Empezar una aventura empresarial puede ser apasionante, pero también encierra numerosos riesgos, sobre todo desde el punto de vista económico, ya que las probabilidades de que el primer negocio fracase son del 50 %, según el Mapa del Emprendimiento. La falta de financiación, los sobrecostes y no contar con un modelo de negocio claro son los principales factores que llevan a la quiebra a una nueva empresa. Recurrir a diferentes métodos de ahorro te permitirá crear un buen colchón financiero que te ayude a mantenerte a flote durante los primeros años.
El emprendedor actual es ambicioso y aspira a desarrollar un modelo de negocio que le permita crecer rápidamente, pero sus expectativas no siempre se corresponden con la realidad. El Mapa del Emprendimiento detectó que existe una brecha entre los ingresos reales y las expectativas del emprendedor, la cual se va acortando a medida que el negocio genera más beneficios y el empresario conoce mejor el mercado y el funcionamiento de su actividad.
Esto significa que debes asumir que tu negocio no será rentable de la noche a la mañana. Encontrar financiación y poner en marcha la maquinaria empresarial requiere tiempo y paciencia. El tiempo para superar el punto muerto y ser rentable depende de múltiples factores, desde el sector donde operas hasta la inversión que has hecho y los ingresos que generas. Algunos negocios rentables superaron el punto muerto en apenas un año, pero generalmente hay que esperar al menos dos años.
Mientras tanto, necesitas tener unos ahorros que te permitan vivir. Es probable que hasta que tu negocio no sea rentable no puedas pagarte una nómina o que tengas que echar mano a tus ahorros para dar liquidez a la empresa. La buena noticia es que cuando tu negocio despegue, el crecimiento de los beneficios será exponencial.
Antes de poner en práctica cualquier método de ahorro, necesitas conocer tu solvencia económica. Revisa tus movimientos bancarios durante los últimos doce meses y determina qué cantidad necesitas durante un par de años para satisfacer tus necesidades básicas y/o las de tu familia.
Lo ideal es que ahorres mensualmente al menos un 20 % de tus ingresos, aunque si al inicio te resulta difícil puedes comenzar ahorrando un 5 %. Transfiere esos fondos a otra cuenta, para que no caigas en la tentación de utilizarlos. La clave radica en detectar todos los gastos innecesarios y eliminarlos, abrazando hábitos de vida más espartanos. Cuando pongas en marcha la empresa, agradecerás tener ese colchón financiero.
Llevar un registro mensual, semanal o incluso diario de tus ingresos y gastos te irá preparando para administrar tu empresa, además de ayudarte a detectar los gastos superfluos. Puedes anotarlos en un cuaderno o utilizar aplicaciones como Fintonic, que te permite gestionar los datos de diferentes cuentas, obtener balances para saber en qué estás gastando el dinero, además de avisarte si superas el umbral de gasto que has establecido. Esta aplicación es perfecta para detectar esos “gastos hormiga” que, al final, suman a la cuenta, y limitan tu capacidad de ahorro.
Una forma de ahorrar dinero para emprender consiste en buscar fuentes de ingresos complementarias a tu nómina. Puedes dar clases particulares, trabajar como comercial en tus horas libres, escribir para webs especializadas o realizar cualquier otro trabajo con el que te sientas cómodo y para el que tengas formación. Destina esas ganancias adicionales a tu futuro negocio.
Si estás dando tus primeros pasos en el mundo del emprendimiento, deberías comenzar con un negocio que requiera poca inversión. Si la idea funciona, luego podrás hacerla crecer apoyándote en líneas de financiación, socios o inversores. Para saber qué capital necesitas durante los primeros años debes realizar un estudio de mercado minucioso y diseñar tu plan de negocio. Ve ahorrando hasta conseguir esa suma y, si necesitas un empujón adicional, recuerda que con el aval de una SGR podrás negociar condiciones más ventajosas para obtener un préstamo bancario.