Si tienes un negocio, es importante que sus cuentas estén cuadradas. Un buen control contable te permitirá supervisar las actividades y movimientos para asegurarte de que todo se desarrolla según el plan estratégico que has trazado. Una de las herramientas de control económico más importantes es la conciliación bancaria, pues te permitirá detectar y corregir posibles desviaciones que podrían afectar a la salud financiera de tu negocio.
La conciliación bancaria consiste en comprobar los registros de los libros contables de la empresa con los extractos de las cuentas corrientes para detectar potenciales diferencias y realizar las correcciones o ajustes que sean necesarios. A través de esta operación, verificas que la cuenta bancaria refleja fielmente lo que ocurre en la contabilidad de tu empresa.
Lo ideal es ir comprobando cada uno de los asientos contables minuciosamente, razón por la cual se recomienda no dejar pasar demasiado tiempo entre una conciliación y otra. Mientras más meses transcurran, más difícil será cuadrar las cuentas.
Este procedimiento, cuyo principal objetivo es mantener las cuentas y los movimientos bancarios bajo control, debería realizarse al final de cada mes, comparando el extracto de la entidad bancaria con las operaciones registradas de gastos e ingresos durante ese periodo de tiempo.
No obstante, su frecuencia dependerá de factores como el tamaño de la empresa y el volumen de las transacciones. Si tu negocio realiza muchos movimientos bancarios, deberías hacer la conciliación al menos cada 15 días, pues de lo contrario se convertirá en una tarea bastante engorrosa.
La conciliación bancaria es mucho más que un simple ejercicio contable, es una práctica que aporta claridad y confianza en la gestión financiera de tu pyme. Cuando alineas tus registros internos con los informes del banco, no solo te aseguras de que cada transacción esté registrada correctamente, sino que también puedes detectar posibles errores antes de que se conviertan en problemas mayores.
Conocer los diferentes tipos de conciliación bancaria te ayudará a elegir la modalidad más adecuada para tu negocio. Así podrás llevar una gestión financiera más eficiente, que te ayude a mantener tus cuentas en orden y prevenir problemas fiscales de cara al futuro.
Cuando hagas la conciliación bancaria, encontrarás básicamente dos tipos de inconsistencias: temporales o permanentes. Las inconsistencias temporales se deben a un descuadre entre la fecha que reflejan los libros contables y la del extracto bancario. En cambio, las inconsistencias permanentes son errores que comete la empresa o el banco al contabilizar los apuntes en cuestión.
Existen diferentes razones por las cuales el saldo final del banco no cuadra con la información que contienen los libros contables de tu negocio:
Para realizar la conciliación bancaria, necesitas información de dos fuentes contables distintas: los extractos bancarios y los libros contables. Los extractos bancarios recopilan todos los movimientos de las cuentas de tu empresa, indicando su concepto, la fecha y el importe.
Lo habitual es que cada cierto tiempo, generalmente de manera mensual, el banco te envíe un estado de la cuenta con todos los movimientos registrados. Las entidades bancarias se rigen por la norma 43 de la Asociación Española de Banca, la cual regula las características del archivo en el que se reflejan los movimientos de la cuenta corriente y que usarás para realizar la conciliación bancaria.
Por otra parte, debes consultar:
Para facilitar esta tarea, sobre todo si tienes que lidiar con un gran volumen de operaciones, puedes dividirlas por periodos de días o semanas. Lo habitual es comenzar comprobando el saldo inicial y final para ver si existe alguna diferencia. Si es así, tendrás que revisar y verificar cada uno de los movimientos, punteando las operaciones correctas, para encontrar la diferencia o error.
Revisa la información del libro diario y el libro de ventas para comprobar si concuerda con los movimientos de “Haber” que se han producido en la cuenta empresarial.
Constata si los datos del libro diario y el registro de gastos coinciden con los movimientos de “Debe” en la cuenta bancaria del negocio.
Además de comprobar la información interna con el registro bancario, realiza la suma de todas las operaciones para asegurarte de que no existen errores.
En cualquier caso, recuerda que no es inusual que los saldos sean diferentes. Los errores más comunes consisten en duplicar un registro u olvidar contabilizar un movimiento. También es habitual equivocarse al colocar una coma o invertir el orden de los dígitos.
La diferencia no siempre es un error, en algunos casos puede deberse a la aplicación de un criterio de devengo diferente. Por ejemplo, la entidad bancaria no registra una operación hasta que no la contabiliza, pero como pyme es posible que ya hayas reflejado esa actividad en tus libros contables. En esos casos, solo tendrás que realizar una anotación contable para dar seguimiento a la diferencia.
También es recomendable llevar un historial de los ajustes que hagas para tener futuras referencias de las discrepancias. Cuando hayas terminado de corregir los errores y realizar los ajustes, tendrás que conciliar nuevamente para verificar que los saldos coinciden y que la información concuerda, es precisa y está completa.
Por último, cabe aclarar que no vale establecer una partida conciliatoria y olvidarte del descuadre. Si acumulas partidas conciliatorias, terminarás con una contabilidad alejada de la situación real de tu pyme y cada vez será más difícil cuadrar las cuentas.
Tanto por motivos legales como prácticos, es recomendable que tengas la información contable de tu negocio al día. Eso significa que tendrás que realizar la conciliación bancaria con cierta periodicidad, un proceso que te llevará tiempo, sobre todo a medida que tu empresa crezca.
La buena noticia es que existen programas específicos de gestión de tesorería que pueden encargarse de esa tarea, garantizando la integridad de los registros contables de tu pyme y una gestión financiera más eficaz.
Softwares como Quipu, Sage o Holded ofrecen soluciones de gestión de facturación, tesorería e impuestos. Normalmente, estos programas centralizan todas las cuentas bancarias de la empresa, lo que implica una gran ayuda si tienes en cuenta que los reportes de cada banco o entidad, así como sus sistemas internos, suelen tener diferentes formatos y aportan datos distintos, lo que dificulta aún más la conciliación bancaria.
Estas soluciones de software también suelen sincronizar en tiempo real los movimientos bancarios y los asocian con las facturas correspondientes o, en el caso de que no existan, crean la factura, ticket o nómina. Algunos, incluso, permiten añadir reglas para agilizar la conciliación de los movimientos recurrentes o brindan propuestas de conciliación masiva para que no tengas que aceptarlas y validarlas individualmente.
Con la tecnología, una tarea que suele ser tediosa y propensa a errores se convierte en un procedimiento más sencillo y rápido que te ahorra tiempo y recursos, mientras te proporciona una visión más clara de la situación financiera de tu negocio en cada momento.