La gestión de las facturas es uno de los principales dolores de cabeza de muchos autónomos y pymes españolas. Desde 2017 el periodo medio de pago ha ido aumentando, hasta llegar a ser de 88 días, sobre todo cuando los clientes son grandes empresas, de las cuales solo el 12,54 % pagan con puntualidad, según reveló el informe sobre el Comportamiento de Pago de las Empresas Españolas. El factoring es una estrategia interesante para obtener la liquidez que necesitas sin asumir deudas.
El factoring es una operación mediante la cual la empresa cede sus facturas a otra compañía para que esta gestione los cobros. La empresa que transfiere las facturas se denomina “cedente” y quienes las cobran son las “empresas de factoring” o “factor”. Para realizar esa operación y asumir el riesgo que representan los impagos, la empresa de factoring cobrará un porcentaje de comisión sobre las facturas.
La ventaja más evidente del sistema factoring es que genera una liquidez inmediata. No tienes que esperar hasta que tus clientes paguen ni tendrás que gestionar pagarés para financiar las operaciones, podrás cobrar las facturas apenas las emitas.
El factoring es un servicio externo de gestión del cobro de las facturas, por lo que no tendrás que dedicar recursos adicionales a estas operaciones, lo que te permitirá enfocarte en los procesos esenciales de tu negocio.
La posible insolvencia de los clientes no representa un peligro para tu negocio ya que la empresa de factoring suele asumir ese riesgo. Se trata de un detalle importante ya que el 64 % de las empresas españolas sufre las consecuencias de la morosidad, el 27 % afronta impagos significativos y el 9 % corre riesgo de cerrar por esta razón. La empresa de factoring también asumirá los riesgos que entrañan los pagos en monedas extranjeras, debido a los cambios negativos en el mercado de divisas.
A diferencia de las líneas de crédito o los préstamos para hacer frente a la necesidad de liquidez, con el factoring no generarás deudas. Así el balance de tu negocio estará saneado y te resultará más fácil obtener un crédito en el futuro, si lo necesitas.
Las empresas de factoring no se encargan únicamente del cobro de las facturas, también brindan servicios financieros y comerciales. El análisis de tu cartera de clientes y el riesgo que implica puede servirte como punto de partida para mejorar o elegir mejor a tus clientes.
La empresa de factoring analizará en profundidad al cedente y sus clientes, para asegurarse de que sean solventes y pueda cobrar las facturas de las que se va a hacer cargo. Luego el factoring se formaliza a través de un contrato, en el que se determinan los clientes con los que se trabajará, se brinda la autorización para el cobro de las facturas y se precisan los servicios que ofrecerá la empresa de factoring.
Ese contrato implica, por una parte, una condición de exclusividad ya que no puedes ceder las facturas a otra empresa y, por otra parte, que cedes todas las facturas a cobrar de los clientes pactados.
En este punto puedes elegir entre dos tipos de factoring:
Tu negocio no tendrá ninguna responsabilidad si tus clientes no pueden hacer frente a los pagos. La empresa de factoring es quien asume las pérdidas y se encarga de gestionar los impagos. Esta modalidad de factoring es muy segura ya que te protege de la insolvencia de tus clientes, pero también es más cara ya que funciona como una especie de seguro contra impagos.
En esta modalidad la empresa de factoring solo gestiona y cobra las facturas de tus clientes, pero no se hace responsable en caso de impagos. Significa que tendrás que hacer frente a las pérdidas y cobrar las facturas impagadas. Si tienes clientes fiables, pero que suelen tardar en paga, es una opción interesante ya que implica menos comisiones.