Las startups son una modalidad de emprendimiento que ha ganado popularidad en los últimos años. España contaba con 12.041 startups en 2022, una cifra que la convierte en el cuarto país europeo con más empresas emergentes, según La Moncloa. Sin embargo, cualquier empresa nueva no puede calificarse como startup.
¿Qué es una startup y en qué se diferencia de una empresa de reciente creación?
Una startup es una empresa de nueva creación o muy joven que tiene un gran potencial de crecimiento y comercializa productos o servicios usando las tecnologías de la información y la comunicación. A diferencia de las pymes convencionales, que suelen tardar más en generar beneficios, las startups salen rápidamente al mercado para atraer inversiones, aunque existen otras características que las distinguen.
- Innovación. Suelen enfocarse en productos o servicios disruptivos que intentan resolver problemas de manera novedosa o más eficiente. De hecho, el producto o servicio resultante debe satisfacer una necesidad insatisfecha o cubrir un nicho de mercado desatendido.
- Escalabilidad. Las startups están diseñadas para crecer rápidamente y expandirse a gran escala, generalmente aprovechando la tecnología. Se caracterizan por la velocidad a la que pueden crecer y generar ingresos, que suelen aumentar de manera exponencial.
- Mayor riesgo, aparejado a mayores recompensas si tienen éxito. Como este tipo de empresas suelen seguir modelos de negocio novedosos que se alejan de lo establecido y tienen un carácter eminentemente experimental, están más expuestas al fracaso.
- Uso de la tecnología. Mientras que las empresas convencionales suelen tardar en adoptar las nuevas tecnologías, las startups las utilizan para crecer, encontrar financiación, validar su idea de negocio o difundir sus productos y servicios. Gracias a ese enfoque, pueden desarrollar su plan de manera más ágil y con recursos limitados.
- Gran flexibilidad. El dinamismo intrínseco a las startups les permite pivotar su idea de negocio y corregir los errores con rapidez para adaptarse al mercado o las necesidades del público. Parte de esa flexibilidad se debe a que suele tratarse de equipos pequeños, creativos y multidisciplinarios en los que la estructura jerárquica y los roles no son tan rígidos como en las grandes empresas.
- Eficiencia. Uno de los principales objetivos de estas empresas es reducir al mínimo los costes durante las fases iniciales del proyecto, no solo porque suelen contar con un presupuesto limitado, sino también para crecer más rápido, aunque luego generan unos ingresos muy altos.
Las etapas de desarrollo de una startup
Las startups, al igual que las empresas convencionales, pasan por diferentes fases, aunque no siempre de la misma manera o en el mismo orden. El éxito en cada etapa dependerá de su capacidad para adaptarse a las necesidades del mercado y las oportunidades que se presenten.
- Idea y conceptualización. Se identifica el problema u oportunidad y se concibe la solución, validando la idea y desarrollando el plan de negocio preliminar para comprender cómo se generarán los ingresos.
- Desarrollo y validación del producto mínimo viable. Consiste en crear una versión básica del producto con las funcionalidades esenciales para resolver la necesidad identificada, con el objetivo de validar la idea en el mercado real y realizar las mejoras necesarias en base a la retroalimentación.
- Lanzamiento. En esta fase se lanza el producto a un mercado más amplio y se ponen en marcha las estrategias de marketing para generar una base de clientes, aunque se sigue recopilando información para realizar nuevas mejoras.
- Escalabilidad. Es una etapa de crecimiento rápido en la que se implementan las estrategias para escalar el negocio, aumentar su capacidad operativa y optimizar los procesos. La startup puede expandirse a nuevos mercados geográficos o segmentos de clientes, por lo que suele necesitar una inversión adicional.
- Consolidación y madurez. La startup optimiza los procesos internos para ganar en eficiencia y logra estabilizar el flujo de ganancias. También comienza a explorar otras líneas de productos o servicios para diversificar sus fuentes de ingresos.
En algunos casos, las startups son adquiridas por empresas más grandes o se fusionan con otras compañías para ganar cuota de mercado. También pueden salir a bolsa para recaudar más fondos, si han logrado un reconocimiento y demuestran un crecimiento sostenible a largo plazo. Sin embargo, lo cierto es que nueve de cada diez startups fracasan antes de los tres años, de acuerdo con IFFE Business School, por lo que si vas a emprender bajo esta modalidad, es importante que aprendas a gestionar bien los riesgos.