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El contrato mercantil. Todo lo que necesitas saber

18/06/2024
Qué es el contrato mercantil

El contrato mercantil es un documento esencial para que los autónomos y las empresas puedan trabajar con plena seguridad jurídica. Poner por escrito todos los detalles de la relación comercial te brindará más tranquilidad, ya que representa un resguardo desde el punto de vista legal.

¿Qué es el contrato mercantil?

El contrato mercantil determina las pautas de la prestación de servicios entre dos personas físicas o jurídicas. Se trata de un acuerdo mutuo, voluntario y en igualdad de condiciones, en el que la parte contratante, normalmente una empresa, se compromete a pagar cierta suma a quien presta los servicios, generalmente el autónomo.

A diferencia del contrato laboralcon el contrato mercantil el autónomo actúa como un trabajador independiente, no está supeditado a la empresa ni bajo su dirección. Eso implica que la organización no tiene que pagar a la Seguridad Social, ya que las cuotas corren a cargo del autónomo, y que este no será indemnizado por la finalización del contrato, a menos que sea rescindido unilateralmente y en sus cláusulas prevea una penalización.

De hecho, para firmar un contrato mercantil y que sea válido, es necesario que se den algunos requisitos:

  • Ambas partes deben brindar su consentimiento libremente, no puede mediar ningún tipo de intimidación o dolo.
  • Los firmantes deben tener capacidad legal para ejercer sus derechos sin ningún impedimento.
  • El tipo de prestación debe ser lícita y no puede violar ninguna ley vigente.

¿Cuáles son las ventajas del contrato mercantil para los autónomos?

Los autónomos necesitan mecanismos prácticos que les permitan afrontar con éxito un mercado cambiante y competitivo. El contrato mercantil es una de esas herramientas, ya que les permite ganar estabilidad laboral y jurídica mientras preservan su autonomía y flexibilidad. Los principales beneficios que aporta son:

  1. Minimiza los riesgos y brinda seguridad

    Trabajar para clientes sin haber firmado un contrato significa que la relación comercial se puede romper en cualquier momento de manera unilateral y sin previo aviso, lo cual puede dejar al autónomo en una posición de precariedad.

    Con un contrato mercantil te blindas ante esa posibilidad, ya que puedes incluir una cláusula de penalización económica en caso de que la empresa decida prescindir de tus servicios antes del tiempo previsto por causas ajenas a ti. Así, tendrás mayor seguridad laboral y unos ingresos más estables.

  2. Flexibilidad en el trabajo

    A diferencia del contrato laboral, con un contrato de autónomo eres tu propio jefe, por lo que tienes más libertad para planificar las tareas y tu jornada laboral, siempre dentro de los límites pactados con la empresa. Esa autonomía te permitirá conciliar mejor tu vida laboral y personal.

    Además, tendrás un margen de maniobra más amplio para pactar los términos específicos del acuerdo y lograr que se ajusten mejor a tus condiciones. La relación que estableces con la empresa poseerá un carácter más igualitario y colaborativo, lo cual a menudo fomenta un entorno de trabajo positivo y productivo.

  3. Más ingresos y clientes

    Dado que puedes firmar diferentes contratos mercantiles con distintas empresas, según tu capacidad de trabajo, las probabilidades de aumentar tus ingresos a fin de mes son mayores. Tienes la posibilidad de trabajar con varios clientes al mismo tiempo, lo que te permitirá diversificar tus fuentes de ingresos y reducir el riesgo que implica depender de un único contratante.

    Los contratos a autónomos también suponen un gran ahorro para las empresas, ya que eliminan los costes que representa un empleado, por lo que podrían pagarte más por tus servicios. Y si tu cartera de clientes crece, puedes contratar otros empleados.

Cinco beneficios del contrato mercantil para las empresas

El contrato mercantil también se ha convertido en un instrumento esencial para las empresas que quieren adaptarse rápidamente a las demandas del mercado y optimizar sus recursos. A diferencia de los contratos laborales tradicionales, este tipo de acuerdo ofrece una serie de ventajas que van desde la contratación flexible hasta la reducción de costes laborales.

  • Flexibilidad en la contratación. Las empresas pueden ajustar la duración y los términos del contrato a las necesidades específicas del proyecto, sin vincularse a una relación laboral permanente. Esta opción les permite ajustar el número de contrataciones mercantiles, en función de la carga de trabajo y la demanda del mercado, para adaptarse mejor a las fluctuaciones del sector sin comprometer la viabilidad del negocio.
  • Acceso a talento especializado. En un mundo donde la especialización y la experiencia técnica son un activo cada vez más valorado, contratar a autónomos con habilidades y conocimientos específicos permite a las empresas abordar proyectos complejos de manera más eficaz. Estos profesionales no solo enriquecen el equipo de trabajo con conocimientos avanzados y perspectivas frescas, sino que también garantizan que las tareas sean ejecutadas con un alto nivel de competencia.
  • Rapidez en la contratación. En un entorno que demanda agilidad y adaptabilidad, la sencillez de los contratos mercantiles es uno de los factores que más valoran las empresas. Con estos acuerdos, evitan los largos procesos de selección de personal y eluden, en gran medida, la burocracia que implican los contratos laborales tradicionales. La posibilidad de establecer términos claros y precisos también acelera el inicio del trabajo, algo esencial en proyectos que requieren una respuesta inmediata y eficiente.
  • Reducción de costes laborales. Al no estar sujetas a las obligaciones fiscales que emanan de los contratos laborales tradicionales, como el abono de las cuotas de la seguridad social o las vacaciones pagadas, las empresas pueden optimizar sus recursos financieros. Los contratos comerciales también eliminan los gastos administrativos relacionados con la gestión de personal, como el seguimiento de las horas trabajadas y la administración de nóminas. En proyectos de corta duración o en situaciones que demandan una gran flexibilidad laboral, estas ventajas son esenciales para ajustar el presupuesto y maximizar el retorno de la inversión.
  • Enfoque en los resultados. El contrato mercantil normalmente se centra en el cumplimiento de objetivos y la entrega de resultados específicos en un plazo de tiempo determinado, lo que fomenta una mayor productividad y eficiencia en la ejecución de las tareas. Las empresas no tienen que supervisar constantemente el trabajo del autónomo ni realizar evaluaciones de desempeño porque suele tratarse de profesionales muy motivados que saben que su compensación económica y la posibilidad de futuros contratos dependen de su desempeño.

    ¿Qué tipos de contratos mercantiles existen?

    Existen diferentes tipos de contratos mercantiles, según el tipo de relación comercial que se establece. Los más comunes entre las empresas y los autónomos son:

    1. Contratos de suministro. Este tipo de acuerdo es primordial en el funcionamiento de muchas empresas, ya que les garantiza el flujo constante de productos o servicios que necesitan para operar. Básicamente, es un convenio mediante el cual una parte se obliga al suministro de bienes o servicios de manera periódica, a cambio de su pago. Por ejemplo, un diseñador gráfico autónomo puede tener un contrato de suministro con una discoteca, en el que se compromete a proporcionar regularmente diseños gráficos para promocionar los eventos, a cambio de un pago mensual.
    2. Contratos de obra. En este caso, una de las partes se compromete a realizar determinada obra o crear cierto producto y la otra a su pago, siempre que se cumplan las condiciones acordadas por ambos. Por ejemplo, un arquitecto que trabaje por cuenta propia puede firmar un contrato de obra con una empresa para proyectar y supervisar la reforma de una nueva oficina o local.
    3. Contratos de transporte. Habituales en el mundo del comercio y la logística, en este tipo de contrato comercial una de las partes se obliga a conducir a personas o bienes de un lugar a otro usando determinado medio en el plazo fijado y a cambio del precio pactado. Un conductor de camión que trabaje como autónomo podría tener un contrato con una empresa de logística para transportar mercancías desde un almacén a un centro de distribución.
    4. Contratos de agencia. Común en el sector inmobiliario, de la distribución y el comercio minorista, en este tipo de contrato comercial el agente actúa como intermediario independiente en representación de una empresa, promoviendo y vendiendo sus productos o servicios ante terceros a cambio de una remuneración. Un autónomo, por ejemplo, puede actuar como representante de ventas para farmacéuticas o promoviendo pólizas para las aseguradoras.
    5. Contratos de comisión. Es un acuerdo en el que una parte se compromete a realizar una actividad específica, como la venta de bienes o la prestación de servicios, en nombre y por cuenta de otra, a cambio de una comisión. Tal es el caso de un artesano que contrate los servicios de un comisionista para que venda sus productos en tiendas locales o ferias de artesanía. A diferencia del contrato de agencia, el comisionista actúa en nombre del comitente, pero no tiene poder de representación legal ni capacidad para negociar contratos en nombre del comitente.

     

    Otro tipo de contrato comercial es el TRADE (Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes). Este acuerdo se firma cuando el autónomo recibe un 75% o más de sus ingresos de un solo cliente, por lo que tiene una dependencia de este. A diferencia de otros contratos mercantiles, en este caso el autónomo tiene derecho a cobrar una prestación por desempleo, si es despedido o si el cliente incumple su parte del acuerdo. También puede disfrutar de 18 días de vacaciones no remuneradas y de permiso de maternidad.

    ¿Cómo hacer un contrato mercantil?

    Para que el contrato mercantil sea legítimo, debe contener al menos esta información:

    • Identificación de las partes implicadas. El contrato mercantil debe tener el NIF, nombre comercial, razón social y domicilio de la empresa y el autónomo, así como la firma de ambos.
    • Objeto del contrato. El documento debe dejar claro cuáles son los servicios brindados.
    • Obligaciones y derechos. El contrato mercantil debe recoger las condiciones con las que ambas partes se comprometen, así como las posibles penalizaciones en caso de incumplimiento de las mismas.
    • Duración. Es conveniente indicar el periodo de validez del contrato, señalando la fecha de inicio y fin de la relación comercial.
    • Forma de pago. El contrato comercial debe reflejar la forma de pago, el precio total del servicio, incluidos los impuestos, la manera en que se abona y los plazos de pago.

    Dado que la empresa no cotiza por el autónomo ni le paga una nómina mensual, debes emitir una factura cuando termines el trabajo. Esas ganancias están sujetas a los impuestos y debes pagar tus cuotas a la Seguridad Social. No obstante, el contrato mercantil te brinda seguridad y es una garantía legal en tus relaciones laborales, además de ayudarte a proyectar una imagen más profesional, por lo que es importante que lo uses en tu día a día.

    Categoría: Recursos Humanos
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