El cierre contable es uno de los procesos más importantes en la contabilidad de una empresa. Revisar y cuadrar las cuentas te permitirá determinar con exactitud si tu negocio ha generado ganancias o pérdidas durante el ejercicio. También podrás cuantificar con precisión los resultados de tu actividad empresarial para tener una panorámica general de su funcionamiento a lo largo del año. Por tanto, no solo es una herramienta valiosa para comprobar la eficacia de la actividad, sino también para tomar decisiones estratégicas de cara al próximo año.
¿Qué es el cierre contable?
El cierre contable es un procedimiento mediante el cual se cuadran y finalizan las cuentas anuales de una empresa dentro de un ejercicio contable, que normalmente implica un periodo de doce meses y se suele asociar al año natural, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, haciendo coincidir el fin del año fiscal con el final del año natural.
No obstante, en algunos casos el ejercicio puede ser más corto de lo habitual, ya que depende de factores como el momento en que se creó la empresa o la fecha de su disolución, aunque en ningún caso puede superar los 12 meses.
Generalmente, se hace coincidir el año natural con el ciclo económico del negocio, tomándolos como periodo de referencia para comparar la información fiscal, contable y económica, pero las empresas tienen libertad para fijar el periodo de 12 meses naturales que mejor se ajuste a las características de su actividad. Por esa razón, en sectores como la agricultura, el vacacional o la educación se suelen elegir otras fechas para realizar el cierre contable, las cuales reflejan mejor el ciclo natural de la actividad.
En cualquier caso, independientemente del periodo que elijas para realizar el cierre contable, debes saber que tienes un plazo de seis meses para trasladar esa información a Hacienda, puesto que se trata de la base sobre la que se calculan las obligaciones fiscales correspondientes.
La importancia del cierre contable para las empresas
- Conocer los resultados del ejercicio. El cierre contable es muy útil para visualizar y valorar los resultados que ha obtenido tu negocio a lo largo del año. Los valores finales de las cuentas, operaciones e inversiones revelan los niveles de rentabilidad de la actividad y la efectividad en la gestión del capital, brindando un panorama más claro del rendimiento en general.
- Comprobar la fiabilidad del proceso contable. El cierre contable, junto al balance de comprobación, implican un proceso de evaluación de los registros y conciliaciones, así como la revisión de las facturas y la documentación tributaria, por lo que te permitirá detectar y corregir posibles errores para asegurarte de que la información contable de tu empresa es precisa y fiable.
- Precisar los cambios en el patrimonio neto de la empresa. Para realizar el cierre contable es necesario analizar los bienes con los que cuenta la empresa, desde los vehículos y locales hasta el mobiliario o la maquinaria. Por consiguiente, es una herramienta particularmente útil para determinar la pérdida de valor de dichos activos y estimar su futura depreciación, así como para tomar decisiones más informadas sobre la necesidad de realizar nuevas inversiones o solicitar líneas de crédito.
- Resumir la dinámica de los gastos. En el cierre contable de una empresa se desglosan todos los gastos en los que ha incurrido, por lo que brinda información detallada sobre la evolución de cada uno y el capital que demandan. Así, también podrás estimar los costos operativos para el próximo ejercicio y aplicar cambios para reducirlos si es necesario.
- Auditar el inventario y su gestión. Para realizar el cierre contable, es necesario analizar el inventario de existencias, por lo que aporta información actualizada sobre su valor contable y los gastos que genera su gestión. Así, podrás formarte una idea más específica sobre esta área de tu negocio y su eficiencia para que puedas proyectar estrategias de gestión más adecuadas que te permitan ahorrar.
- Dotar a la empresa de provisiones. El cierre contable no solo sirve para analizar el ejercicio que acaba de terminar, sino también para proyectarse al futuro y garantizar la estabilidad del negocio. Te permite determinar con mayor precisión el monto que debes asignar a las provisiones para cubrirte las espaldas en caso de emergencias, riesgos y gastos inesperados.
- Reflejar la evolución histórica de la empresa. El cierre contable no solo es una obligación fiscal, sino que también sirve para dar seguimiento a la evolución del negocio. Sus resultados son indicadores fiables para que puedas comparar el rendimiento de la actividad a lo largo de los años e introducir los cambios que sean necesarios para corregir su curso.
Como resultado, el cierre contable te permitirá comenzar el nuevo ejercicio con una visión más clara del funcionamiento de tu negocio. Aporta la base organizativa contable para la toma de decisiones, ayudándote a evitar posibles riesgos para su continuidad y planificar estrategias más eficientes que fomenten su crecimiento.
Cierre contable paso a paso
Antes de comenzar el cierre contable de la empresa, hay que cuadrar la contabilidad. Por tanto, tendrás que comprobar que los datos coincidan con lo que reflejan los libros contables de tu negocio y realizar los ajustes necesarios para seguir adelante con el asiento de cierre contable.
- Hacer el balance de comprobación de sumas y saldos. Al comprobar la suma del debe y el haber de las diferentes cuentas y el saldo correspondiente, podrás conciliar el libro mayor con la estructura económica y financiera de la empresa. Esta operación también permite detectar posibles errores en los mayores contables de alguna cuenta del libro diario.
- Comprobar el plan general contable. Verifica que no hay errores en la contabilidad de los siguientes grupos o cuentas: Financiación básica, Activo no corriente, Existencias, Acreedores y deudores por operaciones comerciales, Cuentas financieras, Compras y gastos, Ventas e ingresos y Gastos e ingresos imputados al patrimonio neto.
- Revisar el recuento de existencias. Tendrás que restar las existencias no consumidas de las compras realizadas a lo largo del año, como las mercancías y las materias primas que se utilizan para fabricar productos. Esa cifra debe cuadrar con el número de existencias que tienes en la actualidad. De hecho, una variación de existencias afectará al resultado de la empresa, originando un ingreso o gasto.
- Reclasificar deudas y créditos. Debes reclasificar las obligaciones pendientes del año contable y expresarlas como deudas a corto plazo, según la cuantía a pagar en el ejercicio siguiente. Lo mismo se aplica a los créditos a cobrar de manera total o parcial durante el próximo ejercicio contable.
- Aplicar los ajustes contables por periodificación. Según el principio de devengo, todos los gastos e ingresos no se tienen en cuenta para realizar el cierre contable, por lo que debes realizar un ajuste en las cuentas. Los gastos que se anticipan para el año próximo o los pagos por adelantado de clientes no se pueden incluir en el ejercicio de ese año.
- Regularizar el asiento de pérdidas y ganancias. En este paso del cierre contable debes regularizar las cuentas de pérdidas y ganancias, analizando la diferencia entre ingresos y gastos. También debes regularizar las cuentas de patrimonio neto, el resultado de los gastos imputados al patrimonio neto y los ingresos imputados al patrimonio neto.
- Realizar el asiento de amortización del inmovilizado material. Para realizar el cierre contable de la empresa, también debes tener en cuenta el precio, estado y valor de compra del inmovilizado material, aplicando los coeficientes de amortización correspondientes.
- Cerrar el libro de inventarios y las cuentas anuales. En este libro debe quedar reflejado el balance inicial al comienzo del ejercicio, los balances de comprobación de sumas y saldos, el inventario de cierre y las cuentas anuales.
- Asiento de regularización. Para terminar el cierre contable de la empresa, debes calcular la diferencia entre ingresos y gastos durante el año. Así, sabrás si se han generado pérdidas o ganancias. Luego tendrás que aplicar la cuota de impuesto de sociedades que corresponda, contrastándola con los pagos a cuenta y retenciones durante el ejercicio. Además, debes volver a calcular el asiento de regularización, incluyendo el gasto en impuesto de sociedades.
- Asiento de cierre. El último paso en el cierre contable del ejercicio consiste en saldar todas las cuentas abiertas. Tendrás que cargar las que tengan saldo acreedor y abonar las que tengan saldo deudor. A partir de este momento se dejan de registrar las operaciones de este periodo.
Por último, recuerda que si retrasas el cierre del ejercicio, te expones a que los saldos bancarios o de acreedores y deudores alteren tu balance. Además, no podrás conocer la situación real de tu empresa, lo cual podría llevarte a tomar malas decisiones que pongan en riesgo su continuidad.
Por otra parte, no depositar las cuentas anuales dentro del plazo de tiempo establecido te impide inscribir cualquier tipo de documento en el Registro Mercantil e implicará una sanción económica, cuya cuantía dependerá de la dimensión de la empresa, el importe total de las partidas del Activo y las ventas del último ejercicio declarado a Hacienda.