La capacitación es una necesidad básica de todas las pymes que quieran ser eficientes y competitivas, puesto que en la organización siempre se producen nuevas incorporaciones y ascensos que demandan una formación específica. En ese contexto, el mentoring es una de las estrategias de capacitación más utilizadas, aunque a menudo se aplica de manera informal, sobre todo en las pymes.
El concepto de mentor es muy antiguo. Sus orígenes se remontan a “La Odisea” de Homero. En este poema griego de unos 3.000 años, Odiseo confía a su joven hijo Telémaco al cuidado de Méntor, su amigo de confianza, cuando se va a luchar en la Guerra de Troya. Durante todos los años que estuvo fuera, Méntor apoyó y orientó al niño, preparándolo para que se convirtiera en el rey de Ítaca.
Sin embargo, Homero no le confirió a Méntor todas las características que hoy asociamos a la tutoría. Fue el autor francés, François Fénelon, el responsable de desarrollar la visión popular del mentor en su novela de 1699 “Las aventuras de Telémaco”, en la que se refirió a Méntor como un “guía e instructor” u “otro padre”.
No obstante, en la Edad Media el proceso de mentoring ya se había convertido en una práctica común de los gremios. En aquella época, los comerciantes y artesanos enseñaban a los jóvenes aprendices las habilidades, técnicas y conocimientos que necesitaban para desempeñar la profesión. Entonces, los aprendices debían trabajar para el maestro durante unos 12 años o hasta que cumplieran los 21 años.
De cierta forma, la llegada de la Revolución Industrial interrumpió el modelo de mentoring, ya que los trabajadores recibían una formación más estandarizada e impersonal, en lugar de ser guiados de manera personalizada por un mentor.
En la década de 1960 todo comenzó a cambiar, en gran parte debido a un grupo de psicólogos y sociólogos de la Universidad de Yale, quienes publicaron un análisis detallado de la importancia de los mentores para apoyar, orientar y guiar a las personas en la consecución de sus sueños.
A partir de ese momento, el sector empresarial y los ejecutivos de las grandes compañías comenzaron a reconocer el papel de los mentores en las organizaciones. Desde entonces, el mentoring se utiliza cada vez más en los lugares de trabajo para ayudar a progresar al personal en todos los niveles.
El mentoring es un proceso de enseñanza en el ámbito profesional, una modalidad de capacitación en la que interviene una persona con más experiencia y conocimientos, que asume el rol de mentor, y la persona que recibirá esa formación para ampliar sus habilidades, el mentee.
A diferencia del coaching, que se enfoca en el desarrollo personal trabajando sobre ciertas actitudes, creencias o hábitos limitantes; el mentoring empresarial se centra más en el plano profesional. Es una herramienta de enseñanza práctica para que el trabajador adquiera las competencias y conocimientos que necesita para ejercer sus funciones en el ámbito laboral.
El mentoring empresarial es provechoso para todos. Al recibir apoyo profesional, el mentee puede desempeñar sus funciones con mayor confianza y seguridad, además de acortar su curva de aprendizaje, lo cual mejorará su productividad y le brindará más oportunidades para seguir creciendo dentro de la empresa. Este trabajador no solo adquirirá las habilidades profesionales necesarias, sino que también compartirá los valores y la visión global de la empresa, desarrollando un mayor sentido de pertenencia.
El mentor también se beneficia de la enseñanza, puesto que puede seguir desarrollando sus habilidades profesionales y mejorar su liderazgo. Enseñar y orientar a los empleados más inexpertos le permitirá pulir sus habilidades sociales y comunicativas, practicar la escucha activa, ser más empático y mostrarse más receptivo a diferentes perspectivas. Además, representa un reconocimiento profesional a sus conocimientos y/o trayectoria, lo cual mejora su reputación dentro de la empresa y suele influir positivamente en su motivación y desempeño.
Obviamente, las pymes también se benefician del mentoring, generalmente gracias al entorno de perfeccionamiento que genera este tipo de programa. La tutoría contribuye a crear una cultura laboral basada en el apoyo mutuo, el aprendizaje y el conocimiento compartido. Este proceso de acompañamiento hace que los empleados se sientan apoyados y les brinda la oportunidad de construir relaciones sólidas, facilitando el trabajo en equipo.
Como resultado, el mentoring potencia la motivación y satisfacción de los trabajadores, conduciendo a un aumento de la eficiencia y la productividad. De hecho, es una excelente estrategia para mejorar la retención de personal. Reemplazar a un empleado puede costar entre 1,5 y 2 veces más que el salario de ese trabajador, según el sector donde opere la empresa, pero las organizaciones que recurren al mentoring ostentan una tasa de retención un 50 % más alta, según mentorcliQ.
Cuando los empleados perciben que tienen oportunidades de seguir creciendo profesionalmente en una empresa que tiene en cuenta sus necesidades, se sienten más comprometidos y es menos probable que la abandonen. Al retener el talento, este proceso también evita que profesionales cualificados se lleven su conocimiento y capacitación a empresas competidoras.
Por otra parte, el mentoring es una alternativa particularmente interesante a los programas de capacitación tradicionales para brindar una formación específica que facilite la integración de los nuevos empleados con un coste mínimo para el negocio. El ahorro económico que representa esta estrategia de capacitación puede destinarse a contratar más personal, aumentar los salarios, aportar más beneficios a los trabajadores o, incluso, realizar nuevas inversiones que impulsen el crecimiento del negocio.
En las pymes, el mentoring se suele aplicar de manera informal, pero si quieres sacarle el máximo partido, es conveniente que diseñes un programa siguiendo estos pasos:
Todo programa de mentoring demanda planificación y organización. Por tanto, debe tener unos objetivos claros, centrarse en ciertas áreas y apuntar al desarrollo de determinadas competencias profesionales. Tu programa de mentoring puede enfocarse en la incorporación de nuevos empleados a la empresa, el desarrollo de líderes o la retención del personal.
En cualquier caso, es importante que tus objetivos sean específicos, medibles, realistas, alcanzables y acotados en el tiempo. De hecho, es conveniente que estimes las horas que se dedicarán a cada acción individual y la duración del programa.
También debes determinar algunos indicadores medibles que te permitan comprobar la eficacia del mentoring y sus resultados, como la tasa de participación, el nivel de satisfacción de los empleados y el progreso del mentee, sin olvidar variables organizativas como la retención de personal y la productividad en el puesto de trabajo.
El éxito del mentoring depende, en gran medida, del mentor, por lo que es importante que selecciones a personas con experiencia, que tengan habilidades de liderazgo, estén comprometidas con tu empresa y sepan transmitir sus conocimientos.
Valora la posibilidad de brindarles una formación externa en técnicas de mentoring. La capacitación formal sentará unas bases sólidas para tu programa de mentoring funcione y les proporcionará las herramientas que necesitan para guiar adecuadamente a sus mentees.
El seguimiento del plan de mentoring es crucial. Debes ir midiendo tanto el grado de satisfacción de los trabajadores implicados como la evolución de los indicadores relevantes para tu negocio. Por tanto, establece un plan de seguimiento semanal o mensual para verificar que la información fluye correctamente entre el mentor y el mentee.
Solicita informes de seguimiento para comprobar los avances, aprendizajes y grado de satisfacción, aunque siempre teniendo en cuenta que el proceso de mentoring es confidencial. Analiza las incidencias en el programa y corrige las dificultades o imprecisiones que detectes.
Las grandes empresas son conscientes de la importancia del mentoring, por eso cuentan con programas de capacitación para sus empleados que les ayudan a desarrollar al máximo su potencial profesional, labrarse una carrera en la organización y aportar más valor al negocio.
En resumen, existen diferentes estrategias y enfoques para desarrollar un programa de mentoring en las empresas. Planificar e implementar las acciones de tutoría requiere esfuerzo, pero las ventajas que aportan exceden con creces los recursos, el esfuerzo y el tiempo invertidos.