En un contexto todavía cambiante e incierto, las pymes que sean capaces de realizar cambios en sus proyectos con rapidez juegan con ventaja. Ese es precisamente uno de los propósitos de la metodología Agile, una propuesta de un grupo de desarrolladores de software que se puede asumir como una filosofía de trabajo y aplicar en todas las áreas de la organización, sobre todo en Recursos Humanos.
Cuando la metodología Agile se integra en la cultura empresarial, tus empleados trabajarán más a gusto ya que no se les trata como meros activos laborales sino como personas cuyo trabajo aporta valor. Como resultado, aumenta su motivación, nivel de compromiso y productividad.
Esta metodología de trabajo también te ayudará a atraer nuevo talento ya que crearás un entorno laboral más atractivo. A la larga, la metodología Agile te reportará clientes más satisfechos pues podrás reducir los tiempos de entrega y mejorarás la calidad del producto final.
La metodología Agile se opone a cronometrar el trabajo de los empleados como medida para valorar su productividad y remuneración. Propone recuperar el valor humano, de manera que los empleados aporten auténtico valor a la organización, lo cual coloca en el centro de mira su motivación y satisfacción laboral.
La metodología Agile se aplica mediante un proceso denominado Scrum, que se basa en la creación de equipos multidisciplinarios. Luego cada grupo realiza sesiones diarias donde los miembros explican qué tareas han realizado, qué tienen pendiente y qué impedimentos les han impedido avanzar. Así todos saben en qué punto se encuentra cada uno y cómo pueden colaborar para seguir avanzando.
Con la metodología Scrum, el poder recae sobre las personas. Aunque existe la figura del Scrum Master, que lidera las reuniones y ayuda al equipo, en realidad es más un facilitador que un gestor. Los miembros del equipo deciden de manera conjunta cuál es mejor estrategia a seguir y, dado que esos grupos están compuestos por personas de diferentes áreas de la organización, tienen una visión más global del proyecto.
Uno de los principios básicos de la metodología Scrum consiste en dividir los grandes proyectos en pequeñas partes, de manera que las modificaciones necesarias solo afecten a áreas específicas. Con este método logras realizar entregas continuas y veloces, lo cual te permitirá ser más eficiente y competitivo, ahorrando costos y aumentando la satisfacción de tus clientes.
Según la metodología Agile, es más importante encontrar soluciones rápidamente para los problemas imprevistos que ceñirse a un plan. La habilidad para adaptarse a los cambios es esencial para que las pymes sobrevivan y sean competitivas en el mercado actual.
Existen diferentes softwares que facilitan la aplicación de la metodología Agile y los procesos Scrum. Factorial, por ejemplo, tiene una versión básica gratuita para la gestión de Recursos Humanos que te permitirá encargarte eficientemente de las vacaciones, ausencias y bajas médicas, así como implementar planes de retribución flexible, almacenar la documentación de la empresa y conectar con tus empleados.
Para aplicar la metodología Scrum, hay softwares como TargetProcess, que facilita la visualización de datos en todos los niveles de la empresa, permite que cada persona pueda priorizar los elementos de trabajo entrantes, muestra el progreso del proyecto e incluso tiene alertas automáticas según los criterios de riesgo que establezcas, comparando los planes originales de trabajo con el trabajo real.