejemplo, te permitirá conocer el umbral de rentabilidad de tu negocio y determinar si la gestión está dando los resultados esperados.

    La cuenta de resultados de la empresa también permite comprobar los costes máximos de estructura que puedes mantener, según las ventas y tus costes directos fijos y variables. Si te fijas en los costes financieros del negocio, podrás saber si el endeudamiento está bajo control o es excesivo, en cuyo caso es probable que termine ahogando las ganancias y provocando pérdidas.

    Por último, el análisis de la cuenta de resultados también revela los beneficios para que puedas fijar el reparto entre los propietarios o destinarlo a nuevas inversiones que contribuyan al ulterior crecimiento del negocio. Con esa visión general, podrás tomar decisiones estratégicas para optimizar el funcionamiento de tu empresa, minimizando los gastos y pérdidas, y maximizando las ganancias y rentabilidad.

    Categoría: Contabilidad
    Seguridad Comunicación segura mediante certificado del servidor SSL y el acceso a la información protegida y se almacenada cifrada. Su IP de acceso 3.80.4.147