Los fondos cotizados llegaron a España hace más de una década, pero ahora se han consolidado despertando el interés tanto de los particulares como de los gestores institucionales. Los ETF brindan un amplio abanico de posibilidades a los inversores, permitiéndoles tomar exposición a diferentes países, sectores y clases de activos realizando una simple operación en Bolsa, la cual se produce en tiempo real y tiene un coste inferior al que suponen otras formas de inversión.
Los fondos cotizados, también conocidos como ETF (exchanged traded funds), “son instrumentos de inversión híbridos entre los fondos y las acciones, que reúnen la diversificación que ofrece la cartera de un fondo con la flexibilidad que supone poder entrar y salir de ese fondo con una simple operación en bolsa”, según la Bolsa de Madrid.
Los ETF replican y rastrean un índice, como el iShares Core S&P 500, que versiona el S&P 500, o el Eurozone Government Bond, que sigue un índice de renta fija. En cambio, fondos cotizados como el Ishares Oil Gas Explr&prod o el Wisdomtree Physical Gold están diseñados para imitar la rentabilidad del petróleo y el oro, respectivamente.
A lo largo del tiempo, la ampliación de la oferta de índices ha producido una diversificación de los ETFs, de manera que en la actualidad existen muchos otros fondos cotizados sectoriales que siguen la industria petrolífera, tecnológica o farmacéutica. También hay ETFs para invertir en divisas y fondos inversos que ganan con la caída de cierto índice.
Los ETFs cotizan en cualquier Bolsa, de manera que se pueden comprar y vender como las acciones. Ofrecen una gran flexibilidad operativa, pues a diferencia de un fondo de inversión tradicional, los fondos cotizados funcionan como acciones, de manera que su valor se calcula en tiempo real, no se determina al cierre del día. Eso significa que no tendrás que esperar a valorar la cartera del fondo y tener un precio al finalizar la sesión, sino que puedes comprar y vender en cualquier momento de la sesión bursátil.
Los fondos cotizados también son una opción de inversión interesante por su transparencia, pues al representar a un índice, podrás conocer en todo momento la composición del ETF y acceder a información en tiempo real de sus cotizaciones. Puedes comprobar sus precios fácilmente durante el horario de contratación. El mercado te ofrece toda la información que necesitas, desde los precios y volúmenes hasta la composición diaria de la cartera del fondo, el valor liquidativo diario y el indicativo en tiempo real.
Otra de las principales ventajas de los ETFs es que sus comisiones de gestión oscilan entre el 0,1 y el 0,9 %, bastante bajas si se comparan con las que aplican los fondos de inversión clásicos, en los que la máxima es de un 2,25 % en España. A las inversiones tradicionales también debes sumar la comisión de depósito, que puede ser de un 0,2 %, más las comisiones de suscripción de hasta el 5 % y de éxito, que alcanza el 18 % respecto a las plusvalías.
Al ser fondos de gestión pasiva, la figura del gestor no es tan importante, de manera que los ETFs no tienen grandes costes internos añadidos. De hecho, algunos brókeres ofrecen tarifas especiales para varios fondos cotizados. Incluso existen productos sin costes de intermediación negociados en determinados mercados. Otros intermediarios tienen una tarifa plana o sin comisiones de custodia.
Sin embargo, una de las principales desventajas de los ETFs es que no permiten aplazar el pago de impuestos si traspasas el dinero. En las inversiones clásicas, solo tributas cuando haces el reembolso de las participaciones en caso de plusvalía, pues es en ese momento cuando se genera un rendimiento positivo que supone una ganancia patrimonial.
En cambio, si quieres cambiar de ETF o trasladar el dinero a un fondo de inversión tradicional, tendrás que pagar la tasa correspondiente, que oscila entre el 19 y el 27 %. Eso se debe a que la Agencia Tributaria aplica a los fondos cotizados la normativa de las acciones, de manera que no hay exención por reinversión. No obstante, hace poco comenzó a diferenciar entre los fondos cotizados nacionales y extranjeros: a los primeros se les aplica la fiscalidad de las acciones y a los segundos la de los fondos.
Por último, debes saber que actualmente en España cotizan cinco ETF ligados al Ibex, pero la mayoría de los brókeres brindan acceso a casi todos los fondos cotizados de la Unión Europea.