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Contabilidad: Información financiera y contabilidad para pymes y autónomos
¿Se puede aplazar el Impuesto de Sociedades?

En un contexto macroeconómico marcado por la incertidumbre y los cambios constantes, las empresas deben contar con herramientas que les permitan gestionar sus finanzas de manera más flexible y eficiente. El Impuesto de Sociedades, al ser una de las cargas fiscales más relevantes, también suele ser uno de los principales quebraderos de cabeza, por lo que es posible que te preguntes si se puede diferir.
¿Se puede aplazar el Impuesto de Sociedades? Claves para entender tus opciones legales
El Impuesto de Sociedades es un tributo de carácter directo que grava las ganancias de las empresas. Con un tipo general del 25 por ciento, se declara a través del modelo 200 y se aplica a cada ejercicio económico del negocio. Sin embargo, si estás atravesando una mala racha y necesitas un respiro, existe la posibilidad de aplazar el Impuesto de Sociedades.
El artículo 65 de la Ley General Tributaria establece que “las deudas tributarias que se encuentren en período voluntario o ejecutivo podrán aplazarse o fraccionarse en los términos que se fijen reglamentariamente y previa solicitud del obligado tributario, cuando su situación económico-financiera le impida, de forma transitoria, efectuar el pago en los plazos establecidos”.
Por tanto, si afrontas algún problema temporal de liquidez, puedes pedirle a Hacienda que fraccione o retrase el pago. Así, podrás cumplir con tus obligaciones fiscales más adelante, sin poner en riesgo tu negocio.
¿Se puede aplazar el modelo 202?
El modelo 202 se utiliza para hacer pagos a cuenta del Impuesto sobre Sociedades, suponiendo un adelanto el mismo. En práctica, es un pequeño anticipo a la Agencia Tributaria, que luego se formaliza en el cómputo anual y se presenta al año siguiente mediante el modelo 200.
La ley aclara que “no podrán ser objeto de aplazamiento o fraccionamiento” algunas deudas tributarias, entre ellas las que “deban cumplir el retenedor o el obligado a realizar ingresos a cuenta”. Por consiguiente, no puedes aplazar el modelo 202. Sólo puedes solicitar una prórroga del pago de la liquidación anual del impuesto sobre Sociedades; es decir, el modelo 200.
¿Qué requisitos debes cumplir para aplazar el Impuesto de Sociedades?
Si necesitas solicitar un aplazamiento del Impuesto de Sociedades, tendrás que cumplir una serie de condiciones:
- 1.Estar al corriente de tus obligaciones tributarias.
- 2.Presentar una garantía suficiente en forma de aval, fianza o prenda.
- 3.Demostrar que tu negocio atraviesa una situación económica complicada que te impide pagar dicho impuesto en el plazo correspondiente.
La presentación de solicitudes de aplazamiento de deudas se realiza de manera directa, en la sede electrónica de la Agencia Tributaria. Tendrás que indicar la clave de liquidación, importe, tipo de garantía brindada, los datos de la cuenta para la domiciliación bancaria, número de plazos, periodicidad, fecha del primer plazo y motivo de la solicitud, según Hacienda. La Agencia Tributaria también advierte que “la fecha del primer plazo será día 5 ó 20 del mes que corresponda al vencimiento del plazo o fracción o el inmediato hábil siguiente”. Tras presentar la solicitud de prórroga, podrás consultar su estado de tramitación en línea.
¿Por qué es conveniente solicitar una prórroga del pago?
No pagar el Impuesto sobre Sociedades en plazo podría tener serias consecuencias para tu negocio. En ese caso, se activará automáticamente el período ejecutivo, un proceso que conlleva una serie de recargos que pueden agravar aún más el panorama financiero y fiscal de tu empresa.
Cuando contraes una deuda tributaria, tienes que pagar el interés de demora más una serie de recargos adicionales. En cambio, con el aplazamiento sólo se aplica el interés de demora exigible, que “será el interés legal que corresponda hasta la fecha de su ingreso”, pero “impide el inicio del período ejecutivo”.
Por tanto, si tu empresa se encuentra en una situación económica complicada, aplazar el Impuesto de sociedades te dará cierto margen para reencauzarla y encontrar la liquidez necesaria. Podrás centrarte en estabilizar tu negocio sin la amenaza de embargos o recargos adicionales.

Cuando los autónomos ganan nuevos clientes o deciden emprender proyectos más ambiciosos, tienen que empezar a pensar en la contratación de personal. Es habitual que acaben empleando a familiares que ya les echaban una mano en el negocio de manera puntual. Esos trabajadores podrían entrar dentro de la categoría “autónomos colaboradores”, una figura que se beneficia de algunas bonificaciones, lo que te permitirá seguir creciendo con el apoyo de personas de confianza mientras alivias la carga económica inicial que implica ampliar la plantilla.
¿Qué es un autónomo colaborador?
Los autónomos colaboradores son los familiares directos de los autónomos titulares, que trabajan para él y conviven bajo su mismo techo. Esta figura representa el 5,2% del total de los autónomos, según los últimos datos de la Seguridad Social. Curiosamente, también ha sido el colectivo que más ha disminuido en términos absolutos en 2024, en comparación con el año anterior.
A efectos de la Agencia Tributaria, solo los siguientes familiares pueden catalogarse como autónomos colaboradores:
- Cónyuge, incluidas las parejas de hecho que estén inscritas en el registro correspondiente y puedan acreditar que han convivido al menos 5 años.
- Padres.
- Hijos mayores de 16 años.
- Otros familiares por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado, por lo que podría tratarse de abuelos, nietos, hermanos, cuñados, suegros y yernos o nueras.
Sin embargo, para formar parte de la categoría de autónomo colaborador no basta con ser familiar, también hay que cumplir otros requisitos:
- Vivir en el mismo hogar del autónomo titular y estar a su cargo.
- No estar dado de alta como trabajador por cuenta ajena.
- Que no sea una colaboración puntual, debe estar empleado por el autónomo titular de manera habitual, lo cual implica que el autónomo colaborador tiene que estar dado de alta un mínimo de 90 días en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de la Seguridad Social.
Vale aclarar que esta figura no tiene cabida cuando se trata de autónomos societarios que ejercen su actividad profesional a través de una Sociedad Limitada.
¿Qué bonificaciones tienen los autónomos colaboradores?
Los autónomos colaboradores no pueden disfrutar de la tarifa plana que se aplica a quienes comienzan a trabajar por cuenta propia. Tampoco tienen la posibilidad de aprovechar la denominada “cuota cero” con la que algunas Comunidades Autónomas cubren al 100% las cuotas a los autónomos que inicien su actividad en sus territorios.
Sin embargo, en 2015 se aprobó una normativa en materia de autoempleo que incluyó bonificaciones para los autónomos colaboradores. El objetivo de esta medida, que se mantiene vigente, es favorecer la cotización de los familiares de los autónomos que trabajan en el negocio familiar.
De hecho, si decides incorporar a un familiar a tu actividad, debes tener en cuenta que tiene que cotizar a la Seguridad Social independientemente de las horas trabajadas, aunque tienes la posibilidad de aprovechar la siguiente bonificación durante los primeros dos años.
- Bonificación del 50% de la cuota de autónomos durante los 18 meses después de haberse dado de alta en la Seguridad Social. Con esta bonificación podrás contratar a un familiar pagando solo 156,5 euros al mes, en vez de los 314 euros que representa la cuota de estos autónomos en 2025.
- Bonificación del 25% desde el mes 19 al 24 después del alta en la Seguridad Social. Esta subvención de seis meses tiene el objetivo de facilitar la transición al pago de la cuota completa, para que puedas ir ajustando tus cuentas. En este periodo pagarás 234,75 euros.
Cabe aclarar que dicha bonificación se aplica a la base por contingencias comunes correspondiente a la cuota mínima. Desde 2023, el autónomo colaborador cotiza por la base mínima de 1.000 euros porque, como es difícil conocer con certeza sus rendimientos netos, cuando entró en vigor del nuevo sistema de cotización por ingresos reales, la Seguridad Social determinó una base y cuota mínima para este tipo de afiliados.
A lo largo de 2025 la base mínima de 1.000 euros no debería variar, aunque es probable que aumente ligeramente debido al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), cuya cotización subirá un 0,1% para nutrir el Fondo de Reserva de las pensiones.
Por otra parte, es importante recalcar que estas bonificaciones solo se aplican a la base de cotización mínima. Los autónomos colaboradores que escojan un nivel base superior, cotizarán al tipo general del 31,3% por la diferencia restante.
También debes saber que este incentivo solo se puede aprovechar una vez, no se podrá solicitar si el autónomo colaborador ya se ha beneficiado de este descuento en las cuotas a la Seguridad Social.
¿Cómo darse de alta como autónomo colaborador?
Los trámites para darse de alta como autónomo colaborador son bastante sencillos ya que no tiene que darse de alta en Hacienda, solo en la Seguridad Social.
Tendrá que presentar la Solicitud de alta en el régimen especial de autónomos como “Familiar colaborador del titular de la explotación” a través del modelo TA0521/2. Deberá presentar además el libro de familia o certificado que acredite la relación, DNI y una copia del alta en Hacienda del autónomo titular del negocio.
Al completar este proceso, el familiar colaborador quedará registrado en la Seguridad Social y podrá comenzar a cotizar.
¿Qué obligaciones tienen el autónomo titular y el colaborador?
Cuando incorporas a un colaborador a tu actividad, las reglas del juego cambian. Ya no solo tendrás que gestionar tu trabajo, también deberás asumir otras responsabilidades. Para evitar sorpresas desagradables y mantener todo en orden, es fundamental que tanto el autónomo titular como el colaborador conozcan sus respectivas obligaciones.
El autónomo titular que contrate a un familiar como colaborador tiene los mismos deberes que para con el resto de sus trabajadores. Eso significa que tendrás que afrontar las cuotas a la Seguridad Social del autónomo colaborador y pagarle el salario estipulado, conforme a su categoría profesional y el convenio aplicable.
En cambio, el autónomo colaborador solo tiene la obligación de presentar su declaración de IRPF anual. No debe realizar declaraciones ni impuestos trimestrales de IVA e IRPF ya que estos corren a cargo del autónomo titular. El autónomo colaborador tiene una nómina que tributa como rendimiento del trabajo, al igual que cualquier otro trabajador asalariado, no como una actividad económica por cuenta propia. Tampoco tendrá que llevar su contabilidad ni emitir facturas, como hace un autónomo tradicional.
No obstante, eso significa que tampoco puede realizar ningún trabajo por su cuenta, ya que para ello tendría que darse de alta en Hacienda y comunicar la actividad que va a realizar. El autónomo colaborador depende directamente del autónomo titular, ese es el motivo por el que tiene pocas obligaciones contables y fiscales, pero también queda sujeto a ciertas limitaciones.
Resumiendo, la figura del autónomo colaborador es ideal para regular la colaboración de los familiares en los pequeños negocios en el marco de la ley. Por tanto, si estás pensando en dar de alta a un familiar bajo este régimen, comprueba los requisitos para que puedas aprovechar las bonificaciones en la cuota de autónomos y ahorres costes. Recuerda que los gastos que supone el autónomo colaborador son partidas deducibles de tu actividad, así que planifica con cuidado y consulta a un asesor fiscal si tienes dudas. La gestión correcta de todo el proceso podrá ahorrarte muchos dolores de cabeza en el futuro.
Base reguladora: ¿qué es y cómo se calcula?

Si sufres un accidente que te incapacita temporal o totalmente para trabajar, si has alcanzado la edad de jubilación o si estás de permiso por maternidad o paternidad, tienes derecho a recibir una prestación económica. Su cuantía dependerá en gran medida de cuánto hayas cotizado a la Seguridad Social, pero el “punto de partida” es la base reguladora, por lo que es importante que sepas en qué consiste y cómo calcularla.
Base reguladora: ¿qué es exactamente?
Para calcular las prestaciones económicas a las que tienen derecho los trabajadores, la Seguridad Social usa un baremo de referencia que se basa en la cotización del beneficiario durante un periodo de tiempo determinado. Ese baremo se denomina base reguladora.
En práctica, tiene en cuenta cuánto has cotizado y realiza una media, que será tu base reguladora, a la cual se le aplicará un porcentaje que depende de las condiciones de la prestación para determinar el importe final que recibirás. Por tanto, es un dato esencial para saber cuánto recibirás mientras estés de baja, el “paro” que cobrarás si quedas desempleado o tu pensión por jubilación.
¿Cómo hacer el cálculo de la base reguladora?
El cálculo de la base reguladora tiene una relación directa con las bases de cotización del trabajador, ya que es una media de ellas durante un periodo previo, que varía según la prestación o subsidio en cuestión, pero generalmente incluye los últimos meses o años de actividad laboral. Ese promedio se utiliza como base reguladora para calcular la cuantía de la prestación o subsidio.
Por tanto, cuanto más altas hayan sido las bases de cotización, mayor será la base reguladora y la prestación recibida. No obstante, la prestación no depende únicamente de los días cotizados y la cantidad de dinero acumulada durante los años de trabajo, la Seguridad Social también establece un rango mínimo y máximo de pagos a recibir.
La norma general indica que, para calcular la base reguladora, hay que “dividir el importe de la base de cotización del trabajador en el mes anterior al de la fecha de iniciación de la incapacidad por el número de días a que dicha cotización se refiere”. La Seguridad Social aclara que, si el trabajador recibe un salario mensual, el divisor será 30. En cambio, si se trata de un salario diario, habrá que dividir por 30, 31, 28 ó 29.
La base reguladora en acción
El cálculo de la base reguladora también depende de la contingencia en cuestión, ya que las reglas difieren según se trate de una pensión de jubilación, una pensión de incapacidad o una prestación por desempleo. Asimismo, se valoran factores como el pluriempleo, los contratos para la formación y aprendizaje, la edad del trabajador y otras situaciones, que puedes consultar directamente en la Seguridad Social.
La base reguladora de la pensión de jubilación contributiva desde 2022, por ejemplo, es el cociente que se obtiene al dividir por 350 las bases de cotización del trabajador durante los 300 meses previos al mes en que causó la jubilación. Las bases de cotización de los últimos 24 meses, antes del mes de la jubilación, se consideran por su valor nominal, mientras que las restantes se ajustan a la evolución del Índice de Precios al Consumo (IPC).
En el caso de incapacidad temporal o desempleo, la base reguladora se calcula aplicando la norma general, por lo que se debe dividir la base de cotización entre los días del periodo cotizado (28, 29, 30 ó 31). Sin embargo, no se cobra el 100% de la cantidad resultante, la Seguridad Social estipula el porcentaje que corresponde en cada caso:
- Enfermedad común o accidente no laboral:
- 60% de la base reguladora que corresponda desde el día 4 hasta el 20 del mes, ambos incluidos.
- 75% de la base reguladora que corresponda a partir del día 21.
- Accidente de trabajo o enfermedad profesional: 75% de la base reguladora desde el primer día con derecho al cobro.
En resumen, la base reguladora es el pilar sobre el que se apoyan la mayoría de las prestaciones que ofrece la Seguridad Social. Tener claro ese concepto y su cálculo te permitirá hacer números y planificar mejor tu futuro financiero para que puedas afrontar con mayor seguridad y tranquilidad los imprevistos.
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Los 5 mejores programas para hacer presupuestos

¿Cuántas veces has perdido clientes por un error en un presupuesto o por tardar demasiado en enviarlo? En el ámbito empresarial, el tiempo es oro y cada detalle suma. Un programa para hacer presupuestos no solo acelerará ese proceso, sino que también te garantizará una mayor precisión y profesionalidad, por lo que podría marcar la diferencia en el número de ventas que cierras.
No olvides que cuando un cliente pide una tasación, espera mucho más que un documento con precios, también busca claridad y confianza. Un presupuesto rápido, desglosado y entregado a tiempo responde a su consulta, vende mejor tu propuesta y transmite una imagen positiva de tu negocio.
Softwares para crear rápidamente presupuestos completos y sin errores
Hacer presupuestos forma parte del día a día de muchos autónomos y propietarios de pequeñas empresas, pero como cada vez es necesario incluir más datos y es más difícil captar clientes, esta tarea puede llegar a consumir gran parte de tu jornada. Por suerte, existen programas para hacer presupuestos gratis o de pago que te permitirán ahorrar tiempo y trabajar de forma más eficiente.
- PandaDoc. Es una solución para crear presupuestos online de manera cómoda y rápida. Específicamente diseñada para este fin, cuenta con una gran biblioteca de plantillas gratuitas que se adaptan a diferentes sectores y tipos de negocio. Además, tiene la opción de dar seguimiento en tiempo real de la interacción del cliente para adoptar un enfoque más proactivo. También incluye la firma digital y permite personalizar las tablas de precios, así como aplicar descuentos y los impuestos correspondientes.
- Quipu. Es un software de facturación muy completo, enfocado fundamentalmente a las pymes y autónomos, que incluye un programa para hacer presupuestos gratis online. Su versión gratuita es más limitada, pero las versiones de pago ofrecen diferentes plantillas predefinidas. Lo más interesante es que, al tratarse de una herramienta contable más completa, facilita la centralización y automatización de la gestión administrativa del negocio, por lo que podrás convertir los presupuestos en facturas, albaranes o pedidos con un solo clic para ahorrar tiempo y evitar errores.
- Facturas Cloud. Este programa de facturación te ayudará a mantener bajo control la contabilidad de tu negocio. El proceso de creación de presupuestos es completamente configurable, desde las plantillas hasta el idioma y la moneda. Además, los documentos se guardan en la nube, por lo que podrás estar seguro de que nunca se van a extraviar y tendrás acceso en cualquier momento, lugar y dispositivo. El sistema asigna el número de presupuesto, para que no te equivoques, y luego podrás crear la factura automáticamente a partir de sus datos.
- Holded. No es solo un programa para hacer presupuestos, sino también una solución integral para simplificar la gestión contable de las pymes y autónomos. Brinda más de 40 plantillas para generar presupuestos, facturas, documentos y mensajes, que podrás adaptar a la imagen de marca de tu empresa. Permite elegir la moneda y el idioma, incorpora la numeración automáticamente y ofrece la opción de exportar los presupuestos en diferentes formatos, enviándoselos a tus clientes a través de un enlace. Incluso puedes añadir un anticipo de pago a cuenta y realizar una estimación de facturación.
- Billin. Si no quieres complicarte mucho, esta solución es perfecta por su simplicidad e interfaz intuitiva. Además, su herramienta de factura electrónica está 100% subvencionada para autónomos y empresas de 0 a 49 empleados gracias al Kit Digital. Lo más interesante es que podrás crear y enviar presupuestos en pocos segundos, ya que cuenta con una función de autocompletado inteligente de datos. También podrás personalizarlos usando diferentes plantillas, darles seguimiento y exportarlos en el formato que necesites.
Con estos programas para hacer presupuestos ya no tendrás que pasar largas horas creando cotizaciones en hojas de cálculo, ajustando precios manualmente y cruzando los dedos para que todo cuadre. Estos softwares te ahorrarán tiempo para que puedas dedicarlo a esas tareas que aportan más valor a tu negocio.
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Si acabas de abrir tu propia empresa, es probable que te sientas un poco abrumado por la contabilidad mercantil, ya que sus requisitos son más complejos que los de un autónomo. Uno de los aspectos más importantes que debes tener claro es el Impuesto sobre Sociedades, que grava la renta de las empresas y otras entidades jurídicas.
¿Qué es el Impuesto sobre Sociedades?
El artículo 31 de la Constitución Española establece que “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica”. En el caso de las personas, el sistema tributario español prevé el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Sin embargo, cuando la renta es obtenida por una persona jurídica (sociedad, asociación, fundación) o un ente sin personalidad jurídica, pero que se considera contribuyente (fondos de inversión, UTE, fondo de pensiones), se aplica el Impuesto sobre Sociedades.
Por tanto, se trata de un tributo directo y de naturaleza personal que grava la renta de las sociedades y otras entidades jurídicas, como señala la Agencia Tributaria. Como norma general, sólo quedan exentas algunas sociedades civiles que no tengan objeto mercantil y determinadas entidades del sector público.
Por otra parte, las instituciones sin ánimo de lucro, benéficas o de utilidad pública, así como las organizaciones no gubernamentales, los colegios profesionales, sindicatos, asociaciones empresariales, cámaras oficiales o partidos políticos, deben declarar las rentas obtenidas, pero pueden aprovechar una exención parcial.
¿Qué tipos impositivos se aplican en 2024?
El Impuesto de Sociedades se calcula a partir del resultado contable de la empresa, al cual se le aplica la base imponible correspondiente, que indicará cuánto debes pagar ese año. La Ley 27/2014, de 27 de noviembre regula todo lo relacionado con este tributo y determina diferentes tipos impositivos:
Tipo general del 25 por ciento
En 2014, el tipo general del Impuesto de Sociedades era del 30 por ciento, pero con la reforma fiscal se fue reduciendo, de manera que desde el 1 de enero de 2016 y, hasta la fecha, se aplica el 25 por ciento a las sociedades anónimas y sociedades de responsabilidad limitada.
Tipo reducido del 15 por ciento para emprendedores
Desde 2015, las sociedades de nueva creación pueden beneficiarse de un tipo reducido, que se aplica durante los dos primeros años en los que generen ganancias. No obstante, debes tener presente que ese 15% se aplica sobre la base imponible hasta 300.000 euros. Por encima de esa cantidad, los beneficios se gravan con un 20%.
Tipo reducido del 23 por ciento para pequeñas empresas
El 1 de enero de 2023 entró en vigor un tipo reducido del 23% para las pymes, microempresas y otras entidades de dimensiones reducidas. La condición que deben cumplir es que el volumen de negocios en el año anterior haya sido inferior a 1 millón de euros.
Tipo reducido del 20 por ciento para las cooperativas protegidas fiscalmente
Se aplica a todas las sociedades cooperativas protegidas fiscalmente, aunque los resultados extracooperativos deben tributar al tipo general o al 25%.
Cabe aclarar que las sociedades cooperativas de crédito y cajas rurales tributan al 25% y sus resultados extracooperativos al 30%.
¿Qué gastos puedes deducir?
Para poder deducir los gastos del Impuesto de Sociedades estos deben:
- Estar relacionados con la actividad de la empresa.
- Reflejarse adecuadamente en los libros de contabilidad.
- Estar justificados con una factura, preferentemente una factura completa, pues en algunos casos la factura simplificada común no es suficiente.
- Corresponder al ejercicio de la actividad, no se puede imputar a un año el gasto realizado en el ejercicio anterior, aunque existen gastos que se pueden dividir en varios años fiscales.
En 2024, gracias a una serie de sentencias emitidas por el Tribunal Supremo, los gastos deducibles en el Impuesto de Sociedades se han ampliado para incluir:
- Sueldo de todos los socios, aunque no esté reflejado en los estatutos, siempre que sean trabajadores y no administradores. El salario de los administradores y consejeros es igualmente deducible, a pesar de que no se haya establecido en los Estatutos de la Sociedad.
- Intereses y gastos de créditos. Los intereses y otros costes que soportan los autónomos y empresas, al pedir un préstamo o línea de crédito, se pueden deducir del Impuesto de Sociedades.
- Gastos de promoción. Los beneficios fiscales en el Impuesto de Sociedades se amplían a la promoción de la marca, por lo que las empresas pueden deducir los gastos que generen sus campañas publicitarias.
- Intereses de los aplazamientos tributarios en el Impuesto de Sociedades. Las multas y las sanciones no son deducibles, pero los intereses de demora sí, ya que están relacionados con el ejercicio de la actividad empresarial. Para incluirlos como deducción, dicho gasto no puede superar el 30% del beneficio operativo del ejercicio o sobrepasar el millón de euros.
¿Cuándo tienes que pagar el Impuesto de Sociedades?
Los plazos del Impuesto sobre Sociedades dependen del año fiscal de la empresa, lo cual significa que puedes seguir el año natural o elegir tu propio calendario. Aunque no existen fechas concretas, la ley establece ventanas temporales, por lo que tendrás un plazo máximo de 25 días naturales siguientes a los seis meses posteriores de cierre del ejercicio.
Si eliges el año natural, tendrás que presentar el impuesto, a más tardar, el 25 de julio. Recuerda que es obligatorio presentar el Modelo 200 de la Agencia Tributaria, aunque no resulte nada a ingresar o devolver o no hayas desarrollado ninguna actividad.
Además del modelo para presentar la declaración anual del Impuesto sobre Sociedades, también tendrás que presentar el modelo fraccionado. El modelo 202 se presenta en los meses de abril, octubre y diciembre, si tuviste un resultado positivo en tu última declaración del modelo 200. De esta forma, realizas un anticipo o pago a cuenta del importe total de la próxima declaración anual.
¿Qué hacer si no puedes pagar el Impuesto de Sociedades?
Si cuando llegue el momento de pagar el Impuesto de Sociedades, no cuentas con la liquidez suficiente, puedes pedir un aplazamiento. No obstante, debes tener claro que la deuda que se posterga es la que deriva del modelo 200, la declaración anual del Impuesto de Sociedades, no la cantidad a desembolsar en el modelo 202, que es un pago fraccionado.
Desde 2015, Hacienda dejó de pedir garantías para conceder el aplazamiento o fraccionamiento, siempre que la cantidad no superara los 30.000 euros. A partir de abril de 2023, dicha cantidad asciende a 50.000 euros. Si es mayor, la Agencia Tributaria solicitará un aval bancario, seguro de caución o garantía hipotecaria.
También ha ampliado los plazos máximos de pago para las solicitudes de tramitación automatizada exentas de aportar garantías. En el caso de las personas jurídicas, el plazo se ha extendido de 6 a 12 meses. Además, ha ampliado los plazos máximos de 36 a 60 meses cuando aportas un aval bancario o seguro de caución para facilitar, aún más, el pago del Impuesto de Sociedades.

En el contexto económico actual, marcado por elevadas tasas de interés, una gran competencia de mercado y un laberinto de opciones de inversión, muchas empresas están reevaluando sus estrategias financieras. Una práctica, en especial, destaca por ser una poderosa herramienta para optimizar la gestión de efectivo y liquidez: el cash pooling.
Cash pooling: definición y usos
El cash pooling es un recurso contable al que suelen recurrir los grupos empresariales para gestionar de forma centralizada su tesorería. También conocido como “caja única” o “agrupación de efectivo”, su principal objetivo es equilibrar las distintas cuentas de las empresas que conforman el grupo.
Las organizaciones que lo aplican pueden aprovechar varios beneficios:
- Centralizar el saldo. Consolidar todos los saldos dispersos del grupo empresarial en una cuenta central brinda una visión clara del efectivo disponible y facilita la gestión de los recursos financieros. También evita la existencia de cuentas con fondos ociosos y agiliza el acceso a los mismos.
- Optimizar la gestión financiera. Crear una caja única simplifica la administración y contabilidad de la empresa. Refuerza el control sobre los flujos de efectivo, reduce el margen de error en las transacciones financieras y optimiza el uso del capital dentro del grupo empresarial.
- Evitar el sobreendeudamiento. Disponer de una cuenta global consolidada asegura una distribución más eficiente de los fondos. Evita las transferencias excesivas y refuerza el control de los niveles de endeudamiento, por lo que resulta más fácil solventar las deudas que algunas empresas hayan podido contraer, contribuyendo a mantener una estructura de capital más saludable.
- Reducir los costes por comisiones e intereses. Otra de las grandes ventajas del cash pooling es el ahorro que representa en costes financieros. En vez de pedir préstamos externos, el grupo puede aprovechar su superávit para invertir en las áreas que lo necesiten. Eso reduce la dependencia de fuentes de financiación externas, sorteando los intereses y comisiones bancarias.
- Mejorar la capacidad de negociación. Al consolidar los saldos de todas las empresas, el grupo mejora su posición frente a entidades bancarias y otros socios financieros. En vez de negociar con múltiples cuentas con pequeñas cantidades, puede presentar una cuenta única que refleje una mayor fortaleza financiera, lo que mejorará las condiciones de financiación.
¿Cómo se aplica el cash pooling en la contabilidad empresarial?
El cash pooling es un proceso complejo que demanda una gestión meticulosa y una planificación estratégica. De hecho, antes de implementarlo, el grupo empresarial debe clarificar su estructura y la manera en que las entidades gestionarán los fondos.
- Abrir una cuenta central. Se determina una cuenta bancaria principal, generalmente de la empresa matriz, que se usará como cuenta de concentración y compensación.
- Formalizar los acuerdos legales y contractuales. Todas las entidades negocian los términos y condiciones del cash pooling, delimitando sus responsabilidades.
- Configurar los límites y autorizaciones. Se determinan los aspectos prácticos, como los límites de crédito para las cuentas subsidiarias y las autorizaciones necesarias.
Con esos detalles claros, generalmente al final de cada jornada laboral o un día específico de cada mes, se “barren” los saldos (completos o el límite fijado de antemano) de las cuentas subsidiarias hacia o desde la cuenta central para consolidar los fondos.
A continuación, se compensan los saldos, aunque en el caso del notional cash pooling se realiza una compensación virtual para el cálculo de intereses, sin mover los fondos, como explica el Banco Central Europeo. Luego, se calculan los intereses sobre los saldos consolidados, lo que puede generar un ahorro neto de costes en términos de intereses para el grupo empresarial.
Por supuesto, esta herramienta también demanda supervisar constantemente los saldos de todas las cuentas para mantenerlos dentro de los límites establecidos y asegurarse de que la liquidez esté disponible donde y cuando se necesite.
Por último, cabe recordar que concentrar todo el efectivo aumenta el riesgo, si no se gestiona adecuadamente. Además, una entidad con problemas financieros puede afectar al resto del grupo. No obstante, si se aplica correctamente, el cash pooling permite simplificar procesos, aprovechar mejor los recursos empresariales, reducir costes y mejorar la capacidad de respuesta ante los imprevistos, lo que terminará fortaleciendo la posición financiera del grupo.

Si tienes un negocio, es importante que sus cuentas estén cuadradas. Un buen control contable te permitirá supervisar las actividades y movimientos para asegurarte de que todo se desarrolla según el plan estratégico que has trazado. Una de las herramientas de control económico más importantes es la conciliación bancaria, pues te permitirá detectar y corregir posibles desviaciones que podrían afectar a la salud financiera de tu negocio.
¿Qué es una conciliación bancaria?
La conciliación bancaria consiste en comprobar los registros de los libros contables de la empresa con los extractos de las cuentas corrientes para detectar potenciales diferencias y realizar las correcciones o ajustes que sean necesarios. A través de esta operación, verificas que la cuenta bancaria refleja fielmente lo que ocurre en la contabilidad de tu empresa.
¿Cuándo debes hacer la conciliación bancaria?
Lo ideal es ir comprobando cada uno de los asientos contables minuciosamente, razón por la cual se recomienda no dejar pasar demasiado tiempo entre una conciliación y otra. Mientras más meses transcurran, más difícil será cuadrar las cuentas.
Este procedimiento, cuyo principal objetivo es mantener las cuentas y los movimientos bancarios bajo control, debería realizarse al final de cada mes, comparando el extracto de la entidad bancaria con las operaciones registradas de gastos e ingresos durante ese periodo de tiempo.
No obstante, su frecuencia dependerá de factores como el tamaño de la empresa y el volumen de las transacciones. Si tu negocio realiza muchos movimientos bancarios, deberías hacer la conciliación al menos cada 15 días, pues de lo contrario se convertirá en una tarea bastante engorrosa.
¿Cómo beneficia la conciliación bancaria a tu pyme?
La conciliación bancaria es mucho más que un simple ejercicio contable, es una práctica que aporta claridad y confianza en la gestión financiera de tu pyme. Cuando alineas tus registros internos con los informes del banco, no solo te aseguras de que cada transacción esté registrada correctamente, sino que también puedes detectar posibles errores antes de que se conviertan en problemas mayores.
- Mayor control de los recursos económicos. La conciliación bancaria te permitirá comprobar la veracidad de la información contable, de manera que podrás tener una imagen exacta de la situación económica de tu pyme. Tener la contabilidad al día y conocer tu saldo te ayudará a distribuir de manera más eficiente los recursos con los que cuentas para propiciar un crecimiento sostenido y viable a lo largo del tiempo.
- Detectar los errores contables. La conciliación bancaria evita sorpresas desagradables en la contabilidad de tu pyme. Te permitirá detectar errores en las entradas de los libros de contabilidad, cheques girados que no han sido cobrados, consignaciones registradas en los libros que el banco aún no ha abonado o, al contrario, notas de débito o crédito que el banco ha cargado o abonado, pero que todavía no has registrado en tus libros.
- Comprobar los pagos y cobros. Si tienes un volumen de negocio considerable, la conciliación bancaria se convertirá en la mejor herramienta para comprobar las transacciones que ha hecho tu pyme. Podrás tener claro a qué proveedores has pagado y mantenerte al día con los cobros, sabiendo la fecha de los vencimientos para reclamar a los clientes el pago de las facturas no abonadas.
- Prevenir pérdidas. La conciliación bancaria es vital para evitar pérdidas en el negocio. Este procedimiento no solo te permitirá detectar las facturas no cobradas, sino también posibles cargos erróneos. Además, te ayudará a detectar lo que no está funcionando, aquellas áreas que están generando pérdidas económicas, para que puedas replanteártelas.
- Facilitar la toma de decisiones. Cuanta más información poseas sobre el estado financiero de tu pyme, mejores decisiones podrás tomar. La conciliación de la cuenta bancaria te permitirá tomar decisiones estratégicas, basándote en datos fiables y actualizados, para que puedas potenciar las áreas más exitosas y rediseñar aquellas que no están dando los beneficios esperados.
- Mayor seguridad ante una inspección. La conciliación bancaria no es obligatoria, pero tendrás que hacerla para presentar los impuestos trimestrales y tus cuentas anuales. Además, tener la contabilidad al día y las cuentas cuadradas te hará sentirte más seguro, sobre todo de cara a una inspección, pues ya habrás detectado y corregido los errores o desajustes. Así, no tendrás problemas fiscales y evitarás sanciones económicas.
¿Qué tipos de conciliación bancaria existen?
Conocer los diferentes tipos de conciliación bancaria te ayudará a elegir la modalidad más adecuada para tu negocio. Así podrás llevar una gestión financiera más eficiente, que te ayude a mantener tus cuentas en orden y prevenir problemas fiscales de cara al futuro.
- Conciliación individual o aritmética. Es el tipo de conciliación bancaria que más utilizan las empresas y consiste en ir comparando los movimientos cronológicamente. Partiendo del saldo de los libros contables de la empresa, debes encontrar las diferencias con el saldo bancario para hacer los ajustes contables necesarios y actualizar el saldo del libro de bancos, cuya validez depende de que las operaciones mensuales estén verificadas en el extracto bancario.
- Conciliación conjunta o contable. En este tipo de conciliación bancaria se elabora un documento que contenga toda la información sobre los asientos que no corresponden y se usa para crear las pólizas de corrección (recuerda que, si registras mal una póliza, no puedes cancelarla ni borrar los movimientos, sino que tendrás que realizar una póliza nueva con el movimiento inverso). Las correcciones que sean necesarias estarán a cargo del banco o la empresa, dependiendo de quién es el responsable de los errores.
Las principales causas de los descuadres
Cuando hagas la conciliación bancaria, encontrarás básicamente dos tipos de inconsistencias: temporales o permanentes. Las inconsistencias temporales se deben a un descuadre entre la fecha que reflejan los libros contables y la del extracto bancario. En cambio, las inconsistencias permanentes son errores que comete la empresa o el banco al contabilizar los apuntes en cuestión.
Existen diferentes razones por las cuales el saldo final del banco no cuadra con la información que contienen los libros contables de tu negocio:
- Cheques girados por la empresa que los beneficiarios no han cobrado.
- Consignaciones en los libros contables que el banco no ha abonado.
- Notas de débito que el banco carga a la cuenta bancaria, pero que la empresa no ha registrado.
- Notas de crédito que el banco abona a la cuenta de la empresa, pero que ésta no ha registrado.
- Diferencia de tiempo en el registro de las partidas, ya que los bancos suelen tardar más en reflejarlas.
- Errores de la empresa al registrar los conceptos y valores en sus libros de contabilidad.
- Cobros por un terminal punto de venta en los que aparecen varias operaciones de venta agregadas, difíciles de vincular a las facturas.
- Errores de la entidad bancaria en la liquidación de determinados conceptos.
¿Cómo hacer la conciliación de una cuenta bancaria?
Para realizar la conciliación bancaria, necesitas información de dos fuentes contables distintas: los extractos bancarios y los libros contables. Los extractos bancarios recopilan todos los movimientos de las cuentas de tu empresa, indicando su concepto, la fecha y el importe.
Lo habitual es que cada cierto tiempo, generalmente de manera mensual, el banco te envíe un estado de la cuenta con todos los movimientos registrados. Las entidades bancarias se rigen por la norma 43 de la Asociación Española de Banca, la cual regula las características del archivo en el que se reflejan los movimientos de la cuenta corriente y que usarás para realizar la conciliación bancaria.
Por otra parte, debes consultar:
- Libro diario, que recoge todas las operaciones comerciales y financieras del negocio en orden cronológico, registradas en términos de “debe” y “haber”.
- Libro de ventas e ingresos, que refleja las facturas emitidas por orden de numeración.
- Libro de compras, que reúne las facturas que implican un gasto para la actividad.
- Libro de bancos, un registro contable auxiliar donde se registran todas las operaciones relacionadas con las cuentas bancarias.
Para facilitar esta tarea, sobre todo si tienes que lidiar con un gran volumen de operaciones, puedes dividirlas por periodos de días o semanas. Lo habitual es comenzar comprobando el saldo inicial y final para ver si existe alguna diferencia. Si es así, tendrás que revisar y verificar cada uno de los movimientos, punteando las operaciones correctas, para encontrar la diferencia o error.
- Compara fechas y movimientos de ingresos
Revisa la información del libro diario y el libro de ventas para comprobar si concuerda con los movimientos de “Haber” que se han producido en la cuenta empresarial.
- Compara fechas y movimientos de gastos
Constata si los datos del libro diario y el registro de gastos coinciden con los movimientos de “Debe” en la cuenta bancaria del negocio.
- Suma las cantidades
Además de comprobar la información interna con el registro bancario, realiza la suma de todas las operaciones para asegurarte de que no existen errores.
En cualquier caso, recuerda que no es inusual que los saldos sean diferentes. Los errores más comunes consisten en duplicar un registro u olvidar contabilizar un movimiento. También es habitual equivocarse al colocar una coma o invertir el orden de los dígitos.
La diferencia no siempre es un error, en algunos casos puede deberse a la aplicación de un criterio de devengo diferente. Por ejemplo, la entidad bancaria no registra una operación hasta que no la contabiliza, pero como pyme es posible que ya hayas reflejado esa actividad en tus libros contables. En esos casos, solo tendrás que realizar una anotación contable para dar seguimiento a la diferencia.
También es recomendable llevar un historial de los ajustes que hagas para tener futuras referencias de las discrepancias. Cuando hayas terminado de corregir los errores y realizar los ajustes, tendrás que conciliar nuevamente para verificar que los saldos coinciden y que la información concuerda, es precisa y está completa.
Por último, cabe aclarar que no vale establecer una partida conciliatoria y olvidarte del descuadre. Si acumulas partidas conciliatorias, terminarás con una contabilidad alejada de la situación real de tu pyme y cada vez será más difícil cuadrar las cuentas.
Automatizar la conciliación bancaria
Tanto por motivos legales como prácticos, es recomendable que tengas la información contable de tu negocio al día. Eso significa que tendrás que realizar la conciliación bancaria con cierta periodicidad, un proceso que te llevará tiempo, sobre todo a medida que tu empresa crezca.
La buena noticia es que existen programas específicos de gestión de tesorería que pueden encargarse de esa tarea, garantizando la integridad de los registros contables de tu pyme y una gestión financiera más eficaz.
Softwares como Quipu, Sage o Holded ofrecen soluciones de gestión de facturación, tesorería e impuestos. Normalmente, estos programas centralizan todas las cuentas bancarias de la empresa, lo que implica una gran ayuda si tienes en cuenta que los reportes de cada banco o entidad, así como sus sistemas internos, suelen tener diferentes formatos y aportan datos distintos, lo que dificulta aún más la conciliación bancaria.
Estas soluciones de software también suelen sincronizar en tiempo real los movimientos bancarios y los asocian con las facturas correspondientes o, en el caso de que no existan, crean la factura, ticket o nómina. Algunos, incluso, permiten añadir reglas para agilizar la conciliación de los movimientos recurrentes o brindan propuestas de conciliación masiva para que no tengas que aceptarlas y validarlas individualmente.
Con la tecnología, una tarea que suele ser tediosa y propensa a errores se convierte en un procedimiento más sencillo y rápido que te ahorra tiempo y recursos, mientras te proporciona una visión más clara de la situación financiera de tu negocio en cada momento.
¿Qué es y cómo se hace el arqueo de caja?

La transparencia financiera es fundamental en cualquier negocio. Una divergencia entre los registros contables y los ingresos y gastos reales no solo transmite una imagen distorsionada del funcionamiento de la empresa, sino que esos desajustes económicos también pueden tener repercusiones a nivel legal y fiscal. Por ese motivo, necesitas que cuadren las cuentas.
Arqueo de caja: ¿qué es?
El arqueo de caja es un procedimiento de control que se realiza en la propia empresa para comprobar que el dinero disponible coincide con los registros contables. Su principal objetivo es detectar discrepancias, errores o posibles fraudes. Tendrás que contar físicamente el efectivo de la caja, pero también debes incluir los cheques, vales, tarjetas y otros medios de pago para contrastarlos con las transacciones registradas en el sistema.
Si manejas grandes volúmenes de efectivo, es recomendable que hagas el arqueo de caja a diario. Si tu negocio no factura tanto podrás espaciar un poco más esta tarea, pero nunca dejes pasar más de un mes, ya que cuadrar las cuentas podría convertirse en una misión imposible.
¿Qué funciones cumple el arqueo de caja en una empresa?
- Control de los flujos de efectivo. Permite supervisar los ingresos diarios, identificando posibles diferencias entre los registros contables y el dinero físico, por lo que es útil para detectar desajustes y tener una visión clara de la salud financiera del negocio que facilite la planificación financiera a corto y largo plazo.
- Conocer las preferencias de pago de los clientes. Brinda información valiosa sobre los métodos de pago más usados en la empresa, lo que será útil para ajustar tu estrategia comercial a las necesidades de los clientes, impulsar determinados sistemas de pago o diseñar estrategias de marketing para captar y fidelizar más clientes en base a sus hábitos.
- Detectar posibles irregularidades. El arqueo de caja es una medida preventiva de control interno para identificar y corregir posibles errores en las operaciones cotidianas, desde pequeños descuadres hasta transacciones omitidas. También podría sacar a la luz actividades fraudulentas, por lo que a la larga facilita la transparencia y la responsabilidad.
- Cumplimiento fiscal. Llevar un registro detallado del efectivo te ayudará a cumplir tus obligaciones fiscales en materia de auditoría y supervisión interna. Por otra parte, tener las cuentas saneadas también te facilitará la presentación de las declaraciones de impuestos y reducirá el riesgo de sanciones o multas.
- Optimizar la gestión operativa. Realizar el arqueo de caja con regularidad te servirá para identificar áreas de mejora, ya que también podría poner de relieve ineficiencias en la forma de gestionar las operaciones diarias, ya sea por falta de capacitación del personal o debido a una metodología de registro de transacciones inadecuada. Eso se traducirá en una mejor administración del tiempo y los recursos.
Arqueo de caja: ¿cómo se hace?
Para hacer un arqueo de caja, debes contar el efectivo que se encuentra en la caja registradora. Luego verifica las otras entradas de dinero, como los pagos con tarjetas de crédito, cheques, tarjetas regalo, vales y cualquier otro método de pago aceptado. Por último, no olvides restar los descuentos que les hayas dado a los clientes o el dinero que hayas sacado de la caja para pagar a tus proveedores o cubrir otros gastos de la empresa.
Comprueba las diferentes partidas de ingresos de manera independiente. Concilia los registros contables con el efectivo real en la caja y haz lo mismo con el resto de los pagos. Si encuentras diferencias, tendrás que repasar todas las transacciones para identificar las causas. Las discrepancias no siempre se deben a robos, en ocasiones son fallos contables, justificantes perdidos o errores al cobrar o pagar.
Por tanto, el arqueo de caja es mucho más que una simple verificación diaria del efectivo. Es una herramienta estratégica que, si se aplica de manera constante y minuciosa, protegerá tus finanzas y te permitirá tomar mejores decisiones que contribuyan a la estabilidad y solidez del negocio.

Todas las empresas con sede fiscal en España están obligadas a pagar el Impuesto de Sociedades, cuya recaudación se destina fundamentalmente a sostener el Estado de bienestar. En 2023, por ejemplo, la recaudación de esta tasa supuso 35.060 millones de euros para las arcas públicas, un aumento del 9% en comparación con el año anterior, debido al incremento de los beneficios empresariales y a la subida del tipo efectivo sobre la base imponible del 0,8% en 2022, según datos de la Agencia Tributaria.
Los tipos impositivos que se aplican a las sociedades y las deducciones a las que tienen derecho se regulan mediante diferentes normativas publicadas en el BOE, por lo que las empresas deben mantenerse atentas a los cambios para incorporarlos en su contabilidad y a la hora de presentar sus balances.
¿Qué es el Impuesto de Sociedades?
El Impuesto sobre Sociedades grava las ganancias que obtienen las empresas y entidades jurídicas cuyo domicilio fiscal se encuentre en el territorio español. Este impuesto, que se paga de manera anual, se estructura alrededor de la contabilidad de la organización y se calcula teniendo en cuenta los resultados obtenidos, según la base imponible.
Tiene un carácter personalizado, puesto que la cantidad a pagar depende de las circunstancias específicas de cada empresa y se aplica al ejercicio económico previo de la sociedad, sin sobrepasar los 12 meses.
La necesidad de cambiar los tipos impositivos
En 2017, las grandes compañías tributaron a un tipo efectivo, sobre el resultado contable en el Impuesto de Sociedades, de poco más del 6%, mientras que el resto de las empresas lo hicieron alrededor del 15%. Eso significa que las pymes tuvieron que soportar una carga fiscal que duplicó las obligaciones impuestas a las grandes empresas, según reveló el Informe Anual de Recaudación Tributaria.
En la práctica, lo que ocurre es que las grandes compañías pueden aprovechar diferentes beneficios fiscales, como la libertad para determinar el ritmo de depreciación de sus activos fijos e inversiones inmobiliarias o las deducciones por plusvalías reinvertidas e inversiones en I+D+i.
Por ese motivo, el Ministerio de Hacienda anunció su intención de aumentar el Impuesto sobre Sociedades y poner fin a la desigualdad en el trato fiscal, a menudo amparada por una compleja arquitectura de deducciones que sólo benefician a las grandes sociedades, fijando un tipo impositivo mínimo del 15%, que considera de “justicia social”, por debajo del cual no se podrá aplicar ninguna deducción.
También se propuso ayudar a los pequeños negocios e incentivar el emprendimiento con normativas como la ley de fomento del ecosistema de las empresas emergentes de 2022, con la que ajustó los tipos impositivos para que estos negocios soporten una carga impositiva menos onerosa.
¿Qué tipos impositivos se aplican actualmente?
Para conocer la cuota íntegra a abonar, debes aplicar a la base imponible el gravamen adecuado, de acuerdo con el tipo de empresa.
Tipo general
Es del 25% y se encuentra vigente desde el 1 de enero de 2016. Se aplica a todas las sociedades anónimas y sociedades limitadas.
Tipos especiales
- Pymes, microempresas y entidades de pequeñas dimensiones. Desde el 1 de enero de 2023, se aplica un tipo reducido del 23%. El requisito para aprovechar esta deducción de carácter indefinido es que la cifra de negocios no supere el millón de euros.
- Sociedades de nueva creación. Las empresas nuevas pueden tributar al 15% durante el primer período impositivo en que tengan una base imponible positiva y el siguiente, a menos que por sus características puedan tributar a un tipo inferior.
- Empresas emergentes. Los negocios de nueva creación o que no lleven más de 5 años funcionando, que tengan su sede social y la mayor parte de su plantilla en España, desarrollen una actividad innovadora y escalable, no coticen en el mercado regulado ni hayan repartido dividendos, y su facturación anual no supere los 10 millones de euros, tienen derecho a un tipo del 15% durante el primer período impositivo en que la base imponible sea positiva y durante los tres siguientes, si siguen cumpliendo esas condiciones.
- Cooperativas fiscalmente protegidas. En este caso, tributarán un tipo del 20% sobre la base imponible de los resultados cooperativos. De hecho, a los resultados cooperativos y extraordinarios se les aplica el tipo general.
Al margen de estos tipos impositivos, existen ulteriores reducciones para entidades especiales:
- Tipo reducido del 10% para asociaciones y fundaciones, siempre que sean declaradas de utilidad pública, no tengan fines de lucro y estén inscritas en el registro correspondiente.
- Tipo reducido del 1% para sociedades de inversión, aplicable a todas las sociedades de inversión inmobiliaria, fondos de inversión financieros y sociedades de inversión de capital variable.
¿Cuáles son las novedades en el Impuesto de Sociedades en 2024?
Este año entran en vigor algunas de las modificaciones que se introdujeron en 2023, como la mencionada reducción del 25% al 23% del impuesto de sociedades para pymes y la aplicación de un tipo impositivo del 15% a las empresas emergentes y nuevas sociedades.
También es posible amortizar de manera acelerada las inversiones en vehículos nuevos FCV, FCHV, BEV, REEV o PHEV, que se destinen a la actividad empresarial y entren en funcionamiento en 2023, 2024 y 2025. En ese caso, podrás amortizarlos el doble de rápido de lo que determinan las tablas oficiales. Esta medida no solo refleja de manera más realista el desgaste que sufren los vehículos que se usan de manera intensiva, sino que también reduce la carga fiscal, por lo que podría mejorar el flujo de caja o facilitar la reinversión de esa cantidad en el negocio.
Por otra parte, con el objetivo de contrarrestar la evasión fiscal de las multinacionales y grandes compañías, así como nivelar el campo de juego con las empresas más pequeñas, se seguirá aplicando el tipo mínimo de tributación del 15%. Este ya se había impuesto en España desde 2022 para las sociedades con una facturación superior a 20 millones de euros y todos los grupos de empresas, incluyendo sus filiales en territorio nacional o extranjero.
Sin embargo, a inicios de 2024 se aprobó otro proyecto de ley para transponer la directiva europea que garantiza una imposición mínima global del 15% en el impuesto de sociedades para las multinacionales con una facturación que supere los 750 millones. En este caso, no se aplica sobre la base imponible del impuesto, sino sobre el resultado contable ajustado para evitar la doble tributación.
No cabe duda de que en un entorno empresarial cada vez más complejo y competitivo, mantenerse al tanto de las novedades en materia de deducciones del Impuesto de Sociedades puede marcar la diferencia en la rentabilidad de tu empresa. Las actualizaciones legislativas representan tanto un desafío como una oportunidad, sobre todo si eres capaz de adoptar un enfoque proactivo y las incluyes en tu planificación fiscal para sacarles el máximo provecho.

España es uno de los países de la Unión Europea con más autónomos: 2023 cerró con más de 3,3 millones de afiliados al RETA, lo que representó un 0,48% más que el año anterior, según el Ministerio de Trabajo. Y es que trabajar por cuenta propia es cada vez más interesante, sobre todo por la libertad que brinda para organizar la jornada laboral.
Con la ley de medidas de apoyo al emprendedor aprobada en 2013, el gobierno puso en marcha una serie de cambios dirigidos a incentivar el autoempleo y facilitar el emprendimiento, entre ellos la aplicación de una tarifa plana para los autónomos.
En aquel momento, el RETA ganó 44.000 cotizantes solo durante el primer semestre, lo que supuso un incremento del 2,2 %, de acuerdo con Cinco Días. Eso confirmó que la medida animó a muchas personas a poner en marcha su propio negocio, por lo que se ha mantenido a lo largo del tiempo, aunque con algunos cambios.
¿Qué es la tarifa plana para autónomos?
La tarifa plana para autónomos consiste en una reducción del pago mensual en las cuotas a la Seguridad Social. En vez de abonar la totalidad de cotización que te correspondería según tus ingresos reales, sólo tendrás que pagar un pequeño importe.
Al inicio, eran 50 euros mensuales durante el primer año de emprendimiento, aunque en la actualidad ha aumentado a 80 euros, a los cuales hay que añadir la cotización correspondiente al Mecanismo de Equidad Intergeneracional (0,7%), por lo que asciende a un total de 86,66 euros.
No obstante, sigue siendo una bonificación muy interesante porque disminuye bastante los costes que debes afrontar como autónomo cuando des tus primeros pasos. En 2024, la base mínima por la que tendrías que cotizar es de 751,63 euros, aunque podría ser mayor según tus ingresos reales.
En el caso de que cotizaras por el tramo más bajo, sin la tarifa plana tendrías que pagar todos los meses 234,51 euros. La bonificación te ahorraría 147,85 euros mensuales, para un total de 1 774,20 euros al cabo de un año o incluso más, si puedes disfrutar del periodo de ampliación.
¿Cuáles son las condiciones de la tarifa plana para autónomos?
Los requisitos de la tarifa plana para autónomos han ido cambiando para permitir que más personas puedan beneficiarse de ella, de manera que ya no se aplica únicamente a los menores de 30 años, sino a todos aquellos que comiencen una actividad como autónomo y cumplan las siguientes condiciones:
No haber estado dado de alta como autónomo en los últimos dos años, o tres si ya habías disfrutado de esta bonificación en el pasado. Existe una excepción: las mujeres que hayan cesado su actividad debido a la maternidad, proceso de adopción, guarda con fines de adopción, acogimiento y tutela que quieran retomar su negocio profesional, siempre que no hayan pasado más de dos años desde el día del cese.
No trabajar como autónomo colaborador, ya que, en este caso, existen bonificaciones específicas, aunque la tarifa plana sí aplica a las cooperativas de trabajo asociado.
Si estás en condición de pluriactividad; es decir, trabajas por cuenta propia y ajena, puedes elegir entre la tarifa plana para autónomos o las bonificaciones por pluriactividad.
No tener deudas pendientes con la Seguridad Social y Hacienda.
La buena noticia es que, aunque tengas trabajadores a tu cargo, podrás disfrutar de la tarifa plana, algo imposible en el pasado.
¿Y si eres autónomo societario?
Desde 2020, los autónomos que tengan una sociedad mercantil también pueden optar por la tarifa plana. En un principio, la ley los excluía, pero unas sentencias del Tribunal Supremo sentaron jurisprudencia y ahora estos profesionales pueden solicitarla cumpliendo sólo dos requisitos:
Ser la primera vez en darse de alta en el RETA o que hayan transcurrido 2 años sin haber trabajado como autónomo (3 años en el caso de que ya hubiera aprovechado la tarifa plana).
No tener deudas con la Seguridad Social y la Agencia Tributaria.
Los autónomos societarios, incluso, tienen la posibilidad de solicitar la tarifa plana con efecto retroactivo, siempre que el alta fuera posterior a septiembre de 2016.
¿Cuánto dura la tarifa plana?
La tarifa plana se aplicará durante un periodo de 12 meses, que puedes prorrogar por otros 12 meses adicionales, en el caso de que tus rendimientos económicos no superen el salario mínimo interprofesional. Obviamente, tendrás que acreditarlo con la declaración sobre la previsión de tus rendimientos netos.
No obstante, existen algunas situaciones que prevén una reducción específica, como explican desde la Seguridad Social. En estos casos, la tarifa plana se aplicará inicialmente por 24 meses y existe la posibilidad de prorrogarla durante otros 36 meses, siempre que la previsión de los rendimientos netos sea inferior al salario mínimo interprofesional.
Personas con discapacidad. Tendrán que acreditar un grado de discapacidad igual o superior al 33% con una resolución del órgano competente o del INSS.
Víctimas de violencia de género. Deberán demostrar su condición de víctima de violencia de género, presentando una certificación de los Servicios Sociales o una orden del Ministerio Fiscal, así como una sentencia condenatoria por dicho delito, una orden de protección u otra resolución judicial que refleje una medida cautelar a favor de la víctima.
Víctimas de terrorismo. Será necesario certificar la condición de víctima de terrorismo con el Certificado del Ministerio del Interior.
Comunidades autónomas con cuota cero para autónomos
Este año, varias comunidades autónomas han puesto en marcha lo que se conoce como “cuota cero” para sus nuevos autónomos. Se trata de una ayuda con la que se bonifica el 100% de la cuota de los nuevos trabajadores por cuenta propia que inicien su actividad. Las comunidades que la aplican son:
- Andalucía
- Aragón
- Baleares
- Canarias
- Cantabria
- Castilla-La Mancha
- Castilla y León
- Extremadura
- Galicia
- La Rioja
- Madrid
- Murcia
Esa ayuda puede aplicarse durante 1 o 2 años, en dependencia de las bases reguladoras y los requisitos específicos, los cuales difieren de una comunidad autónoma a otra. Por tanto, si emprendes en alguna de esas comunidades, no tendrás que pagar la cuota de seguridad social.
¿Cómo solicitar la tarifa plana para autónomos?
Si cumples con los requisitos para acceder a la tarifa plana para autónomos, debes darte de alta en la Agencia Tributaria, rellenando el modelo 037, y en la Seguridad Social bajo el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, mediante el modelo TA-0521. Si tienes un certificado digital, podrás realizar estos trámites por vía telemática.
Cuando te des de alta en la Seguridad Social, se aplicará automáticamente la tarifa plana sin que tengas que hacer nada más. Cuando termine el primer año, si tus rendimientos no superan el salario mínimo interprofesional, tendrás que presentar una segunda solicitud para seguir disfrutando de la cotización reducida, la cual irá acompañada de la declaración sobre los ingresos de los ejercicios correspondientes.