La carga fiscal que soportan los autónomos en España supera en ocho puntos la media europea, por lo que cualquier gasto deducible siempre es bienvenido.
El año pasado se ampliaron los gastos que pueden deducir los autónomos, incluyendo un porcentaje de las facturas del hogar, pero como la Agencia Tributaria mira con lupa estas deducciones, es importante que tengas claro qué condiciones debe cumplir el alquiler o la hipoteca para ser gastos deducibles.
Hacienda aplica tres criterios para determinar los gastos deducibles de los autónomos:
1. Los gastos tienen que estar relacionados con la actividad económica que realices.
2. Cada gasto debe tener su correspondiente factura o recibo.
3. Todos los gastos deducibles tienen que estar registrados en los libros contables.
Cuando trabajas en casa, es más difícil separar los gastos privados de los que corresponden a tu actividad como autónomo. Por eso sólo podrás deducir el porcentaje de los gastos en los que incurres para realizar tu trabajo.
Para incluir el alquiler de la vivienda dentro de las deducciones de autónomo, tienes que notificar a la Agencia Tributaria el espacio donde desarrollas tu actividad. En el modelo 036 o 037 podrás especificar los metros cuadrados de la vivienda que dedicas a tu negocio. Lo usual es que sea una o dos habitaciones, por lo que representará entre un 15-30% de la vivienda.
Si estás pagando un alquiler, para incluirlo como gasto deducible es imprescindible que el contrato esté a tu nombre y que tengas una factura diferenciada en la que se aplique el IVA ya que el alquiler de locales para negocios se grava con este impuesto. Por tanto, tendrás que pedirle a tu casero que te haga dos facturas, una de ellas con IVA, que es la que incluirás en tus libros contables.
Si estás pagando una hipoteca, tendrás que aplicar la misma regla proporcional, hasta un máximo del 30%, a menos que pruebes que realmente destinas al negocio una superficie mayor de la vivienda. En cualquier caso, no sólo podrás deducir los intereses de la hipoteca, sino también las amortizaciones por el desgaste del inmueble, los gastos del seguro de hogar e incluso los impuestos locales como el IBI.
No obstante, a la hora de presentar el IRPF se aplican distinciones importantes entre una hipoteca de vivienda no deducible, vigente para los contratos firmados antes de 2013, y una hipoteca de vivienda deducible. En el último caso, no podrás desgravar el porcentaje de la vivienda que dedicas a tu actividad ya que la deducción es por adquisición de vivienda habitual. Ese porcentaje se reserva para las deducciones como autónomo.