El escenario económico actual ha motivado a muchas empresas a buscar nuevas oportunidades fuera de las fronteras nacionales. En España las empresas exportadoras se han triplicado desde la crisis y su número sigue creciendo. Muestra de ello es que en 2017 las exportaciones marcaron un récord histórico alcanzando los 277.126 millones de euros, lo cual supone un incremento del 8,9 %, según el Ministerio de Economía y Empresa.
No cabe duda de que el comercio exterior representa una gran oportunidad para las pymes, pero antes de internacionalizar una empresa es fundamental cerciorarse de que cuenta con las ventajas competitivas necesarias para entrar en un nuevo mercado.
Las empresas exportadoras son aquellas que comercializan sus productos o servicios fuera de las fronteras nacionales. Una vez que la empresa se ha consolidado en el mercado nacional y tiene una marca reconocida, comienza un proceso de internacionalización a través del cual explora nuevos mercados. Para tener éxito, la empresa debe ser capaz de adaptar su estrategia de marketing y comercialización a las peculiaridades del país, aplicando en la medida de lo posible la economía de escala.
Diversificar el riesgo.Una de las principales ventajas de abrirse al comercio exterior consiste en llegar a nuevos mercados y clientes, los cuales implican una mayor diversificación del riesgo. No dependerás únicamente del mercado nacional, de manera que una contracción en su consumo no afectará tanto a tu negocio. Cuando diversificas logras minimizar el impacto de las situaciones económicas adversas en los mercados donde operas, ya que puedes compensar esas pérdidas o impagos con las ganancias que obtienes en los otros mercados.
Proyectar una imagen empresarial más sólida. La posibilidad de ampliar los procesos productivos, entrar en nuevos mercados y enriquecer la cartera de clientes brinda a las pymes una mayor estabilidad desde el punto de vista financiero. Una empresa exportadora capaz de competir a nivel internacional también proyecta una imagen más sólida y fiable. El valor percibido de un negocio que opera en el comercio exterior suele aumentar, no solo a nivel de consumidor sino también entre los proveedores, accionistas y entidades financieras.
Ganar en competitividad y rentabilidad. La posibilidad de aplicar la economía de escala es una de las mayores ventajas de las empresas exportadoras pues al abaratar los costes de producción, logran reducir el precio final al consumidor. La economía de escala también permite mejorar la calidad final del producto y aumentar la productividad, de manera que la empresa logra ser más eficiente y competitiva en el mercado. Como resultado, la actividad exportadora suele influir positivamente en la rentabilidad financiera, de manera que los socios obtienen un mayor beneficio económico respecto a la inversión.
Aumentar los ingresos.Encontrar nuevos clientes en el mercado internacional suele generar un incremento de la facturación. Las ventas de las empresas exportadoras suelen crecer, en comparación con aquellas que se limitan al territorio nacional. Según un estudio realizado por la consultora Millward Brown, la facturación de las empresas españolas que llevan más de cinco años operando en el comercio exterior aumenta un 40 %.
Mejorar el posicionamiento de marca. La internacionalización potencia el posicionamiento de la marca, también en el país de origen. Una mejora en la reputación en los nuevos mercados genera un cambio positivo en las actitudes hacia la marca, tanto de los consumidores como del resto de los actores implicados. Las empresas que han sabido construir una marca internacional, adquieren ventajas competitivas que aportan un valor añadido a sus productos y servicios.
Si estás pensando en convertir tu pyme en una empresa de exportación, es conveniente que le eches un vistazo a los documentos necesarios para exportar desde España y, si necesitas una ayuda adicional, puedes solicitar un aval internacional para exportaciones.