La financiación es esencial para el desarrollo y la supervivencia de las pymes y autónomos. En las primeras etapas, proporciona los recursos necesarios para emprender la actividad y, más adelante, contribuye a su expansión. La falta de capital a menudo limita la capacidad de los negocios para aprovechar las oportunidades de crecimiento, conduciéndoles al estancamiento o, incluso, al cierre. En cambio, las fórmulas de financiación adecuadas permiten gestionar mejor el flujo de caja, afrontar los imprevistos con mayor estabilidad, innovar y ganar en competitividad.
Es la forma de financiación más habitual a la que recurren las empresas y autónomos, sobre todo para expandir sus negocios o adquirir activos. De hecho, existen diferentes modalidades, como los préstamos para capital de trabajo o para inversiones. Básicamente, la entidad financiera te facilitará el capital que necesites a condición de que lo devuelvas con intereses, pagando una serie de cuotas durante el plazo de tiempo que hayáis pactado.
Es una fórmula de financiación flexible destinada, fundamentalmente, a cubrir necesidades del negocio a corto plazo. La entidad bancaria pondrá a tu disposición un capital que puedes utilizar en función de tus necesidades, de manera que pagarás intereses por la cantidad que hayas utilizado y una comisión menor por el total dispuesto.
Este tipo de financiación se suele usar para cubrir los desfases de liquidez que se generan al inicio de un proyecto o las brechas temporales en el flujo de caja, de manera que puedas pagar a tiempo a tus proveedores y empleados en etapas de ingresos variables.
Los inversores no solo aportan capital a las pequeñas y medianas empresas, sino también su conocimiento, experiencia y redes de contactos. No obstante, tendrás que ceder parte del control y la propiedad del negocio.
Generalmente, esta forma de financiación proviene de las sociedades de capital riesgo o los business angels, que invierten en empresas emergentes con un buen potencial de crecimiento y esperan recibir el retorno de su inversión en el tiempo pactado. También existen opciones como el crowdlending a través de plataformas como MytripleA, Ecrowd o Colectual, que permiten recaudar fondos y, a la vez, validar la idea en el mercado.
En España, existen distintos programas de financiación pública especialmente diseñados para apoyar el crecimiento, la innovación y la competitividad de las pymes y autónomos, desde las subvenciones a “fondo perdido” hasta los préstamos blandos, que implican la devolución del capital con unos intereses y plazos más convenientes.
Las ayudas del Instituto de Crédito Oficial (ICO) son las más conocidas. La línea ICO Empresas y Emprendedores, por ejemplo, sufraga proyectos de inversión, actividades empresariales y/o necesidades de liquidez o gastos. En cambio, los programas del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) se enfocan en financiar proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).
También puedes contar con las líneas de financiación ENISA para las pymes de reciente creación y las que quieran expandirse, así como con las ayudas autonómicas, que incluyen desde subvenciones a fondo perdido hasta bonificaciones fiscales o incentivos a la contratación. Sin olvidar los fondos de recuperación Next Generation EU, que impulsan proyectos de digitalización, sostenibilidad y resiliencia.
Los avales de las sociedades de garantía (SGR) son un mecanismo para garantizar financiación a través de terceros, que aporta seguridad jurídica a las transacciones. Mediante un aval financiero, el banco reduce su riesgo, pues si faltas a tus obligaciones, reclamará la deuda al avalista. Por otro lado, el aval comercial se utiliza para garantizar el pago en la compraventa de bienes o cuando se fraccionan los pagos a los proveedores.
Además de facilitar el acceso a la financiación, los avales también permiten ampliar el capital. Además, si cuentas con el respaldo de una SGR, podrás negociar condiciones más ventajosas, como unos intereses más bajos o plazos de devolución más amplios.
Puedes usarlos para cubrir diferentes necesidades. Por ejemplo, Water Challenge recurrió a Avalmadrid para mejorar las condiciones de la financiación destinada a impulsar el desarrollo y comercialización de una tecnología novedosa para convertir residuos en recursos. EuroXogal, una empresa industrial de mecanizados, contó con el aval de Sogarpo para mejorar su proceso productivo y adquirir maquinaria, mientras que Neuro Avanzo tuvo el apoyo de Aválam para ampliar sus instalaciones, modernizarlas y lograr que fueran más funcionales para sus pacientes neurológicos.
En resumen, existen diferentes tipos de financiación para empresas y autónomos. La elección de una u otra puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de tu proyecto. Por eso, es importante que explores todas las opciones y te decantes por la que mejor se adapte a las características de tu negocio.