Para emprender un negocio y tener éxito es importante no dejar nada al azar. Conocer los pasos para poner en marcha la actividad te permitirá ir tomando las decisiones adecuadas para ir afianzando tu negocio y evitará que incurras en sanciones administrativas que pueden representar un duro golpe económico o dañar la reputación de tu empresa.
Para emprender un negocio no basta con tener una buena idea, es necesario lanzarla en el momento adecuado y de la manera adecuada. No es casual que el 95 % de los responsables de innovación de las empresas a nivel mundial admitan que, a menudo, sus proyectos fracasan antes del lanzamiento, según un informe de Kaspersky.
Con un estudio de mercado podrás analizar la oferta y la demanda, así como los diferentes competidores que existen en el sector donde quieres incursionar. También podrás conocer mejor las características de tu público y obtener información relevante sobre sus gustos, preferencias, necesidades y comportamientos de compra. Con esa información podrás validar o pivotar tu idea de negocio para no tomar decisiones erróneas, como abrir en una zona donde hay demasiada competencia o aplicar precios muy elevados.
Para emprender un negocio necesitarás financiación, ya sea para alquilar y acondicionar el local comercial, adquirir el material que necesitas para trabajar o poner en marcha la cadena de producción. La elección de la fuente de financiación puede determinar el futuro de tu proyecto empresarial. Por eso es importante saber qué capital necesitarás y valorar atentamente los intereses y plazos de amortización.
No te limites a acudir a una entidad bancaria para solicitar un préstamo, existen otras opciones que debes explorar, desde las líneas ICO hasta el crowdfunding o apoyándote en el aval de una SGR, si tienes una idea de negocio innovadora, o incluso el leasing, de manera que podrás usar los bienes o inmuebles que necesitas pagando una renta durante cierto periodo de tiempo y, al terminar el contrato cuando tu negocio haya prosperado, podrás comprarlos pagando el precio residual.
Elegir la forma jurídica más conveniente para tu negocio es clave, pues de ello dependerá la fiscalidad a la que esté sujeta tu actividad y los límites de tu responsabilidad individual. Una opción es trabajar como autónomo, en cuyo caso los trámites para iniciar la actividad son más sencillos y rápidos, pero tendrás que responder por las deudas contraídas con todos tus bienes. Otra alternativa es trabajar como emprendedor con responsabilidad limitada para aprovechar todas las ventajas del autónomo, pero excluyendo tu vivienda habitual de la responsabilidad por las deudas. En ambos casos tributarás por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Si vas a trabajar con otra persona en calidad de socio, tendrás que constituir una empresa. Puede ser una sociedad civil, una sociedad de responsabilidad limitada, una sociedad anónima o una sociedad comanditaria por acciones, entre otras opciones. En todas estas formas jurídicas tu responsabilidad será limitada y se tributa por el Impuesto sobre Sociedades.
Para emprender un negocio, tendrás que realizar una serie de trámites, según la forma jurídica que hayas elegido. Antes de empezar a operar, tendrás que acudir a Hacienda para realizar una declaración previa, además de darte de alta en el IAE y solicitar un NIF, el número de identificación fiscal imprescindible para facturar y realizar cualquier trámite tributario o aduanero.
Para crear una pyme, los trámites son más complejos. Tendrás que acudir al registro mercantil para inscribir tu negocio como sociedad, legalizar los libros de sociedades y registrar las marcas y/o patentes. Por último, tendrás que ir a la Tesorería General de la Seguridad Social para inscribirte como autónomo o dar de alta a la empresa y a los trabajadores que vayas a tener.
Si necesitas abrir un local comercial, nave u oficina para ejercer tu actividad, tendrás que solicitar una licencia municipal de apertura, la cual acreditará que el espacio cumple con las normativas vigentes. Necesitarás presentar un informe o proyecto técnico, realizado por un profesional acreditado, con el correspondiente visado del Colegio Oficial.
Ese informe acredita que el local tiene las condiciones de habitabilidad, cumple con las medidas de seguridad para evitar accidentes, está bien insonorizado, y/o respeta las normas higiénicas en caso de que vayas a desarrollar una actividad de hostelería. Luego tendrás que pagar las tasas municipales y presentar la declaración responsable, junto a la solicitud de licencia de apertura.