El balance general que se realiza a fin de año en las empresas es de suma importancia, ya que no solo permite conocer el funcionamiento del negocio a lo largo de ese periodo de tiempo, sino que también facilita la toma de medidas correctivas de cara al futuro. El ratio de endeudamiento es un indicador esencial de ese análisis ya que permite estimar la viabilidad de la pyme.
El nivel de endeudamiento de una empresa es uno de los indicadores más importantes para valorar su salud financiera. Los emprendedores son conscientes de ello, por lo que no es casual que la deuda empresarial en España se sitúe en mínimos de 15 años, encadenando varios trimestres de contracciones desde 2010, según reveló un informe de Bankia.
El ratio de endeudamiento expresa la proporción entre los recursos propios de la empresa y la financiación externa con la que cuenta. Este indicador refleja si el total de las deudas contraídas es adecuado en relación con los fondos propios que posee el negocio, además de brindar una imagen sobre el nivel de dependencia de la empresa de terceros en términos de financiación.
El ratio de endeudamiento también sirve para evaluar el riesgo financiero, teniendo en cuenta el volumen de recursos externos a los que recurre la empresa para realizar sus funciones. Como regla general, cuanto mayor sea el ratio de endeudamiento, mayor es el riesgo de que la empresa no pueda cumplir con sus obligaciones económicas. Si ese indicador refleja un desequilibrio entre la deuda y el patrimonio, es probable que antes o después la empresa tenga un problema de solvencia.
La medida del endeudamiento de una pyme se calcula aplicando la siguiente fórmula:
Ratio de endeudamiento = (Pasivo (deuda total) / Patrimonio Neto)
Dentro del patrimonio neto o fondos propios se incluye el capital social, las reservas, subvenciones y donaciones, así como las ganancias de ejercicios anteriores, descontando cualquier tipo de pérdida patrimonial.
Dentro del pasivo exigible se incluyen todas las deudas y obligaciones con terceros a corto y largo plazo, ya se trate de préstamos o créditos con entidades bancarias, deudas con proveedores derivadas de la actividad comercial o con cualquier otro tipo de acreedor.
El resultado de esa ecuación indica cuántos euros de financiación externa tiene la pyme respecto a cada euro propio. Un ratio de 0,7, por ejemplo, significa que hay 0,7 euros de capital ajeno por cada uno propio.
Como regla general, el valor óptimo del ratio de endeudamiento oscila entre 0,4 y 0,6. Por encima de ese nivel, la solvencia de la empresa puede verse comprometida, aunque ello depende de las circunstancias particulares de la pyme y el sector donde opera. Las empresas industriales y de la construcción, por ejemplo, suelen necesitar inversiones externas más elevadas, por lo que, si la deuda se planifica bien, un ratio de endeudamiento elevado no debería representar un problema.
De hecho, un ratio de endeudamiento demasiado bajo, inferior a 0,4, podría indicar que la empresa no está aprovechando el margen financiero del que dispone para crecer y ganar en capacidad operativa. Por otra parte, hay que tener en cuenta que todas las deudas no son iguales. Las deudas a corto plazo del crédito comercial, es decir, los aplazamientos en el pago de las facturas a los proveedores, pueden ser una estrategia interesante para impulsar el crecimiento empresarial.
Eso significa que, para analizar el endeudamiento de una pyme, hay que tener en cuenta los estándares del sector donde opera y valorar si la rentabilidad que obtiene, gracias a esa deuda, está por encima o por debajo del coste que supone.