Si estás pensando en abrir un negocio, es probable que necesites alquilar un local comercial, nave industrial u oficina. Además del importe del alquiler y del coste de las obras que tengas que realizar, debes calcular otro detalle: las garantías del pago de la renta. Es probable que el arrendador te exija un aval para asegurarse de que puedes pagar el alquiler pactado en el contrato.
En el momento en que negocies el alquiler, es habitual que el propietario exija todas aquellas garantías que considere oportunas para blindar el contrato. Además de la fianza legal, que según el artículo 36 de la Ley de Arrendamientos Urbanos asciende a dos mensualidades de renta en el caso de los locales comerciales y se debe entregar en el momento en que se firme el contrato, es habitual que los propietarios soliciten un aval para el alquiler.
Mediante un aval, el avalista se hace cargo de las obligaciones que ha contraído ante el arrendador, en caso de que no pueda cumplir con los pagos del alquiler. Los avales bancarios son los más comunes. A través de ellos, el banco garantiza el pago de la renta pactada durante un periodo de 3 o 6 meses, según las condiciones del contrato.
La solicitud del aval para alquilar recae sobre el propietario. Es habitual que lo pida cuando se trata de empresas pequeñas o de reciente constitución porque suelen suponer un mayor riesgo de impago. Lo confirma el VIII Informe de Financiación de la Pyme, en el que se apreció que la necesidad de garantías es mayor en las empresas que tienen menos de 10 años de antigüedad.
Si trabajas en el sector de las telecomunicaciones y la información, hostelería y restauración, construcción, o brindas servicios a empresas, también es más probable que te pidan un aval para el alquiler. Si la renta es muy elevada, el arrendador también solicitará garantías, ya que el impago representaría una pérdida considerable.
En otros casos, sobre todo cuando se trata de un local con mucha demanda, presentar por iniciativa propia un aval para el alquiler podría sumarte puntos respecto a las otras empresas que estén interesadas en el local, ayudándote a brindar una imagen más profesional y solvente.
Con la ayuda de una SGR podrás conseguir un aval para el alquiler. Gracias a ese contrato de afianzamiento, mediante el cual la SGR garantiza la operación de alquiler, podrías negociar en mejores condiciones el precio y las condiciones del alquiler. No es casual que el 65,6 por ciento de las pymes que han recurrido a los avales de las SGR reconozcan que les han ayudado a reducir los costes de las operaciones, según reveló el citado informe de SGR-Cesgar (¿se puede poner link a la web de Cesgar o al informe otra vez?).
El primer paso para conseguir el aval es elegir la SGR que mejor se adapte a las características de tu negocio. Investiga qué SGR opera en la zona donde se encuentra tu empresa e infórmate sobre sus requisitos para conceder avales para las operaciones de arrendamiento.
Lo usual es que exijan que la empresa no esté en concurso de acreedores y se encuentre al corriente de los pagos en la Seguridad Social y la Agencia Tributaria. También tendrás que presentar tu plan de negocios y tu información crediticia, para que la SGR evalúe el nivel de riesgo que encierra la operación.
Si la SGR acepta tu solicitud, te informará sobre los costes de la operación, que suelen consistir en una comisión de estudio y otra sobre el aval, las cuales dependen directamente de las garantías solicitadas. También tendrás que aportar capital según el importe total cubierto, convirtiéndote en socio de la SGR, pero podrás recuperar esa inversión cuando cese el contrato de alquiler y ya no necesites el aval.