Si eres autónomo o tienes una pequeña empresa, es probable que te encargues de la facturación. Para tener tus cuentas bajo control y evitar errores a la hora de emitir una factura, uno de los conceptos que debes dominar a la perfección es la base imponible.
La base imponible es el punto de partida para realizar el resto de los cálculos fiscales. “Estará constituida por el importe total de la contraprestación de las operaciones sujetas al mismo, procedente del destinatario o de terceras personas”, según la Ley del Impuesto sobre el Valor Añadido.
Por tanto, se refiere al importe bruto o valor neto de los bienes o servicios antes de aplicar cualquier impuesto. Si trabajas como profesional autónomo, por ejemplo, en tu factura tendrás que incluir el IVA y la retención del IRPF. La base imponible es el total sin impuestos ni descuentos que no afecten directamente al precio.
Es importante no confundir este concepto con la base liquidable, que se suele utilizar más en el ámbito tributario general (IRPF e Impuesto de Sociedades) que en las facturas. De hecho, la base liquidable es el resultado tras aplicar las deducciones y bonificaciones a la base imponible.
Ante todo, debes saber qué tipos de tasas se aplican a la factura.
Las facturas pueden estar sujetas a diferentes tipos de IVA, que oscilan desde el 4% hasta el 21%, aunque algunas también pueden estar exentas parcial o totalmente. En ese caso, tendrás que aplicar esta fórmula:
Base Imponible = Total de la factura / (1 + IVA/100)
Por ejemplo, si el total de la factura son 500 € y se ha aplicado un 21% de IVA, tendrás:
Base imponible = 500 € / (1 + 21/100)
Resultado: 413,22 €.
Los profesionales independientes suelen aplicar una retención del 15% o del 7 % durante sus dos primeros años de actividad, por lo que es probable que tengas que utilizar esta fórmula en la mayoría de tus facturas:
Base Imponible = Total factura / (1 + IVA/100 - IRPF/100)
Continuando con el ejemplo anterior, si el total de la factura son 500 €, aplicas un 21% de IVA y un 15% de retención de IRPF:
Base imponible = 500 € / (1 + 21/100 - 15/100)
Resultado: 471,70 €.
Puede parecer un simple tecnicismo, pero saber qué es la base imponible y cómo se calcula te permitirá mantener las cuentas claras.
Cuando emites una factura, la base imponible es la cifra de referencia sobre la que se calculan los impuestos. Un error puede generar una cascada de problemas, desde un IVA mal repercutido hasta un descuadre en tus declaraciones trimestrales. Y en una inspección, esos fallos se pagan con sanciones.
Cuando recibes una factura, es importante que sepas exactamente qué parte corresponde al valor real del producto o servicio y cuál al impuesto. Distinguir la base imponible del IVA o la retención IRPF te permitirá saber lo que estás pagando. Además, podrás comparar diferentes proveedores en base al coste real del producto o servicio.
La diferencia entre base imponible e impuestos no es baladí, sobre todo para los autónomos y las pymes. El IVA que cobras a tus clientes no te pertenece, sino que actúas como un intermediario entre ellos y la Agencia Tributaria. Separar ambas partidas te evitará sorpresas desagradables al final del trimestre y te ayudará a planificar mejor tu tesorería.
Por tanto, recuerda que la base imponible marca el límite entre el precio real de un producto o servicio y los impuestos a los que están sujetos. Tenerlo claro te permitirá comprender mejor las facturas que pagas, emitirlas correctamente y evitarte problemas con Hacienda.